Este acuerdo internacional es considerado uno de los más exitosos en la historia, ya que gracias a las acciones entre los países firmantes, poco a poco el daño a la capa de ozono es menor.
Patricia Rodríguez
El Protocolo de Montreal es un tratado internacional cuyo objetivo es frenar el daño a la capa estratosférica de ozono, a través de la reducción paulatina y eliminación de ciertas sustancias que son causa de su agotamiento. Los científicos Mario Molina y Frank Sherwood Roland fueron los primeros en señalar a los Clorofluorocarbonos (CFCs), en gran medida utilizados en la industria de la refrigeración, como los responsables de la disminución del ozono observada en el año de 1974.
A raíz de investigaciones en esta materia, también se determinaron que los Hidrofluorocarbonos (HCFCs) y Bromofluorocarbonos, así como el Tetracloruro de Carbono (CCIy), y Tricloroetano (CH3CCI3), también como agentes que causan deterioro a la capa de ozono. Los datos además revelaron que debido a la radiación directa del sol, el cáncer en la piel y cataratas en los ojos de la población humana aumentarían drásticamente, y la vida de muchas especies de plantas podría ser afectada.
Fueron sobradas las razones que llevaron a negociar este acuerdo en el Congreso de Viena, el 16 de septiembre de 1987, y que entró en vigor hasta el primero de enero de 1989, con el firme propósito de cooperar en actividades de investigación, intercambio de información y transferencia de tecnología, que permitieran contender con el problema.
“El Protocolo se enfoca en establecer qué sustancias son las más dañinas (clase uno), y se atacaron primeramente. Las de clase dos, con potenciales menores de afectación a la capa de ozono, se acordó su eliminación en segundo término”, asegura Marco Antonio Calderón Hernández, ingeniero químico y especialista con una amplia experiencia en áreas relacionadas a la química del flúor y sus aplicaciones.
Originalmente el Protocolo de Montreal fue firmado por 24 países y la comunidad económica europea, pero esa cifra ha crecido y actualmente ya son más 190 los que conforman el acuerdo. Además, desde aquel momento hasta la fecha, se han celebrado distintas reuniones de “Partes”, donde se discute y ajusta el calendario de fechas para la reducción de las sustancias que agotan la capa de ozono (SAOs).
“En las diferentes reuniones se han modificado varios acuerdos, aumentado sustancias y en la última reunión del Fondo Multilateral del 2008, se acordó una reducción un poco más acelerada de las sustancias que siguen teniendo un potencial de deterioro”, menciona el experto.
Altos y bajos consumidores
Dicho convenio refiere una clasificación de las naciones firmantes con base en sus niveles de consumo de SAOs, y para determinar cuáles se colocarán entre un rango y otro, se toma un nivel de consumo de 300 gramos per cápita (por persona).
En tanto, se considera un país “alto consumidor” si rebasa esa línea, y “bajo consumidor” si no excede la cifra. A decir del Ing. Marco Antonio Calderón, “los altos consumidores fueron los países desarrollados, y los de bajo consumo, las naciones en vías de desarrollo”, por ello, los primeros se circunscriben en el artículo 2, y los países en vías de desarrollo en el artículo 5.
“¿Qué sucedió con el Protocolo? Una vez firmado y acordado, se establecieron fechas. En los países artículo 5 se acordó un consumo en 1995, 1996 y 1997, ese promedio se congeló para el año 2000. De ahí, partieron las reducciones subsecuentes, para llegar a una disminución y eliminación total de las sustancias como los CFCs y los Bromofluorocarbonos al 2010”.
Y es que según las fechas pactadas, se tiene que eliminar la producción y consumo de los CFCs el 31 de diciembre de 2009, de tal manera que solamente los inventarios existentes podrán ser comercializados, “por supuesto en una base muy limitada”.
Fase “cero” o de eliminación
El Manual del Protocolo de Montreal relativo a las Sustancias que Agotan la Capa de Ozono, señala que “cada Parte velará porque en el período de 12 meses, contados a partir del primero de enero de 2010, y en cada período sucesivo de doce meses, su nivel calculado de producción de las sustancias controladas que figuran en el Grupo I del anexo A para las necesidades básicas internas de las Partes que operan bajo del párrafo 1 del artículo 5, no sea superior a cero”.
Por tanto, indica el Ing. Calderón, los firmantes han trabajado en la sustitución de CFCs, donde se llevan a cabo algunas estrategias para enfrentar la inminente eliminación de estos gases dañinos, como la conversión de los equipos para retirar el CFC y poner un producto con menos potencial.
¿Pero qué pasa con los HCFCs, que también poseen niveles elevados de agotamiento a la capa de ozono? Originalmente la fecha de eliminación total de los HCFCs, para los países artículo 5, era en 2040, año en que súbitamente desaparecía, sin ningún tipo de reducción.
“En realidad era un escenario muy complicado, pues reducir de 100% a 0% en un año, sería muy difícil, por esa razón, en la reunión número 55 del comité ejecutivo del Protocolo de Montreal, se decidió acelerar estas fechas, tomando como base una disminución paulatina hasta el 2030”.
Fondo Multilateral
El Fondo Multilateral como poseedor del capital del Protocolo de Montreal, cuenta con cuatro entidades que ejecutan los proyectos de reducción de consumos de SAO’s, éstos son: el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) y el Banco Mundial (BM). Ellos administran proyectos para de reducción y eliminación de HCFCs, aplicados en distintos sectores.
“En las reuniones de las Partes se exponen los proyectos en relación a dónde se van a aplicar y dónde han sido más exitosos para poderlos adoptar en otros lugares e ir trabajando en una forma congruente”, informa el Ing. Calderón.
Uno ejemplo claro es México, donde se pusieron en marcha 14 centros de recuperación y reciclado de refrigerante, una labor que realizó la Unidad de Protección a la Capa de Ozono de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).
“Estos 14 centros fueron financiados por el Protocolo de Montreal, donde participó gente con experiencia del sector de refrigeración y aire acondicionado para su puesta en marcha”.
México ha sido uno de los países más exitosos en la reducción de esas sustancias y ha llevado ese liderazgo en Latinoamérica. Sólo en nuestro país, se cerraron dos plantas productoras de CFCs, “la primera cerró en 1995, y la segunda en 2005”.
A decir del especialista, además en muchas partes del mundo se aplican encuestas, incluyendo a México, para conocer en dónde se utilizan los HCFCs, cuyos resultados “seguramente van a dar un impulso importante para la inversión de futuros proyectos”.
Un ACUERDO exitoso
El Protocolo de Montreal es uno de los acuerdos más exitosos de la historia e independientemente del país o su tipo de economía, han progresado considerablemente en la eliminación de esas sustancias dañinas.
Los resultados de este acuerdo son favorables, ya que “en las últimas observaciones, se puede determinar una recuperación de la capa de ozono, aunque es a largo plazo, sin embargo, se observa una recuperación, no de hoy a mañana, pero las proyecciones indican que se empieza a ver algo de mejora por esta eliminación de CFCs y algunos HCFCs”.
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