El objetivo principal del diseño HVAC es proporcionar el medioambiente propicio en cuanto a temperatura, humedad e higiene para la comodidad y salud de los usuarios de un espacio de trabajo, habitacional, de entretenimiento, de salud, académico o de cualquier otro uso.
Magdalena Castillo
En los últimos años la tendencia al diseño y construcción de edificaciones sostenibles se ha hecho una realidad en México; si consideramos que en términos generales los sistemas HVAC consumen 30 por ciento de la energía eléctrica de los edificios, resulta evidente la importancia que tiene el diseño e instalación de los sistemas de acondicionamiento de aire.
Los edificios sostenibles cobran especial relevancia debido a que el pasado 5 de junio de 2012 fue publicada en el Diario Oficial de la Federación la Ley General de Cambio Climático, la cual entrará en vigor tras 90 días hábiles a partir de esa fecha, es decir, el 10 de octubre de 2012.
El objetivo de la Ley consiste en establecer un marco jurídico integral que agrupe en un ordenamiento los criterios que se han venido desarrollando durante los últimos años en materia de mitigación y adaptación del cambio climático, tanto en disposiciones federales, como en tratados internacionales, así como en la creación e implementación de nuevas instituciones en la materia.
Para conseguir ese objetivo la Ley prevé:
- La distribución de competencias en los ámbitos federal, estatal y municipal, en materia de cambio climático y la creación del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).
- Los principios de la Política Nacional de Cambio Climático, como la sostenibilidad, corresponsabilidad, precaución y prevención.
- El Sistema Nacional de Cambio Climático que, entre otras cosas, regula la composición y funcionamiento de la Comisión Intersecretarial de Cambio Climático, así como la creación del Consejo de Cambio Climático como su órgano consultor.
- Los instrumentos de planeación, entre los que se encuentran la Estrategia Nacional de Cambio Climático, el Programa Nacional y programas locales, el Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero, el Sistema de Información sobre Cambio Climático, el Registro de emisiones de gases de efecto invernadero y el Fondo para el Cambio Climático.
La Ley establece que los programas, planes y acciones que se desarrollen en torno a ella deben priorizar ciertos criterios, como la generación de energía eléctrica a partir de energías renovables, promover el uso de mejores prácticas en la industria y la transferencia de tecnologías más eficientes y limpias, e implementar el pago por servicios ambientales y el desarrollo de unidades de manejo forestal sostenible.
Estas y otras acciones serán impulsadas e incentivadas mediante instrumentos económicos:
- Fiscales, por medio de deducciones y exención de impuestos
- Financieros, a través de fianzas, garantías o créditos
- De mercado, mediante el otorgamiento de concesiones, permisos y autorizaciones que conlleven ventajas competitivas para las empresas y personas con mejores prácticas ambientales
Por otro lado, el Fondo para el Cambio Climático se formará sobre la base del Fomecar (Fondo Mexicano del Carbono), el cual pertenece a la banca de desarrollo Nacional Financiera. El Fondo tendrá aún más facultades y registrará todos los certificados de reducción de emisiones que se obtengan en el marco del protocolo de Kyoto o, en su caso, del instrumento internacional que lo sustituya.
Los transitorios de la Ley establecen ambiciosas metas de reducción de emisiones para el país. Se prevé una reducción de 30 por ciento para el año 2020 y de 50 por ciento para el año 2050, con respecto al año 2000, sujeto a que se desarrolle un nuevo régimen internacional para tal efecto.
Sin duda, la Ley constituye un hito en la legislación ambiental en México y sienta las bases para el inicio de la transición hacia una economía más sostenible, en la que puede surgir una diversa gama de oportunidades de negocio, eficiencia y mejora de procesos para empresas y gobiernos de los tres niveles. Para lo anterior, resultará de suma importancia tomar nota de lo que se establezca en el reglamento, la estrategia, los programas e instrumentos que se deriven de la Ley, así como de su aplicación y sanción por parte de las autoridades competentes.
Como resultado directo de la aplicación de esta Ley las construcciones nuevas deben de ser sostenibles. Actualmente, la certificación LEED tiene un papel preponderante: la calificación de qué tan sostenible es una edificación.
LEED es un programa de certificación para el diseño, la construcción y la operación de construcciones y edificios sostenibles de alto rendimiento. Desarrollado en el año 2000 por el U.S. Green Building Council (USGBC), el consejo de construcción sostenible nacional para Estados Unidos, mediante un procedimiento consensual, LEED sirve como herramienta para construcciones de todo tipo y tamaño. La certificación LEED ofrece una validación por parte de terceros sobre las características sostenibles de un proyecto.
La certificación LEED está disponible para todo tipo de construcción, incluyendo las construcciones nuevas y las remodelaciones a gran escala, edificios ya existentes, los interiores comerciales, estructura y fachada, escuelas, centros de salud, establecimientos comerciales y desarrollos habitacionales.
LEED es un sistema de puntaje en el cual los proyectos de construcción obtienen puntos por satisfacer ciertos criterios de construcción específicos. En cada una de las siete categorías de créditos LEED, los proyectos deben satisfacer determinados prerequisitos y ganar puntos.
Las cinco categorías incluyen Sitios Sustentables (SS), Ahorro de Agua (WE), Energía y Atmósfera (EA), Materiales y Recursos (MR) y Calidad Ambiental de los Interiores (IEQ).
Una categoría adicional, Innovación en el Diseño (ID), atiende las nuevas técnicas de la construcción sostenible, así como las medidas de diseño que no están cubiertas dentro de las cinco categorías ambientales anteriores.
El número de puntos obtenido por el proyecto determina el nivel de certificación LEED que el proyecto recibirá. La Certificación LEED está disponible en cuatro niveles progresivos de acuerdo con la escala que se muestra en el cuadro siguiente.
Existe una base de 100 puntos; además de 6 posibles puntos en Innovación en el Diseño y 4 puntos en Prioridad Regional.
- Certified (Certificado) 40 – 49 puntos
- Silver (Plata) 50 – 59 puntos
- Gold (Oro) 60 – 79 puntos
- Platinum (Platino) 80 puntos o más
Los créditos regionales son otra de las características de LEED a través de la cual se reconoce la importancia de las condiciones locales en la determinación de las mejores prácticas de construcción y diseño ambientales. Los proyectos LEED podrán obtener “puntos de bonificación” por la implementación de estrategias de construcción sostenible que aborden problemas ambientales importantes que se enfrenten en una región específica. A un proyecto se le pueden otorgar hasta cuatro puntos adicionales, cada uno de los cuales será dado por lograr hasta cuatro de los seis créditos de prioridad.
La asignación de puntos se basa en las estrategias que tendrán un mayor impacto positivo en lo que al final tiene más importancia: el ahorro energético y la reducción en las emisiones de CO2.
Cada crédito fue evaluado con respecto a una lista de 13 categorías de impacto ambiental, entre los cuales se encuentran el cambio climático, la calidad ambiental interior, el consumo de agua y el agotamiento de los recursos, entre otros factores.
Una duda muy común es cuánto se incrementa en costo un proyecto LEED. Hasta la fecha, los proyectos certificados por LEED demuestran que, sin pagar un peso más, se puede obtener la certificación LEED y aprovechar sus beneficios con un enfoque práctico hacia el diseño.
De acuerdo con la estrategia que se lleve a cabo en la construcción del proyecto sustentable y el nivel de certificación que se busca obtener, puede existir un retorno sobre la inversión a mediano y a largo plazo asociado con las características sostenibles adicionales que ameritan una inversión en los primeros costos.
La certificación LEED es la validación por parte de terceros del rendimiento de una construcción. Los proyectos certificados LEED combinan el rendimiento ambiental, económico y el rendimiento orientado a los ocupantes. Estas construcciones son menos costosas de operar y mantener, ahorran agua y energía. Además, tienen tasas más altas de arrendamiento que los edificios convencionales en sus mercados, son más saludables y seguras para los ocupantes, son una representación física de los valores de las organizaciones que las poseen y las ocupan.
Más allá de la certificación LEED: Net Zero
La expresión Net Zero es un calificativo cada vez más común en el vocabulario de los diseñadores de edificaciones verdes que van más allá de los requerimientos de una construcción sostenible, al cumplir con ciertos requisitos de autosuficiencia en la parte energética y de manejo de agua.
El International Living Future Institute es el organismo que se encarga de certificar las construcciones Net Zero a través de su programa “Desafío de Construcciones Vivas” (Living Building Challenge).
Un edificio Net Zero es aquel que consume tanta energía como la que produce, o aquel que recoge la cantidad de agua que consume. En regiones donde hay sol casi todo el verano, y cielos nublados durante el invierno, los edificios se diseñan para que sobreproduzcan energía en el verano, y por lo tanto alimenten la red de energía eléctrica, para que en los meses de invierno, cuando no hay tanta energía solar, se puedan abastecer de la energía de la red.
Es así como el medidor de energía se gira hacia atrás cuando se produce energía de sobra y gira hacia adelante cuando obtiene energía de la red. Esto se llama “medición neta”. Al final de un año calendario, se debe haber producido más energía de la que se ha consumido. Por esto se consideran estos edificios como Net Positive.
En el caso del agua, se separa para sus diferentes usos, se utiliza agua potable para consumo humano y la que se utiliza para otras tareas y no requiere de tanta pureza. Se recolecta el agua en la parte superior de la construcción y se almacena la suficiente para abastecerla durante los meses secos del año. El tamaño del tanque recolector y la cantidad de agua recolectada se determina a través del promedio de agua consumida en el año anterior.
Cualquier edificio que produzca su propia energía puede convertirse en un edificio Net Zero. El Living Future Institute ha creado exigencias adicionales que se deben cumplir para obtener la certificación. Estas obligaciones se dividen en siete áreas distintas: el sitio, el agua, la energía, la salud, los materiales (su origen y sin toxinas), la equidad y su parte estética.
Con la entrada en vigor de la Ley General de Cambio Climático, las nuevas construcciones deberán ser sostenibles. Las certificaciones LEED y Net Zero serán referencia obligada para que las edificaciones cumplan con este requisito de sostenibilidad.
AUTOR
Magdalena Castillo Aguilar
Con más de 23 años en la industria de la construcción, instalaciones, servicios y aire acondicionado, se graduó como Ingeniero Químico Industrial por la ESIQIE del IPN. Tiene una Maestría en Administración por la Universidad Tecnológica de México, S.C., y es evaluador certificado por el Conocer para el estándar de competencia laboral NUSIM006.01, “Instalación y mantenimiento de sistemas de aire acondicionado y refrigeración comercial”.
Fuentes:
Diario Oficial de la Federación
http://www.presidencia.gob.mx/2012/06/decreto-de-la-ley-general-de-cambio-climatico/
www.vidamasverde.com
www.usgbc.org
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