Ing. Fausto Muslera.
Cada día aumenta el consumo de energía eléctrica en el mundo, sobre todo entre fábricas, escuelas, hospitales y hogares. De ésta, 79% proviene de combustibles fósiles como el petróleo, carbón y gas natural. Desafortunadamente, la sobreexplotación de estos insumos contribuyen de forma importante en la emisión de dióxido de carbono (CO2), el cual, de no modificarse el patrón de consumo energético, observará un crecimiento constante anual de 1.8% de aquí a 2025, contribuyendo al calentamiento global y agravando el cambio climático y las consecuencias que esto conlleva.
Si a esto sumamos la utilizada para la iluminación de plantas, oficinas y edificios públicos tenemos que, gran parte de la energía consumida, está dirigida a los procesos de producción, comercialización y negocios; esto, sin contar el consumo de electricidad en oficinas de gobierno, servicios públicos de salud y sector informal.
Las ramas que demandan mayor consumo de energía en México son: transporte 43%; industria manufacturera 29%; vivienda, alumbrado, bombeo de aguas, comercio y edificios públicos 19%; y agricultura 3%. En total, el valor de ese consumo equivale a 8% del Producto Interno Bruto (PIB); de ahí que los costos en que incurren en México las empresas por consumo de energía las obligue a implementar programas de ahorro y uso eficiente.
Compromisos ambientales
Las tendencias para hacer negocios se están modificando, y ahora se obliga a las compañías a asumir un papel cada vez más comprometido con el entorno. Por un lado, se les pide ser empresas socialmente responsables (ESR), mientras que, por el otro, se les demanda inclinarse por políticas de conservación del medio ambiente y migrar hacia la sustentabilidad no sólo económica, sino también ecológica. A nivel global, las empresas han adoptado políticas corporativas de sustentabilidad, comprometiéndose a lograr los siguientes acuerdos:
• Mejorar el acceso a servicios y recursos energéticos fiables, de costo razonable, económicamente viables, socialmente aceptables y ecológicamente racionales.
• Buscar un mayor aprovechamiento de todas las fuentes de energía renovables.
• Promover el uso de combustibles líquidos y gaseosos menos contaminantes.
• Incrementar al máximo la eficiencia de la energía generada.
Específicamente hablando de la industria del aire acondicionado y refrigeración, hace 18 años, se comenzó a enfrentar la necesidad de una reconversión forzada en el ámbito de los refrigerantes agresivos a la capa de ozono, cambiando el gas refrigerante CFCs (cloroflurocarbonos), a los del tipo HFCs (hidrofluorocarbonos). Este es un ejemplo de avance pero no es suficiente.
Sustentabilidad e igualdad
En resumen, habría que decir que la sustentabilidad hace referencia en primer lugar a los seres humanos. El concepto clave es mantener las condiciones planetarias favorables para el desarrollo de la vida humana a nivel global y local. Pero, para lograr este objetivo es preciso cumplir ciertos requisitos. El primero es equilibrar las necesidades humanas con la capacidad de carga del planeta para proteger a las generaciones futuras. Esto significa que los efectos de las actividades humanas se mantengan dentro de unos límites que eviten la destrucción de la diversidad, complejidad y funcionamiento de los sistemas ecológicos que soportan la vida.
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