Definitivamente el tema de la sustentabilidad está en boga debido a la urgencia de resarcir los daños que por culpa de la mano del hombre se le han provocado al medio ambiente.
Los edificios sustentables o verdes son una gran alternativa para crear espacios eficientes y menos dañinos al ambiente. La sustentabilidad no es un concepto es nuevo; en Europa la mayoría de los inmobiliarios se diseñan y construyen bajo estándares de calidad que establecen ahorro de energía, disminución de impacto ambiental, y restricción de la producción de residuos, entre otros considerados para certificar un edificio como sustentable, que se logra implementando sistemas que favorezcan un eficiente uso de recursos energéticos.
¿Se requiere mayor tecnología en este tipo de construcciones? “A veces se cree que las viviendas sustentables incorporan alta tecnología, lo que no es necesariamente correcto, sino que se debe optimizar lo que ya existe. Se favorece significativamente una baja demanda de calefacción o refrigeración”, indica el director ejecutivo del Instituto de la Construcción de Chile, José Pedro Campos.
La certificación de estos edificios no es nueva. Hace más de 30 años los franceses certifican este tipo de construcciones en diversos niveles, con más de 60 mil viviendas certificadas durante el año pasado. Entre los puntos importantes en esta certificación están que la construcción impacte lo menos posible al ambiente, que se haga cargo de los residuos, que el ruido generado en la edificación sea razonable, que no produzca contaminación en el aire y que moleste lo menos posible a los vecinos. En resumen, que la etapa de construcción sea amigable con el medio ambiente y el entorno.
Además, la obra debe poseer mecanismos para ahorrar energía, como ampolletas de bajo consumo, termopaneles para evitar el uso excesivo de calefacción o aire acondicionado, que posea humedad interior razonable, que su acústica sea la indicada y que la ventilación en espacios interiores sea la correcta.
Estos son algunos de los factores trascendentales para que un edificio sea catalogado como sustentable, disminuyendo hasta en 37% la producción de residuos y en 31% el consumo eléctrico.
Otro aspecto relevante para tomar en cuenta es que el proyecto, provea manuales de uso para que la utilización de la vivienda sea más eficiente, con temas como manejo de desechos, ahorro de agua y energía, y mantenimiento del mantener el calor dentro del inmueble.
Lo anterior está orientado a elevar la calidad de vida de las personas que habiten el lugar. “Es fundamental proveer las óptimas condiciones de hábitat para las personas. Lo importante de certificar proyectos inmobiliarios es generar las condiciones ideales para actividades humanas, con la menor repercusión posible al ambiente”, asegura José Pedro Campos, del Instituto de la Construcción.
El Instituto de la Construcción en conjunto con el Grupo Qualitel de Francia, ha generado un convenio de cooperación técnica para utilizar como referencia el método de certificación implementado por dicho país europeo. La prioridad es reducir costos de explotación y manutención de una vivienda en ítems como calefacción, electricidad, aislación térmica, acústica y eficiente aprovechamiento de energías no renovables.
La certificación debe de adaptarse con nuestra realidad, si no, no serviría de nada”, comenta el representante del Instituto de la Construcción.
Otros sistemas de certificación
Aunque en Chile este sistema de certificación está en desarrollo, existen otros como el LEED que ya han recorrido camino. Dicha certificación ha estado presente durante tres años y ha precertificado a edificios emblemáticos como el Titanium con la categoría Oro.
LEED es un sistema diseñado en Estados Unidos que, entre otras cosas, establece parámetros de calidad como en el uso del suelo, agua, energía, calidad del aire interior, utilización de materiales de construcción e innovación en el diseño del desarrollo inmobiliario; se otorga por la USGBC (United States Green Building Council), organización americana que estudia el impacto ambiental de la construcción y operación de edificaciones. Esta certificación puede ser de catalogada como: Certificado Plata, Oro o Platino, lo que dependerá de la cantidad de puntos que obtenga la construcción.
El sistema premia la centralidad del edificio, la densificación de centros urbanos, no utilización de terrenos agrícolas, cercanía con transporte público, implementación de áreas verdes, utilización de buenos aislantes y que el diseño favorezca menor consumo de energía.
“Nosotros supervisamos la obra desde el día uno, y la ventaja de este tipo de certificación es que las personas pueden tener la certeza de que viven o trabajan en un edificio sustentable, que pagará menos gastos comunes, que está bien construido y que ha sido evaluado en todos aspectos; una construcción eficiente acreditada por un organismo internacional de prestigio”, aclara Alessandra Nasi de Miranda y Nasi Consultores Ltda, certificadores LEED en Chile.
El insipiente interés de las inmobiliarias por generar este tipo de proyectos es sólo la punta del iceberg. Durante los últimos seis meses se ha incrementado en 80% la cantidad de inmobiliarias que han querido saber más del tema. “Se han dado cuenta que esta certificación es un elemento de marketing sumamente poderoso, y que la gente lo valora”, comenta Alessandra Nasi de Miranda y Nasi Consultores Ltda.
En este punto también coincide el director ejecutivo del Instituto de la Construcción, José Pedro Campos. “Hay gran interés de parte de las inmobiliarias. Incluso existen acuerdos regionales para implementar y desarrollar edificios públicos con eficiencia energética”.
En tiempos de vacas flacas, es bueno pensar que el rubro de la construcción está pensando en el futuro y ahorro de las personas. Hay que esperar que la tendencia se masifique para diseñar construcciones más eficientes y menos agresivas con el medio ambiente. ¿Utopía? Ojalá que no.
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