Sustentabilidad y Tendencia al “Cero Consumo de Energía”
De manera reciente el IMEI realizó el panel “Protección, Control de Incendios y Seguridad del Data Center, donde se abordaron los temas de normatividad, protección contra incendio mediante rociadores, seguridad, monitoreo y control de sistemas electro mecánico e integración de sistemas.
El cambio climático, uno de los temas cotidianos causante de las más recientes catástrofes mundiales, es en gran medida el detonador para el desarrollo de nuevas e innovadoras propuestas en diversas áreas de estudio como la ingeniería, arquitectura, biotecnología, telecomunicaciones, entre otras.
En este escenario, el concepto de sustentabilidad adquiere relevancia al crear ecosistemas idénticos o semejantes que perduren en el tiempo. Para ello, la integración de los sectores involucrados en el desarrollo y uso de tecnología de vanguardia son parte fundamental para lograrlo.
Al respecto, los desarrollos arquitectónicos actuales van más allá de reducir a corto plazo el ahorro energético, ya que ahora la tendencia es el Edificio Energía Cero, (EEC) lo cual pese a lo utópico que parezca se aplica a los edificios con un consumo de energía neta cercana a cero en un año típico, en donde la energía proviene del propio edificio mediante fuentes de energías renovables.
La importancia de realizar este tipo de edificios implica una solución potencial a toda una gama de problemas sociales y ambientales como por ejemplo la reducción de las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) y depender de la energía fósil para el funcionamiento de los sistemas de climatización.
Hay ejemplos recientes de construcción de ciudades enteras “cero energía” como el caso de Dongtan cerca de Shanghai, China. En Japón se han equipado sectores urbanos con calefacción y refrigeración distrital distribuyendo agua caliente y fría como un servicio público más.
Sin embargo, este término recién acuñado no es más que el resultado de las tendencias, desarrollos y logros en la materia ya que la historia nos remonta a la creación de los rascacielos como los de Nueva York y Chicago, en donde fue necesario la integración de los elementos tecnológicos y técnicos de los proyectos denominados Energy Manager (administración de la energía) que involucra la automatización, control, seguridad, sistemas de comunicación, datos, entre otros, y que en los Estados Unidos fue impulsado mediante el Intelligent Building Institute (Instituto del Edificio Inteligente).
En los años noventa en México, se dio el “boom” de la automatización que fomentó la incorporación de las tecnologías de punta para evitar demoras en la operación de los edificios como el encendido y apagado de luces en áreas generales, tareas realizadas de manera manual. Otro factor fue la incorporación de las computadoras y el software que pasó de ser de un propietario o fabricante y hacía muy cara la inversión a ser de la masa y con ello, los proyectos privilegiados en presupuesto que podían acceder a tecnología, se volcaron ante la apertura tecnológica.
Constituido en la ciudad de México como una asociación civil, en 1991 nace el Instituto Mexicano del Edificio Inteligente, A.C., IMEI, que difunde la planeación, construcción, equipamiento y operación de los Edificios Inteligentes y dentro de sus estatutos establece que estas edificaciones deben contar con eficiencia en el uso de energéticos, adaptabilidad a un bajo costo a los continuos cambios tecnológicos requeridos por sus ocupantes y su entorno, máxima seguridad para el entorno, usuario y patrimonio para proveer un entorno ecológico interior y exterior habitable y sustentable, altamente seguro que maximice la eficiencia en el trabajo a los niveles óptimos de confort en sus ocupantes, automatización de la actividad siendo eficazmente comunicativo en su operación y mantenimiento, predicción y prevención refaccionamiento virtual, operación y mantenimiento bajo estrictos métodos de optimización.
En ese sentido una de las características que debemos resaltar para los llamados edificios sustentables es el acceso a la tecnología, pero sobre todo el desarrollo en las comunicaciones en la parte de los sistemas de control que son más económicos, además con ello, el desarrollo de proyectos arquitectónicos que logran un alto aislamiento térmico, introducen vegetación, iluminación natural como complemento de la artificial, bombas de calor y frío que permite circular agua a distintas temperaturas manteniéndolo climatizado, y más aún en la refrigeración, mediante la evaporación del agua durante la noche, misma que al condensar a menor temperatura, se almacena en un estanque para luego hacerla circular mediante un sistema computarizado.
Asimismo, desde su trinchera, los diseñadores utilizan herramientas sofisticadas de simulación numérica que permiten considerar una amplia gama de variables de diseño tales como orientación del edificio (respecto del sol), tipo y ubicación de ventanas, sombras proyectadas por otros edificios o por el propio edificio sobre sí mismo, la profundidad del vidriado respecto de la superficie exterior de muros, valores del aislamiento térmico en casa, contenido de calor sensible y calor latente del aire, la eficiencia de la calefacción, iluminación y otros equipamientos así como el clima local. Estas simulaciones ayudan a los diseñadores a saber cómo se comportará el edificio antes de que se construya, y les permitirá modelar las implicaciones financieras y costos de construcción.
Hablando de casos en este tipo de construcciones, se encuentran la Torre Mayor, Torre HSBC, hoteles, así como la zona de Santa Fe, todos ellos en la ciudad de México que cuentan con un alto grado de integración. En el caso de la Torre Ejecutiva HSBC, su construcción finalizó en el 2006 y su costo aproximado fue de 150 millones de dólares, cuenta con 23 pisos de oficinas y 12 niveles en el estacionamiento, sumando en total 136 metros de altura.
Los principios ambientales en el diseño de la Torre HSBC redundan en la reducción del consumo eléctrico y de agua, que incluye equipo sanitario de bajo consumo, colectores pluviales, una planta de tratamiento de aguas residuales además de un uso eficiente de agua no potable. De acuerdo con directivos de HSBC, el edificio utilizará un 55% menos de agua y 40% menos de energía eléctrica que otras estructuras semejantes, lo que permitirá reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera.
La torre cuenta con un sistema de vigilancia y control electrónico del inmueble que monitorea el funcionamiento del circuito cerrado de televisión, controla los accesos, sistemas de detección de incendios y evacuación, aire acondicionado y elevadores. Este sistema es el “cerebro” que controla las instalaciones y equipo del edificio.
Tecnológicamente destacan: un espacio de 660 m2 para centro de cómputo; 1,200 kilómetros de cables de datos; 50,000 GB de almacenaje en disco; 100% de telefonía y el 50% de ésta tiene capacidad para videollamadas; 69 salas de juntas con pantallas de plasma y conexión de Internet inalámbrica; 14 medios de videoconferencias y sistemas de impresión inteligentes.
Otro caso es la Torre Mayor, el primer edificio en Latinoamérica en contar desde su diseño con 98 amortiguadores sísmicos y con sistemas que sobrepasan los códigos de protección contra temblores. La inversión en la construcción y puesta en operación fue de 250 millones de dólares, y posteriormente otros 50 millones de dólares más en acabados.
Cada piso cuenta con un sistema de acondicionamiento ambiental y un controlador de aire para hacer más eficiente su consumo, por lo que las personas que se encuentren en su interior respirarán el aire más limpio de la ciudad. En lo que respecta a la seguridad, se integraron sistemas de detección contra incendio, voceo, alarmas, control de accesos, escaleras presurizadas, rociadores automáticos, red de hidrantes, extractores de humo y circuitos cerrados de TV. Además, utiliza un innovador sistema para el reciclaje de agua, a fin de asegurar que quienes ocupen sus instalaciones puedan reducir al mínimo sus requerimientos de agua y energía.
La Torre ubicada en la avenida Paseo de la Reforma, tiene una altura de 230 metros y 55 pisos, además de 4 niveles de estacionamiento, y el edificio está equipado con 29 ascensores, 73,900 metros cuadrados de espacio de oficina, y un helipuerto.
Por otro lado, el World Trade Center surgió de la necesidad de un rescate urbano en la Ciudad de México. Este proyecto implicó más de 3 años de trabajo que darían como resultado uno de los edificios más importantes de nuestro país, considerado por su funcionamiento un Edificio Inteligente. Cuenta con un soporte operativo que garantiza el funcionamiento idóneo de todos sus espacios, de esta manera, la operación del World Trade Center funciona a partir de 3 sistemas:
1. El sistema de automatización, seguridad y control, integrado por subsistemas de alarmas, de monitoreo, de control de accesos e iluminación. A través de este sistema se controlan los detectores de humo y alarmas contra incendio, programados para que después de 3 minutos se active de forma automática un sistema de voceo que indica que se debe desalojar la zona.
Este Centro es básico para el control operativo del World Trade Center, pues a través de él se coordina y vigila lo que sucede dentro de las instalaciones de este centro de negocios. Cuenta con 33 cámaras de circuito cerrado, ubicadas estratégicamente para lograr una cobertura total, además de un sistema de monitoreo apoyado por personal de seguridad pública, seguridad privada y protección civil de WTC.
Dentro de este sistema de automatización se controla también la iluminación que define el horario de encendido y apagado de las luces para un uso eficiente de la energía eléctrica. Además de controlar el acceso en áreas restringidas.
2. Infraestructura de telecomunicaciones capaz de albergar hasta 100 mil líneas telefónicas, ello implica la posibilidad de proporcionar un servicio eficiente para condóminos y expositores, pues al contratar algún espacio en la Torre o en el Centro de Exposiciones pueden solicitar la cantidad de líneas telefónicas que requieran.
3. Red de datos con la capacidad de conectarse a bases de información de todo el mundo, a través de un distribuidor de enlaces digitales que permite conexiones inmediatas.
Una parte fundamental para el funcionamiento del World Trade Center está determinado por las subestaciones eléctricas y las plantas de energía de las cuales depende la alimentación y distribución de energía eléctrica a las instalaciones. A través de estas subestaciones se alimenta de forma seccionada el alumbrado, los elevadores y el aire acondicionado.
Cuenta además con generadores de agua helada, una cisterna para 10 mil toneladas de agua, un sistema de bombeo que distribuye agua potable a todas las instalaciones. Además de un sistema de rociadores y bombas de agua para activarse en caso de incendio, coordinado por el sistema de emergencia contra incendios.
Estos ejemplos, entre otros, se han concretado y se gestan cada día más, y representan algunas de las propuestas arquitectónicas sustentables que sin duda serán las tendencias a corto, mediano y largo plazo no sólo para las edificaciones arquitectónicas sino para los proyectos residenciales, comerciales e industriales y un área de oportunidad para las empresas vanguardistas de automatización y control que integran los sistemas de manufactura y los sistemas empresariales (logística, inventarios, manejo de órdenes, proveedores, planeación de materiales, procesos de decisión. Esta integración representa una ventaja competitiva para llegar a ser una empresa que participe en la nueva forma de hacer negocios.
“Es necesario tomar conciencia sobre la manera como deben enfocarse los diseños arquitectónicos, y hacerse responsables de que todas las ideas propuestas en las ciudades estén respaldadas por decisiones respetuosas hacia el medio ambiente”, afirmó Jorge Tamés y Batta, director de la Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM al inaugurar el Segundo Congreso Internacional de Arquitectura con Alta Tecnología Bioclimática y Diseño Sustentable.
Este Congreso, tiene como finalidad despertar ese saber en todos los asistentes, sobre todo, en los estudiantes de la Facultad, pues es de interés fomentar una cultura de conservación del entorno y para ello, urbanistas, arquitectos y arquitectos del paisaje, deben concebir los espacios citadinos y obras como proyectos, donde el aprovechamiento de los recursos integre al máximo el uso de la energía renovable, y con ello se garantice un mejor futuro.
Se puede referir a la sustentabilidad como una combinación de interrelaciones entre medio ambiente, arquitectura y tecnología; sin embargo, no se puede hablar de ella sin resultados que propicien una conciencia social, refirió Marcos Mazari Hiriart, l. jefe de la División de Educación Continua y coordinador de Intercambio Académico de la FA.
fuente: www.imei.org.mx
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Fuentes:
• “Práctica de Torre de Enfriamiento” del Instituto Tecnológico de Toluca, Ingeniería Química, Laboratorio Integral (Iii-B).
• “Metodología de Torres de Enfriamiento de Agua” de la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (CONUEE).
• www.quiminews.com