Ing. M.A. Luis Humberto Zermeño Calderón
Director General de Luzesa S.A. de C.V.
Muchos de los biocontaminantes que entran a los ductos tienen la capacidad de permanecer vivos durante suficiente tiempo para reproducirse creando verdaderas colonias de gérmenes que tarde o temprano llegarán a los pulmones de los ocupantes del edificio.
Por esta razón es importante que al momento de ejecutar la limpieza de los ductos, sean empleados desinfectantes óptimos que se encarguen de eliminar estos microorganismos que suelen ser perjudiciales para la salud.
Debido a que la limpieza de los ductos se lleva a cabo cada 3 ó 5 años, durante este tiempo es inevitable que se alojen gérmenes dentro del sistema, por lo que existen métodos de desinfección posteriores al mantenimiento de ducterías, que garantizan una mejor calidad del aire, sobre todo en lugares críticos como hospitales, laboratorios farmacéuticos, correas transportadores de alimentos, frigoríficos, entre otros.
Un método de desinfección muy efectivo es el uso de lámparas germicidas que emanan rayos ultravioletas, que poseen una longitud de onda que va desde los 250 a los 265 nanómetros, lo que significa una medida eficaz para la esterilización y desinfección, pues corresponde al nivel máximo en el espectro de absorción del ADN.
Las lámparas germicidas UVC son parecidas a las fluorescentes, pero lógicamente su longitud de onda es distinta, ya que una es requerida para proporcionar iluminación, mientras que la otra debe cumplir la función de matar hongos, bacterias y virus, alterando su cadena de Ácido Desoxirribonucleico (ADN), provocando imposibilidad reproductiva.
Estos dispositivos brindan una longitud de onda de 254 nanómetros, lo que sin duda habla muy bien de su efecto germicida, gracias a que la máxima absorción de la luz UVC del Ácido Desoxirribonucleico de un microorganismo se da a una longitud de onda de 260 nanómetros. En este sentido, el tiempo de exposición y la potencia de la luz determinarán con más precisión la alta eficiencia de estas herramientas germicidas.
Aunque muchos prefieren utilizar el ozono que es el oxidante por excelencia, no obstante sus efectos sobre la ductería son perjudiciales, ya que la daña. En contraste con este químico, la utilización de lámpara germicida UVC no genera corrosión; los balastros son colocados fuera del sistema de ducto para evitar que estos transporten humo, en el caso de que se quemen. Por otro lado ofrecen otras ventajas como su fácil instalación, bajo costo operativo, esterilización de los virus existentes, no producen calentamiento o enfriamiento, no requieren de la utilización de productos químicos alternos, tienen la propiedad de inactivar microorganismos en cuestión de segundos y además no tiene efectos negativos sobre el ambiente.
Aunque para muchos encargados de mantenimiento, propietarios o administradores de edificios suelen oponerse a la colocación de las lámparas germicidas, pues piensan que es un gasto adicional innecesario, posterior a la limpieza de los ductos; su empleo puede repercutir en consecuencias favorables, porque si se trata de un inmueble en donde laboran personas diariamente, al mantener una calidad de aire óptima se incrementará la productividad.
En este caso, la recomendación para propietarios y encargados de mantenimiento es mirar un poco más allá del gasto de inversión generado por la colocación de las lámparas germicidas, debido a que éste no se compara con la poca rentabilidad y demás gastos que producen empleados enfermos, los cuales tienden a ausentarse.
Por otra parte, las lámparas pueden ir acompañadas de un sistema de control que regulará el tiempo de exposición, y por ende producirá eficiencia energética que se refleja en el bolsillo del dueño del inmueble.
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