Las paredes que resguardan a los ocupantes de una edificación no son una barrera contra la polución u otros problemas que tienen que ver con la calidad del aire interior. Los edificios albergan una gran cantidad de problemas que aquejan a la salud física y mental
Por: Antonio Nieto
La metáfora tiene sentido; sin embargo, el edificio se enferma y los ocupantes acusan los síntomas. Recientemente, los estudios acerca de la calidad de aire interior (CAI) en los inmuebles ha sido un tema discutido e investigado de manera intensiva. Las normas y los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras organizaciones mundiales responden a esta preocupación.
Y sí, debería ser preocupante que el lugar donde se pasa más del 50 por ciento de la vida resulte incómodo e incluso provoque problemas de salud física y, para sorpresa de muchos, problemas de salud mental. El nombre que recibe este fenómeno también es apropiado: Síndrome del Edificio Enfermo (SEE).
La OMS reconoció este padecimiento a principios de la década de 1980 y lo definió como el “conjunto de enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire en espacios cerrados”. También reconoció que “la mala calidad del aire en espacios interiores puede suponer un riesgo para la salud de más de la mitad de la población mundial”.
La Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) tiene incluida la calidad del aire interior entre los primeros cinco riesgos ambientales que pueden perjudicar la salud pública.
La Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA, por sus siglas en inglés) reconoce que la CAI es una preocupación genuina para los administradores, encargados, inquilinos y trabajadores de los edificios porque puede impactar en su salud, bienestar, confort y productividad.
Además, está de acuerdo en que una pobre CAI puede ser nociva a la salud de los trabajadores y que tomar medidas pro activas para mantener una buena CAI es en beneficio de todos, según señala el boricua Carlos González Boothby, consultor en calidad ambiental interior, durante su ponencia “Prescripción médica para un edificio saludable”, impartida en el XI Congreso Iberoamericano de Aire Acondicionado y Refrigeración (CIAR), 2011.
Aunque cada edificio tiene sus particularidades, la CAI es el resultado de la interacción entre la localización, el clima, el diseño original de los sistemas de acondicionamiento de aire y los cambios posteriores que sufre este sistema; las remodelaciones que se hacen en el interior del edificio; la densidad ocupacional; las actividades que se llevan a cabo en su interior; las fuentes de contaminantes, como materiales del edificio, muebles, fotocopiadoras, impresoras y otros equipos de oficina; fuentes externas, como tránsito vehicular, demolición o construcción de edificios aledaños, y los propios ocupantes del edificio con sus perfumes, transpiración, uso de velas aromáticas, tos y estornudos, enlista Carlos González.
Los estudios realizados últimamente han demostrado que los contaminantes en interiores son incluso diferentes de los que hay en el ambiente. Esto pone en entredicho que los interiores sin actividad industrial carecen hasta cierto punto de contaminantes y que, en el peor de los casos, su composición podría ser equivalente a la del aire libre. Ejemplo de ello es que el radón y el formaldehído están casi siempre dentro de las edificaciones.
El organismo mundial de salud diferencia en sus estudios dos tipos de edificio enfermo: el que está temporalmente enfermo, ‒edificios nuevos o recién remodelados‒ y los crónicamente enfermos.
En los países industrializados, gran porcentaje de la mala calidad del aire interior es atribuido a los sistemas de ventilación o aire acondicionado. En los países subdesarrollados, las cifras son alarmantes: cada año, 1.5 millones (principalmente niños pequeños y ancianos) mueren por cocinar con combustibles sólidos. Otros millones de personas sufren todos los días dificultad para respirar, irritación de los ojos y enfermedades respiratorias crónicas.
Además, la contaminación del aire de interiores y las prácticas ineficientes de generación de energía doméstica son un obstáculo considerable para la realización de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (objetivos de la Organización de las Naciones Unidas para el desarrollo humano). La leña y el carbón son potencialmente factores que generan neumonía y enfermedades respiratorias crónicas (Energía doméstica y salud: Combustibles para una vida mejor, de la OMS, Eva Rehfuess, coordinadora).
Como detectar un edificio enfermo
El SEE puede identificarse de varias formas: cuando alrededor de 20 por ciento de ocupantes de un inmueble acusen síntomas (principalmente con problemas en el sistema respiratorio) y haciendo un análisis con aparatos especiales para detectar posibles grados de polución. Además, algunos indicadores refrendan la enfermedad del inmueble: si los síntomas disminuyen o desaparecen cuando el ocupante está en un lugar distinto.
Cuando se producen quejas, se deben tener en cuenta algunos cuestionamientos para que el resultado sea fidedigno. Por ejemplo, cuáles son las quejas específicas; en qué otra(s) parte(s) del edificio existen preocupaciones similares; en qué circunstancias ocurre el problema; cuándo y dónde se detectó la primera vez. ¿Cesan o disminuyen los síntomas poco después salir del edificio? ¿Han visto a un médico? ¿Cuál fue el diagnóstico? (con información de Carlos G. en su ponencia “Prescripción médica para un edificio saludable”).
Otro de los síntomas es el bajo rendimiento dentro del lugar. La Universidad de Berkeley realizó un estudio para conocer la importancia de la calidad del aire para generar buenas condiciones laborales. Las pérdidas de rendimiento pueden superar hasta 25 por ciento.
De existir síntomas, hay que verificar los parámetros que piden las autoridades encargadas de estos lineamientos: la Agencia de Protección Ambiental (EPA), la Oficina de Seguridad y Salud Ocupacional y la Sociedad Americana de Ingenieros de Aire Acondicionado y Refrigeración (ASHRAE, por sus siglas en inglés), comenta Carlos González.
Se debe realizar una investigación de los problemas de CAI a través de un monitoreo representativo de las zonas respirables (1 a casi 3 metros sobre el piso y a medio metro de las paredes).
Un análisis del exterior arroja indicadores respecto del interior. En el caso de que la cantidad de esporas de hongos en el interior sea mayor a la muestra exterior, se estaría en condiciones de tipificar el edificio como enfermo; lo mismo en el caso de los hongos.
Carlos González, especialista en calidad ambiental interior
Estándares
Existen lineamientos para alcanzar un óptima calidad de aire interior que, de acuerdo con la ASHRAE, es aquel “aire el cual no contiene concentraciones peligrosas de contaminantes conocidos, según las autoridades pertinentes y al cual una mayoría sustancial de los ocupantes (más del 80 por ciento) no expresa inconformidad” (estándar 62-2007), define el especialista consultor en calidad de aire interior.
Parámetros |
Humedad relativa no mayor de 65 por ciento |
Temperatura entre 22 y 24 centígrados |
Bióxido de carbono. Los estándares recomiendan una concentración máxima de aproximadamente 1000 PPM, no obstante el consenso de la industria de Calidad de Aire es que, de alcanzar una concentración mayor de 800 PPM, se debe empezar a tomar mediadas proactivas para mejorar la ventilación del área. |
Monóxido de carbono < 9 PPM |
Dióxido de Azufre. El Instituto Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional (NIOSH, por sus siglas en inglés) recomienda un límite de 2 PPM para una exposición de ocho horas. |
Sulfuro de Hidrógeno. El NIOSH recomienda una exposición máxima de 10 PPM. |
Formaldehído < 0.75 PPM. |
Particulado PM 10. El Concilio de Edificios Sustentables (USGBC, por sus siglas en inglés) establece una concentración máxima de 50 microgramos por metro cúbico de aire (µg/m3). |
Nota: El particulado lo podemos clasificar como inhalable menos de 10 micras o micrones en diámetro (PM 10) y respirable menos de 5 micras en diámetro. |
Ozono < 0.08 PPM |
Anomia <1.0 PPM |
Gases volátiles = El USGBC establece una concentración máxima de 50 microgramos por metro cúbico de aire (µg/m3). |
Estándares de la ASHRAE
ASHRAE 62.1- 2010: Ventilación para una aceptable calidad de aire interior
ASHRAE 55-2004: Condiciones ambientales termales para ocupación de personas
ASHRAE 180-2008: Prácticas estandarizadas para la inspección y mantenimiento de los sistemas HVAC en edificios comerciales
Estándar de la National Air Duct Cleaners Association
ACR-2006: Evaluación, limpieza y restauración de los sistemas HVAC
Estándares para la Certificación LEED
Otros parámetros para la calidad de ambiente interior son incluidos en la certificación Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental (LEED, por sus siglas en inglés).
Prerrequisito 1. Establecer un desempeño mínimo de la calidad de aire interior para aumentar los niveles de CAI para contribuir al confort y la buena salud de los ocupantes (Guía de referencia de LEED BDC).
Espacios mecánicamente ventilados. Cumplir con los estándares 62.1- 2010, 55-2004 y 180-2008 de la ASHRAE.
Espacios naturalmente ventilados. Cumplir con el estándar 62.1-2007.
a) Éste menciona que los niveles y cantidades mínimas de ventilación se deben especificar.
b) Se crea para regular aplicaciones en nuevos edificios, mejorar las existentes y cambios en edificios antiguos.
c) Aplica para regular las mejoras en la calidad del aire, en espacios cerrados de edificios ya construidos.
Síntomas y enfermedades relacionados con la calidad del aire interior | |
Ojos | Sequedad, picor, escozor, lagrimeo, enrojecimiento |
Vías respiratorias altas | Sequedad, picor, escozor, congestión nasal, goteo, estotrnudos, dolor de garganta |
Pulmones | Opresión torácica, sensación de ahogo, sibilancias, tos seca |
Piel | Enrojecimiento, resequedad, picor generalizado y localizado |
General | Cefalea, debilidad, somnolencia, letargo, dificultad para concentrarse, irritabilidad, ansiedad, náuseas, mareo |
Enfermedades más frecuentes | Hipersensibilidad: neumonitis por hipersensibilidad, fiebre por humidificadores, asma, rinitis, dermatitisInfecciones: legionelosis, fiebre de Pontiac, tuberculosis, resfriado común, gripe |
Hacia un edificio sano
—¿Cuál es el doctor que debe curar un edificio enfermo? –‒ se le pregunta a Carlos González.
—―Es multidisciplinario, pero el principal debe ser un especialista en calidad de ambiente interior, y [debe atender] una certificación que ofrece la Indoor Air Quality Association (la única que ofrece una certificación en esa rama).
El especialista también recomienda que al realizar un estudio o monitoreo de calidad interior, el mismo se debe realizar por un mínimo de nueve horas para que sea representativo de la exposición de las personas que ocupan el edificio (oficinas).
En lo que respecta al sistema de calefacción, ventilación y acondicionamiento del aire, debe revisarse el equipo de refrigeración para comprobar la ausencia de crecimiento microbiano y de acumulación de agua en sus bandejas de goteo, deben comprobarse las unidades de ventilación para verificar que funcionan correctamente, así como examinar los sistemas de entrada y retorno del aire en varios puntos para comprobar su hermeticidad, y debe comprobarse el interior de los conductos suficientemente como para confirmar que no hay microorganismos.
Cuando se utilizan humidificadores, se debe dar mantenimiento riguroso, lo mismo que inspección especialmente, para prevenir microorganismos, los cuales pueden viajar a través del aire acondicionado.
En España, Fernando Hidalgo creó la empresa Terapia Urbana, que tiene la intención de combatir el SEE. Para conseguirlo, diseñan e instalan sistemas naturales, principalmente jardines y azoteas verdes. La finalidad es integrar la naturaleza al edificio. Con ese sistema se obtienen, además, aprovechamientos energéticos y ambientales.
Recomendaciones para generar una buena calidad del aire
1. La ventilación debe contribuir a la circulación del aire para evitar que microorganismos se estanquen
2. Que la temperatura, humedad, movimiento del aire sean aceptables para la mayoría de los ocupantes (80 % o más)
3. Los equipos mecánicos y las superficies deber ser mantenidos en buenas condiciones sanitarias
4. Las fuentes de emisión importantes están aisladas de los espacios ocupados
5. Las fuentes de contaminación son controladas rápidamente
Otras recomendaciones |
Desarrolle los procedimientos adecuados y tenga los suministros disponibles para el control de derrames |
Haga salir hacia afuera el aire de las áreas de almacenamiento de basura y de sustancias químicas |
Almacene los productos químicos y los suministros en recipientes sellados y claramente etiquetados |
Realizar buenas prácticas de operación y mantenimiento de los equipos electrónicos |
Encapsular, apantallar, recubrir, alejar u otras formas de separar los contaminantes del contacto con las personas o el medio ambiente |
Para inhibir el crecimiento de microorganismos en la unidad de tratamiento de aire, se recomienda el uso de luz (radiación) ultravioleta |
Contaminantes
El mantenimiento y construcción se deben hacer de manera que minimicen la exposición de contaminantes (en las noches, por ejemplo)
Provienen de diferentes lugares: los ocupantes, los materiales inadecuados o con fallas técnicas en la construcción; el trabajo en el interior; el uso excesivo o inadecuado de productos normales (plaguicidas, desinfectantes, productos de limpieza y encerado); los gases de combustión (procedentes del tabaco, de las cocinas, de las cafeterías y de los laboratorios); y la conjunción de contaminantes procedentes de otras zonas mal ventiladas que se difunde hacia áreas vecinas. Las sustancias que están dentro de espacios interiores tienen muchas menos oportunidades de diluirse que las que están en el aire exterior debido a las diferencias de volumen de aire disponible.
Respecto de la contaminación biológica, fundamentalmente provienen de agua estancada, de materiales impregnados con agua y gases y, en muchos casos, de incorrecto mantenimiento de los humidificadores y las torres de refrigeración.
El aire arrastra los contaminantes de lugares lejanos hasta llevarlos a los edificios
Humo de tabaco
La contaminación por el humo de tabaco proviene del flujo lateral y del flujo principal de humo exhalado y, generalmente, se le conoce como “humo de tabaco ambiental”. Se han identificado varios millares de componentes diferentes del humo del tabaco, cuyas cantidades individuales varían en función del tipo de cigarrillo y de las condiciones de producción de humo. Los principales compuestos químicos asociados a este humo son nicotina, nitrosaminas, HPA, CO, CO2, NOx, acroleína, formaldehído y cianuro de hidrógeno (Derrick Crump, Enciclopedia de salud y seguridad en el trabajo).
Polen
Éste contiene sustancias causantes de alergias en aquellos seres humanos que resultan susceptibles. Una buena ventilación ayudaría a la circulación del aire y a que el polen no se estanque. Las mayores concentraciones son por la mañana, cuando las plantas emiten los pólenes, y el atardecer, ya que al enfriarse el aire el polen baja al nivel del suelo. En lugares industrializados, la presencia es menor que en las zonas rurales debido al efecto barrera de los edificios y al efecto cale, producido por el calor del cemento y el asfalto que origina corrientes ascendentes que arrastran el polen a alturas no respirables.
Moho
Se reproduce por esporas, por lo tanto el tránsito es sencillo y están continuamente en el aire libre y en espacios interiores. Al depositarse las esporas en una superficie húmeda, éstas crecen y se alimentan de la superficie a la cual están adheridas.
Factores ambientales
El hongo es casi omnipresente: puede crecer en casi cualquier superficie o sustancia siempre y cuando haya humedad. Hay hongos que pueden crecer en madera, papel, alfombras y comida.
Existen muchos tipos de moho, pero ninguno crecerá sin agua o humedad. Los lugares que suelen ser, o que siempre son húmedos pueden ser difíciles de mantener completamente libres de moho. Si hay moho en la ducha, o en otro lugar del baño, que parece regresar, el hecho de aumentar la ventilación (activar un ventilador o abrir una ventana) y limpiar con mayor frecuencia suele prevenir que vuelva el moho, o por lo menos mantenerlo a un nivel mínimo.
Prevención
Control de la humedad.
Si el moho es un problema, debe limpiarlo cuanto antes y resolver el problema del agua.
Es importante secar los lugares y objetos dañados por el agua en las siguientes 24 a 48 horas a fin de evitar que crezca el moho.
Monóxido de carbono
La mayoría de los accidentes causados por envenenamiento por monóxido de carbono (CO) se producen en los hogares y están relacionados a nuestras actividades diarias como cocinar y usar la calefacción. Ya que, el CO es un gas “invisible y silencioso”, sus características no nos permiten, en muchos casos, que nos demos cuenta del peligro que éste presenta, resultando en envenenamiento por inhalación en cuestión de minutos.
De hecho, el CO es la causa más común de muerte por envenenamiento en Estados Unidos. Los envenenamientos no intencionales a causa del CO tienen como resultado 500 muertes y 15 mil visitas a las salas de emergencia cada año.
El CO se produce cada vez que se enciende algún combustible como gas natural, gas propano, gasolina, petróleo, queroseno, madera o carbón. Entre los generadores de CO se cuentan automóviles, lanchas, motores a gasolina, cocinas y sistemas de calefacción. El CO proveniente de estas fuentes puede acumularse en lugares cerrados o semicerrados.
Radón
El radón proviene de la descomposición natural del uranio, el cual se encuentra en el suelo, en la roca y en el agua y asciende al aire. Puede infiltrarse en cualquier tipo de edificios, como las casas, las oficinas y las escuelas, y una vez que está en ellos puede alcanzar niveles muy altos.
¿Cómo entra el radón?
El radón típicamente asciende desde el suelo al aire y se infiltra en las viviendas a través de las grietas y otros agujeros en los cimientos de las mismas. El radón, al quedar atrapado en un hogar, puede alcanzar niveles altos. Cualquier vivienda puede tener problemas de radón ya sea nueva o vieja, con o sin sótano, esté bien sellada o tenga corrientes de aire.
La fuente principal de los problemas de radón en las casas, es que proviene del suelo. Algunas veces el radón se infiltra en los hogares a través del agua de pozo. Aunque los materiales de construcción no causan problemas de radón por si mismos éstos pueden emitir radón en algunas edificaciones.
El radón entra a través de:
Grietas en pisos sólidos
Juntas de la construcción
Grietas en las paredes
Espacios en los suelos suspendidos
Espacios alrededor de las cañerías de servicios
Cavidades en el interior de las paredes
Suministros de agua
Formaldehído
Se usa en plásticos, particularmente en resinas, que son utilizadas típicamente como aislantes térmicos y barnices. La mal formulación o un incorrecto curado y la degradación temporal son los causantes de este contaminante. El formaldehído puede ocasionar irritación en las vías respiratorias y alergias y está considerado como una sustancia sospechosa de inducir procesos cancerígenos. A partir de 30 PPM el formaldehído puede resultar letal o fatal.
Una fuente importante de formaldehído en los inmuebles se encuentra en los aglomerados de madera, los cuales contienen ese gas.
Ácaros
Son arácnidos que se asocian en particular al polvo, pero puede haber fragmentos de estos parientes microscópicos de las arañas y de sus productos de excreción (heces) en el aire interior. El ácaro del polvo de casa, Dermatophagoides pteronyssinus, es la especie más importante. Junto a sus parientes cercanos, es una causa importante de alergia respiratoria. Se asocia principalmente a los hogares, donde abunda en las ropas de cama, pero también están presentes en los muebles tapizados.
Existen algunas pruebas que indican que estos muebles pueden constituir nichos de ácaros en las oficinas. Los ácaros de almacén asociados a los alimentos y a los piensos para animales almacenados, como Acarus, Glyciphagus y Tyrophagus, también pueden aportar fragmentos alergénicos al aire interior.
Aunque es más probable que afecten a los granjeros y a trabajadores que manipulan género alimentario a granel, como D. pteronyssinus, puede haber ácaros de almacén en el polvo de los edificios, en particular en condiciones calurosas y húmedas (Brian Flanniga, Enciclopedia de salud y seguridad en el trabajo).
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