Las características de los materiales, la zona geográfica y la búsqueda de confort tanto acústico como visual son factores básicos por considerar para una edificación con autonomía climatizante.
1. Elección de materiales
El mercado de la construcción ofrece un gran número de productos para el aislamiento térmico. Éstos se clasifican según su construcción a base de sustancias orgánicas o sintéticas.
Los aislantes constituidos por materiales orgánicos son:
• Placas de fibra blanda hechas de madera desmenuzada con una estructura floja, parecida al fieltro
• Placas de lana de madera, con aglutinante de magnesita o cemento
• Placas de turba prensada, generalmente impregnadas de alquitrán
• Placas de corcho aglomerado con un aglutinante de alquitrán
• Esteras de fibra de coco aplicadas sobre papel o cartón alquitranado
Por su parte, las fibras de vidrio en forma de placas y de láminas son aislantes de material sintético. Además, se utiliza el poliestireno o poliuretano expandidos en placas de distintos espesores.
Cada material tiene un distinto grado de conductibilidad, de acuerdo con su estructura y densidad.
Por ejemplo, los metales son buenos conductores térmicos, mientras que las materias orgánicas (madera, cartón, tela) y las sustancias porosas (poliestireno expandido, fibra de vidrio) transmiten menor cantidad de calor.
2. Ubicación geográfica
Si el edificio se encuentra en fase de construcción, es recomendable reflexionar sobre la elección geográfica del terreno, considerando factores climáticos y topográficos. De esta forma es posible determinar la dimensión y ubicación de las ventanas del edificio, ya que debe tenerse en cuenta que la intensidad del viento y de la radiación solar son aspectos que influyen en el ambiente térmico de las habitaciones.
3. Aplicación de ventanas aislantes
Instalar ventanas de calidad con unidades de vidrio aislante (doble acristalamiento) con marcos con rotura de puente térmico y vidrio bajo emisivo, resulta una decisión energéticamente eficiente. Actualmente, existen las ventanas inteligentes, las cuales son elaboradas con materiales cromogénicos, cuyas capacidades permiten una mejor fluidez de la luz y un control más eficiente de la temperatura.
4. Uso de celdillas
Para poder aprovechar el poder aislante del aire es necesario inmovilizarlo, encerrándolo en celdillas. Los materiales de construcción logran esto mediante la disposición de un gran número de pequeñas cámaras, como en los ladrillos huecos, o aflojando el material, tal es el caso de las sustancias porosas.
Al rellenar el hueco de una pared con una sustancia de este tipo, la posibilidad de transmisión del calor se reduce sustancialmente, pues las partículas de aire, ahora encerradas, ya no pueden circular.
5. Aislamiento a la temperatura húmeda y seca
Una señal incuestionable de deficiente protección térmica es la condensación. Esto se debe a que el aire contiene siempre vapor de agua en una cantidad variable, según su temperatura; cuanto más caliente esté, mayor será la proporción de agua capaz de guardar. Así, un metro cúbico de aire caliente, por ejemplo, puede contener más humedad que la misma cantidad de aire frío.
Si el aire del interior del edificio es más cálido que el del exterior, tenderá a atravesar los elementos constructivos para entregar su calor. A esto se le llama difusión; en este proceso, el aire se enfría, y en consecuencia disminuye proporcionalmente su capacidad para contener el vapor de agua.
En ocasiones, puede condensarse el agua en el interior de los muros, sobre todo si éstos se componen de varias capas dispuestas en forma inadecuada. Lo que disminuye aún más la resistencia térmica a la conductibilidad intensificando, a su vez, la condensación superficial.
6. Calidad del aire
Para evitar posibles enfermedades respiratorias, el edificio tiene que renovar el aire local considerado (mínimo del orden de 0.5 renovaciones/hora, aumenta en función de la ocupación y la actividad).
La ventilación de las habitaciones permite reducir el contenido de humedad y aumentar la sensación de frescura en climas cálidos.
El movimiento del aire modifica la sensación térmica: una velocidad del aire de 1m/s puede producir una sensación de temperatura inferior en 2° o 3°C. Sin embargo, existe un límite de velocidad, 2.0 m/s, a partir del cual el movimiento del aire puede resultar molesto.
Cuando se desee eliminar el calor de un edificio, hay que facilitar la penetración del viento; mientras, tendremos que protegerlo de los vientos cuando queramos contener la dispersión del mismo.
Por ejemplo, cuando una superficie compacta vertical es alcanzada por un viento perpendicular a ella, genera un área protegida donde aparece una reducción de la velocidad del viento de un 75 por ciento aproximadamente. Si el obstáculo es una fila de árboles de espeso follaje, la reducción de la velocidad será menor, pero el área protegida será más amplia.
7. Confort acústico
El confort acústico se consigue cuando son adecuadas las condiciones de reproducción sonora, y se evitan las molestias que producen los sonidos no deseados en el interior de una habitación.
Un ruido puede ser molesto aunque tenga un nivel de intensidad bajo, y produce molestia por el hecho de ser un sonido indeseado. Un sonido se considera excitante a partir de los 50 db, y puede llegar a producir lesiones a partir de los 95-100db.
8. Aspectos lumínicos
En el confort visual intervienen tres parámetros fundamentales: la cantidad de luz o iluminancia, el deslumbramiento y el color de la luz.
La iluminancia o cantidad de luz se mide en lux (1 lux=1 lumen/m2). Aunque el ojo humano puede apreciar iluminancias comprendidas entre 3 y 100 mil lux, para poder desarrollar cómodamente una actividad se necesitan desde 100 lux, en caso de poco esfuerzo visual, hasta 1 mil lux, si se precisa un esfuerzo visual alto.
También es importante considerar los ciclos diarios y estacionales de la luz, ya que estos factores determinan, en muchos casos, la fatiga del ojo humano y la correcta percepción visual.
9. Aspectos de economía constructiva
El pensamiento bioclimático introduce la idea fundamental del aprovechamiento de los recursos naturales de una manera consciente y lógica; por ello, propone la utilización de recursos locales.
10. Aspectos de durabilidad
Cada edificación debe diseñarse en función de su potencial para desempeñarse durante su periodo de vida. Es necesario valorar la elección de materiales y sistemas constructivos con base en el programa temporal que plantea cada edificio. No tendrá sentido la elección de sistemas constructivos sólidos en arquitecturas efímeras y viceversa.
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Fuentes
Estrategias Bioclimáticas en la Arquitectura, Universidad Politécnica de Cataluña. Taller para el Aislamiento Térmico en la Vivienda, Conavi.