Ante la excesiva emisión de gases con efecto invernadero, surge una solución: el mercado de bonos de carbono, que consiste en la oferta y demanda de emisiones contaminantes, principalmente CO2.
El protocolo de Kioto es un acuerdo internacional que surge el 11 de diciembre de 1997, cuyo objetivo es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), las cuales son consideradas responsables del calentamiento global y en consecuencia del cambio climático.
Bajo este escenario, cada país diseña su plan nacional de asignaciones para distribuir los derechos de emisión, pero cuando un país o industria supera el límite de emisiones asignadas, cuentan con recursos como el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), o del Comercio de Emisiones, que no es otra cosa que el Mercado de Bonos de Carbono, el cual comenzó a desarrollarse a partir de 2001.
El Mercado de Bonos de Carbono, además de tratarse de una medida más para contrarrestar el embate de la contaminación a nivel global, significa un incentivo económico para disminuir emisiones de aquellas empresas que generan gran cantidad de Dióxido de Carbono (CO2), considera el Ingeniero Rubén Ochoa Vivanco, académico del Tecnológico de Monterrey.
Un Bono de Carbono, equivale a tener el derecho de emitir una tonelada de CO2 y la transacción de éstos permite a los países y/o industrias inscritas dentro del tratado, a no exceder el límite propio de emisión de contaminantes, y a su vez, no ser sancionados si rebasan el tope de emisiones. Actualmente en el mercado de carbono, el valor de un bono (es decir una tonelada de GEI) no excede los 12 dólares.
Países involucrados
Los países participantes en el Mercado de Bonos de Carbono se encuentran registrados en el Protocolo de Kioto, y están adscritos como Anexos. El Anexo B de dicho Protocolo contiene la lista acordada de metas de reducción de emisiones para 39 países desarrollados. En el listado destacan países como Alemania, Australia, Dinamarca, España, Rusia, Francia, Italia, Japón, Nueva Zelanda, Reino Unido, Suiza, entre otros.
Estos países constituyen fondos gubernamentales o privados para apoyar el desarrollo de proyectos de Bonos de Carbono y obtener certificados de reducción de emisiones, en donde un certificado corresponde a una tonelada de CO2 que no se emite a la atmósfera e intercambiarse en el Mercado Internacional de Carbono o usarse para llegar al tope-compromiso.
Por su parte, en los países no enlistados en el Anexo B (países en vías de desarrollo, entre ellos México) se han desplegado también iniciativas para crear fondos propios, entre los que destacan: el Fondo Argentino para el MDL, el Mercado de Carbono del Brazilian Mercantile and Future Exchange y el proyecto de un Fondo Centroamericano de Carbono con sede en Panamá.
En México, la SEMARNAT promovió, con el apoyo del Centro Mario Molina de Estudios Estratégicos sobre Energía y Medio Ambiente (CMM) y mediante un acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la creación de un Fondo Mexicano de Carbono (FOMECAR), el cual ofrece asistencia técnica y financiera a la comunidad empresarial y a proyectos MDL. Está constituido en el Banco de Comercio Exterior (BANCOMEXT), el cual ofrece sus servicios como comercializador de Bonos en el Mercado de Carbono y Voluntarios.
Los principales compradores son las empresas y gobiernos europeos; además de Japón, China sigue siendo el mayor vendedor y aumentó su participación de mercado en un 73%; India y Brasil cuentan con sólo el 6% del mercado; los países africanos surgieron en este mercado en 2007. | |
MERCADO DEL CARBONO 2007 |
|
Compradores |
Vendedores |
–
México en un nuevo mercado
En el año 2006, Alejandro José Chávez, en su artículo “Bonos de Carbono” publicado en la Revista Ejecutivos de Finanzas, consideró que México se encontraba en una excelente posición para insertarse en el Mercado de Carbono, ya que los sectores de mayor potencial de desarrollo eran: los rellenos sanitarios, la gestión de residuos de ganadería, transporte, eficiencia energética, energías renovables, conservación de la energía, generación de electricidad con combustibles más amables con el ambiente, secuestro geológico de carbono y reactivación de plantas hidroeléctricas, entre otros aspectos.
Proyectos limpios
Actualmente, entre los proyectos mexicanos que cuentan con carta de aprobación para bonos de carbono, destaca el Metrobús del Distrito Federal (Línea 1), el cual reduce la emisión a la atmósfera de 26 mil toneladas anuales de CO2. Las reducciones certificadas serán vendidas por el Gobierno del Distrito Federal al Fondo Español de Carbono por 10 años y con los recursos obtenidos se continuará reinvirtiendo en proyectos ambientales, como ya se hizo en la Línea 2 del propio Metrobús.
La Línea 1 de este transporte, fue aprobada después de un profundo estudio donde se comparó la generación de CO2 emitida por los microbuses y camiones que transitaban en una de las principales avenidas de la ciudad de México como es Insurgentes, en contraste con las que produce éste moderno transporte. Desafortunadamente, son muy pocos los referentes que existen en México, ya que nuestro país “no ha aprovechado en gran medida estas posibilidades”, indica el Ing. Ochoa.
Otro proyecto ambiental, donde el sector privado ha sido socio, es el que “Sistemas de Energía Internacional” firmó con el Banco Mundial para la compra y venta de disminución de emisiones derivadas de sus proyectos de captura y utilización de metano en los rellenos sanitarios de las ciudades de León, Guanajuato, y Guadalajara, Jalisco.
También, la empresa “Quimobásicos”, del Grupo Cydsa, ha tenido un papel importante en este mercado, ya que su proyecto consiste en la recuperación y destrucción del HFC 23, (gas con potente efecto invernadero). Este proyecto es el único en Latinoamérica en su especie y logra una reducción de emisiones aproximadas a los 2 millones de toneladas en su primera fase, con la posibilidad de incrementarse.
Asimismo, Petróleos Mexicanos tiene identificados más de 70 proyectos para reducir toneladas de CO2 anuales, y la CFE cuenta con importantes proyectos de energía eólica.
Etapas de un proyecto
Dentro del ciclo de un proyecto bajo el MDL, en la etapa inicial se deberá realizar el PIN (Project Idea Note), estudio preliminar que se realiza antes de la elaboración del PDD (Project Design Document); con el fin de determinar su factibilidad.
El PIN consta de tres partes:
a. Descripción básica del proyecto
b. Evaluación del impacto ambiental (estimación del número de certificados de reducción de emisiones anuales y un estudio socioeconómico
c. Explicación de cómo se financiará el proyecto
Además debe incluir:
I) Identificación del proyecto (título de la actividad del proyecto, solicitante y fecha de presentación)
II) Participantes del proyecto (desarrollador, asesor, otros)
III) Ubicación del país anfitrión
IV) Información general del proyecto (actividad, categorías)
V) Organización (personal, programa, aspectos financieros)
VI) Reducción de emisión de gases de efecto invernadero (GEI, línea base)
VII) Efectos del Desarrollo Sustentable (efectos espera dos: sociales, ambientales, económicos, políticos)
Estos documentos son requeridos por el FOMECAR, pero en caso de que el proyecto sea aprobado por la ONU, deberá cubrir otros requisitos. Ante esta situación, es válido poder establecer una comunicación internacional con todos los países del mundo para disminuir el impacto del ser humano dentro nuestro hábitat, ya que es nuestro patrimonio y por lo tanto, nuestra responsabilidad.
———————————————————————————————————————-