Problemas de presupuesto, mínima relación entre ingenieros y conservadores y carencia de empresas operadoras han sido los factores que han obstaculizado el correcto ejercicio de la climatización en los museos de México.
Es importante considerar la humedad a la que ha vivido toda su vida el material y tratar de reproducirla. De lo contrario lo puedes echar a perder: Sergio González.
Itzel Liévanos y Sinaí Romo / Bruno Martínez, fotografías.
La permanencia de la obra de arte está ligada a la materialidad. Es en este sentido, que durante los últimos años ha crecido el interés y los esfuerzos por preservar aquello que forma parte del patrimonio cultural de la humanidad. Al mismo tiempo, la tecnología ha puesto al alcance de ingenieros y conservadores las herramientas necesarias para hacer factible dicha función.
Es así como obras de arte, fotografías, libros y vestigios en general han requerido de un cuidado especial, no sólo por parte de las ciencias sociales, sino también de las duras. De esta forma, la ingeniería HVACR se ha hecho imprescindible en la subsistencia de los distintitos tipos de materiales que componen estos invaluables objetos.
Muestra de ello son los grandes museos alrededor del mundo que han instalado sistemas de aire acondicionado y calefacción para la protección de determinadas obras o colecciones: El Louvre, en París, con sus 60 unidades de tratamiento de aire; La Capilla Sixtina, protegida por un sistema completamente automatizado, y el museo Guggenheim en España, dotado de calderas, enfriadoras y ventiladores.
Así, mientras en países como España, Venezuela y Cuba realizan investigaciones sobre climatización en estos espacios, en México aún no está arraigada la práctica, tal como confirman los expertos.
Pese a ello, y aunado a los escasos recursos que existen en los museos del país, según los especialistas, se ha logrado, además de conservar, cumplir con las condiciones óptimas para recibir múltiples colecciones internacionales.
¿Diseño ideal?
Sin embargo, qué condiciones son las adecuadas. En este contexto, es necesario trabajar bajo una línea estricta de control tanto de la humedad como de la temperatura, pues estos factores afectan el comportamiento de todos los materiales, particularmente los higroscópicos, ya que tienden a entablar un balance termohigrométrico con el ambiente a su alrededor.
Por lo tanto, las condiciones termohigrométricas tienen que ser estables. De esta forma, el control de la humedad relativa en interiores debe asegurarse de que los materiales no presenten el fenómeno de absorción o condensación, pues bajo éstos las obras son proclives al desarrollo de reacciones químicas y bacteriológicas.
Así lo confirma Sergio González García, coordinador del laboratorio de Conservación, del Museo Nacional de Antropología, quien expresa que los microorganismos son los que más daño provocan a los objetos; y el ingeniero José Luis Trillo, director General de IACSA, quien comenta que el medioambiente es una amenaza para los materiales.
Aunque, fundamentalmente, explica Tadeo Velandia, consultor en conservación independiente e integrante del taller Perpetua Restauración, “lo que más daña a los materiales son los cambios de temperatura y la necesidad de los materiales en reaccionar a estos cambios”. Ante esto, los sistemas HVACR son ideales para controlar las condiciones ambientales, y con ello prevenir y limitar el proceso de degradación de las obras de arte.
OBJETIVOS DEL SISTEMA HVAC
- Preservar y proteger las colecciones a través del control de temperatura, humedad y filtración
- Seguridad dentro de las salas de exposición: mantener todas las tuberías de agua fuera de los ambientes de conservación. Además, la redundancia en la capacidad del sistema es importante
- No emisiones de ruido dentro de las salas de exhibición: dimensionar los ductos a bajas velocidades para minimizar el ruido Mantener las unidades centralizadas en un cuarto mecánico
- El control y monitoreo del sistema de HVAC y almacenamiento de los datos históricos
- Generación de reportes mensuales para análisis y optimización de energía, así como calibración de los sistemas
Fuente: MBA Ing. Carlos A. Hernández Ávila
Niveles de ruido recomendados por ASHRAE | ||
Ductos Primarios en el Piso | ||
Nivel de NC | Máxima velocidad de aire absoluta | Máxima velocidad de aire recomendada |
Todos | Inyección 1800 (fpm) | Inyección 1500 (fpm) |
Retorno 2000 (fmp) | Retorno 1500 (fpm) | |
Ductos Secundarios en el Piso | ||
Nivel de NC | Derivación secundaria (fpm) | Punto de inyección final (fpm) |
25 | 800 | 400 |
30 | 1000 | 800 |
35 | 1200 | 700 |
40 | 1300 | 1400 |
45 | 1400 | 1000 |
Al respecto, el documento Sistemas HVAC para el control del microclima en museos, de la Universidad de Nápoles, indica que entre los agentes responsables del proceso de degradación en los trabajos histórico-artísticos se encuentran: las radiaciones electromagnéticas generadas por fuentes naturales y artificiales de luz, las condiciones termohigrométricas, así como la velocidad y la calidad del aire en contacto con el objeto.
Entonces, cómo diseñar el sistema HVAC óptimo para un museo. Según el documento, el sistema apropiado debe ser capaz de balancear rápidamente los cambios de los parámetros al interior, a partir de los valores establecidos, particularmente, en las salas de exhibición, que es donde se halla la carga térmica.
Para ello, en la mayoría de los museos, afirma Trillo, “lo recomendable es el uso de sistemas todo aire; además de incluir equipos para la deshumidificación, humidificación, el recalentamiento y la limpieza de aire, que debe filtrarse a un nivel de eficiencia alto, para lo que normalmente se consideran filtros del nivel MERV 13”.
En este sentido, el Instituto del Patrimonio Cultural de España indica que un apropiado sistema de filtrado de contaminantes de aire deberá filtrar los compuestos sólidos (materia particulada) y también los gases contaminantes (SO2, NOx, O3, etcétera), según las siguientes consideraciones:
• Materia particulada: eliminación de partículas de polvo, hollín, etc., con una eficacia de al menos el 80 por ciento
• Gases: eliminación del dióxido de azufre (SO2), el dióxido de nitrógeno (NO2) hasta niveles inferiores a los 10 μg/m3, y el ozono (O3) hasta niveles inferiores a 2 μg/m3
Consideraciones para la Climatización
• Deshumidificación
• Humidificación
• Recalentamiento
• Limpieza de aire
Entonces, y pese a contar con ciertos parámetros, los criterios varían de museo en museo y dependiendo de la exposición que se quiera montar. Lo primero que se debe hacer, explica Sergio, “es ver los recursos con los que contamos, las instalaciones que tenemos y las necesidades de conservación: en qué nivel de temperatura, iluminación y humedad estamos, y por supuesto el tipo de acervo que se quiere conservar”.
Por ejemplo, en materiales como la madera, marfil, piel, carey y papel, entre otros, la humedad relativa cambia las dimensiones y forma de los objetos, pues los materiales orgánicos capaces de absorber agua se hinchan cuando la humedad relativa aumenta y se empequeñecen cuando disminuye, y, como consecuencia, sufren cambios de peso, deformaciones y cuarteaduras.
Tipo de material | Rangos generales | Temperatura óptima | Rangos de variaciones |
Obras gráficas: textiles, acuarelas, sedas y collages | 20 a 30 ºC | 21 ºC | 19 a 21 ºC |
Obras pictóricas: óleos, acrílicos | 20 a 30 ºC | 21 ºC | 18 a 21 ºC |
Obras escultóricas: bronce, metal, madera y policromada | 20 a 30 ºC | 21 ºC | 18 a 21 ºC |
Tipo de Material | Porcentaje de Humedad | |
Permisibles | Ideales | |
Piedras y cerámicas | 20 – 60 | 50 – 60 |
Vidrio | 45 – 60 | 50 – 60 |
Pinturas sobre tela | 40 – 60 | 55 – 65 |
Pintura sobre madera y escultura policromada | 45 – 60 | 50 – 60 |
Instrumentos musicales y objetos decorativos | 45 – 60 | 55 – 60 |
Papel | 40 – 60 | 50 – 60 |
Fotografías y películas | 30 – 45 | 40 – 50 |
Monedas | 20 – 40 | 30 – 40 |
Armas y metales | 15 – 40 | 30 – 40 |
Especímenes ciencias naturales | 40 – 60 | 50 – 60 |
Textiles | 30 – 50 | 40 – 50 |
Material etnográfico | 40 | 40 |
Material plástico | 50 – 60 | 40 – 50 |
Mobiliario | 40 – 60 | 55 – 60 |
Marfil y hueso | 40 – 60 | 50 – 60 |
Fuente: Museo Soumaya |
En el caso de la temperatura, la baja no es particularmente peligrosa para las obras de arte; mientras que con el aumento de ésta los procesos de degradación químico-física y biológica se aceleran. Al respecto, el ingeniero Trillo explica que para controlarla normalmente se usan sistemas de volumen constante.
Según la Universidad de Nápoles, los valores sugeridos para espacios de exhibición son: temperaturas de 20 a 25°C durante todo el año, con una variación mensual máxima de +-1° C y una variación diaria máxima de +-1.5°C; humedad relativa entre 35 y 50 por ciento durante todo el año, con una variación mensual máxima de +-5 por ciento y una variación diaria máxima de 3 por ciento, y, para la preservación de obras de arte particulares, se recomienda un rango de humedad relativa más estricto (50 por ciento con una variación diaria máxima de +-2 por ciento).
Sin embargo, desde el punto de vista de la conservación, Tadeo Velandia indica que el principal dilema es tener claro lo que se está solicitando cuando se pide 50 por ciento de humedad relativa +/- 5 y 20° C de temperatura +/-2.
Es decir, “tienes que saber que esa necesidad no es en realidad estricta. El setpoint está formulado en términos absolutos, pero la realidad de las salas de exposición es otra; entonces, por un lado, posees una banda en la que te debes apoyar como referencia, y, por otro, objetivos muy claros determinados por el material”.
Sobre la manera de interactuar con distintos tipos de materiales, Tadeo dice que lo más recomendable es tener un aire acondicionado dentro de una banda amplia y flexible, “pues muchas veces, por presupuesto, se emplea el acondicionamiento local; se negocia con museografía, y se buscan alternativas”.
Por su parte, el ingeniero Manuel Cortés, gerente del proyecto del Museo del Mar en Dypro, dice que cuando no se sabe qué exposición van a llevar, se diseña dentro de un rango estándar. “Entonces dejas una temperatura media a 19° C con humedades relativas de 45 a 65 por ciento. Se mantiene esa media y le das un rango holgado de operación de +/- 1° C”.
Un ejemplo de ello es cuando en una misma exposición se trabaja con diversos materiales. Lo que se hace, explica Sergio, es buscar un nivel intermedio que satisfaga a todos. “Es decir no rebasar los límites riesgosos de conservación. No bajar del 30 por ciento de humedad y no sobrepasar el 70 por ciento”.
En cambio, cuando quieren un sistema muy puntual conviene trabajar con un equipo de precisión. La ventaja, comenta Manuel, es que se cuenta con las distintas herramientas: el humidificador, deshumidificador y refrigeración integrados en un solo equipo.
“Aunque se pueden tener por separado y anexar un equipo de expansión directa, para enfriar y dar las condiciones de temperatura. Asimismo, –dice Manuel– lo que pedimos es un guión museográfico que te va a decir cómo va a estar distribuida la exposición. Y en ese guión te van dando las condiciones que requieren.
Estudios recientes de ASHRAE consideran no sólo el objeto, sino la colección completa, colocándolas en cinco categorías con base en umbrales específicos de sensibilidad. Una vez determinados los valores óptimos para los parámetros termohigrométricos para la conservación, se coloca en una categoría de sensibilidad (AA-A-B-C-D), que identifica la clase de control de las fluctuaciones temporales y de corto plazo aceptadas.
En el caso de UNI 10829 (estándar italiano creado para la preservación de obras de arte), se recomienda la clasificación de materiales en 33 categorías, que a su vez se dividen en materiales u objetos de naturaleza orgánica, inorgánica y objetos de naturaleza mixta, a partir de las cuales se asignan los valores adecuados para tratar factores como: temperatura de aire y humedad relativa, temperatura diaria máxima y variaciones en la humedad relativa.
Sin embargo, con el paso del tiempo, algunos objetos pueden acomodarse a condiciones microclimáticas distintas a las sugeridas, indica el documento Sistemas HVAC para el control del microclima en museos. En este caso y para evitar una fuerte degradación, es oportuno mantener esas condiciones que obtener las condiciones que se consideran óptimas.
En este sentido, Sergio coincide y detalla: “las piezas de materiales orgánicos en el área Maya están climatizadas a la humedad y a las condiciones de la región que provienen. Eso debe considerarse, porque si allá están a 90 por ciento de humedad, las traes a la Ciudad de México y planteas que el libro dice que tiene que estar a 30 por ciento, las vas a echar a perder, se van a resecar y se van a romper. Es más importante considerar a qué humedad ha vivido toda su vida y tratar de reproducirla”.
Lo anterior, comenta Sergio, “va a ser muy difícil, pues no se puede hacer un espacio idéntico de humedad, pero sí puedes establecerla más alto de lo normal o poner productos que humedezcan un microclima de forma controlada”.
Microclimas
Mientras que el clima se refiere al ambiente en la ciudad, el microclima hace referencia a un lugar cerrado, que puede ser una caja o vitrina. La idea es crear estabilidad para conservar los objetos. El fin del microclima es evitar las variaciones bruscas al interior de la vitrina y amortiguar factores como: humedad relativa, temperatura, iluminación y contaminantes.
En ocasiones, se emplea la sílica gel calibrada para amortiguar las variaciones de humedad relativa; ésta puede contener hasta el 60 por ciento de su peso en humedad. Sin embargo, la temperatura al interior es más difícil de controlar. En este sentido, se pueden emplear sistemas de aire acondicionado o enfriamiento.
La sílica gel tiene una reserva de humedad establecida; cuando ésta baja de ese nivel, saca su reserva de humedad, y cuando la humedad sube, absorbe. De tal modo que funciona como un boofer dentro de la vitrina, lo que permite aminorar las variaciones de temperatura que existen con los cambios día y noche.
Otro aspecto climático que se controla es la contaminación, la cual puede evitarse al seleccionar los materiales correctos para construir la vitrina. Éstos deben ser estables y no deben contener residuos de disolventes orgánicos, pinturas de agua, siliconas de agua, maderas MDF y telas sintéticas.
Normas y especificaciones
El ingeniero Trillo explica que no existe una norma como tal, pero que en el manual de aplicaciones de ASHRAE se dan los lineamientos generales. De igual forma, se deben considerar las políticas que establece cada museo para el préstamo de colecciones; así como cumplir con los requerimientos de la Asociación Americana de Museos.
El tipo de sistema HVAC utilizado es clave para alcanzar las metas ambientales del proyecto, de esta forma tanto ASHRAE como las normas de conservación preventiva para la implantación de sistemas de control de condiciones ambientales en museos, bibliotecas, archivos, monumentos y edificios históricos, del Ministerio de Cultura de España, coinciden en las siguientes cuestiones:
• Los valores mínimos de flujo de aire deben variar entre seis y ocho cambios de aire por hora, de manera que un sistema de volumen constante es usualmente preferido
• Debe considerarse el acceso para el mantenimiento y el riesgo de trastorno en las colecciones por filtración por equipo descentralizado. Tuberías de vapor o agua sobre las áreas de colección presentan posibilidad de filtración
• Los sistemas todo aire son generalmente preferidos. Una unidad centralizada mantiene la filtración, deshumidificación, humidificación, mantenimiento y monitoreo fuera de la colección
• Aunque no están excluidos, los sistemas de agua-aire son raramente utilizados en cuartos de exhibición, dado que no permiten el manejo de los cambios de carga con suficiente rapidez ni el control de los contaminantes cercanos a las obras de arte
• Una unidad de manejo de aire multizona con recalentamiento y humidificación puede ser una solución estable y relativamente eficiente energéticamente
• Los sistemas de volumen variable de aire se caracterizan por su flexibilidad, menores requerimientos de espacio para el equipo y reducción de costos operacionales. Sin embargo, presenta limitaciones relacionadas con la capacidad para balancear los cambios de las cargas térmicas, tanto sensibles como latentes, pues rara vez es posible reducir la tasa de flujo de aire más de 25 a 30 por ciento respecto a la del diseño
• La adopción de sistemas de deshumidificación por adsorción permite la reducción de la humedad aún cuando la temperatura del punto de rocío es muy baja, lo que facilita el manejo de altas cargas latentes. Estos sistemas son mejores en características higiénicas, porque la ausencia de agua condensada reduce fuertemente la presencia de bacterias, hongos y microbios
• Los sistemas de deshumidificación por absorción deben evadirse por el riesgo potencial de partículas ácidas (por ejemplo: soluciones de cloro o gotas liberadas en el flujo de aire, teniendo como consecuencia el riesgo de daños en las colecciones)
• Aún cuando la refrigeración gratuita es conveniente, el aire del exterior puede introducir partículas y gases contaminantes. Por lo tanto, la cantidad del aire exterior debe ser la mínima requerida para brindar aire fresco a los ocupantes y presurizar los espacios de las colecciones
• Los grandes espacios son susceptibles a la estratificación ambiental; si ésta es un riesgo real para las colecciones, entonces, puntos de retorno y suministro de aire apropiados deben requerirse para garantizar el movimiento del aire a través de todo el espacio
• Sensores, termostatos y humidificadores deben colocarse en el espacio de las colecciones (no en el sistema de retorno de aire)
• La variación de temperatura es usualmente preferible a cambios prolongados de humedad. Esto afecta el diseño de los controles porque los sistemas convencionales de control tratan la temperatura como la meta principal y la humedad como suplementaria
CÓDIGOS Y ESTÁNDARES
• Código Internacional de Instalaciones Mecánicas
• Fundamentos ASHRAE
• Manual de aplicación ASHRAE (Capítulos 3 y 21) para la revisión del criterio de diseño y los rangos aceptables de humedad y temperatura
• Estándar ASHRAE 90.1 (Eficiencia energética para edificios nuevos, excepto edificios residenciales de baja altura)
• Estándar ASHRAE 62.1 (Ventilación para una calidad aceptable del aire interior)
Fuente: MBA. Ing. Carlos A. Hernández Ávila
Contemporáneos VS. Históricos
Para los edificios antiguos, el sistema todo aire también es el recomendado. El problema con éstos, explica José Luis Trillo, “es que el propio edificio es un museo, y se tiene el reto adicional de que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no va a permitirnos modificar ningún muro, plafón o techo.
En este caso, comenta, se procurará realizar la inyección de aire por piso o bien por la azotea, y solicitar al INAH un permiso para que permita la realización de huecos en los techos o en las lozas, y por ahí suministrar el aire.
Por su parte, el ingeniero Manuel Cortés menciona que, como actualmente la mayoría de los museos se encuentran en edificios históricos, ha surgido un interés en climatizar o renovar la tecnología con la que cuentan.
Sobre este punto, Tadeo dice que muchas veces se tiene la idea errónea de que hay que comenzar de nuevo y trabajar con otros equipos. “Aunque tal vez esa no es la solución. Lo recomendable sería que todos los que participan en el proceso: director, museógrafo, curador, administrador, técnico encargado y el conservador se sentaran y analizaran la situación, los elementos con los que se cuenta y el problema real, y a partir de ello tomaran una decisión.
En otro sentido, José Luis Trillo afirma que frecuentemente los museos en edificaciones antiguas poseen diversas fallas, y se debe en gran medida a que se construyeron hace años y nadie pensó en ponerle aire acondicionado. No tienen las preparaciones, entonces es más complicado, y el presupuesto no siempre está disponible”.
En cambio, en museos nuevos el uso de tecnología más avanzada es posible. Últimamente, detalla Trillo, “se está volviendo popular el uso de páneles radiantes, que pueden emplearse en el plafón o en el piso (enfriándolos). Aunque el problema de tener un plafón frío es que evidentemente tiene que circular agua, que se convierte en un amenaza para la colección, así que debe pensarse dónde es conveniente utilizarlo”.
Al menos en México, el ingeniero Trillo asegura que no existe realmente una innovación, pues los sistemas que se emplean en los museos siguen siendo los mismos. “Lo que sí ha mejorado es el control y la eficiencia de los sistemas en general. Por ejemplo, en la remodelación del Museo de Arte Contemporáneo Rufino Tamayo integramos control de temperatura y humedad, pues en el diseño original no se le ponía atención a ésta última”.
En últimas fechas se han diseñado diferentes elementos para el control automático de todas las funciones termohigrométricas mediante sensores específicos: transmisores de humedad relativa, situados en las diferentes salas, así como sensores de temperatura, presostatos, indicadores de funcionamiento y mantenimiento, entre otros.
Mantenimiento y Operación
Manuel Cortés dice que normalmente el administrador del museo contrata un servicio de mantenimiento, que por lo general acude al sitio una vez al mes. Sin embargo, un punto importante es la revisión periódica de sus componentes, tal como sucede con los humidificadores que deben limpiarse al menos cada dos semanas.
Desde un plano más general, conservadores e ingenieros coinciden en que debe de existir un buen mantenimiento, operación y contrato, “pues no importa qué tan bien se diseñe el acondicionamiento, si después no se le da el mantenimiento apropiado ni se opera de manera adecuada, entonces de nada sirve”, asegura José Luis Trillo.
Además, Tadeo Velandia resalta que tener clara la garantía que ofrece la empresa prestamista también es vital. Según su experiencia, “la situación ideal sería una póliza, pero que no diera garantía de los equipos sino de la operación. Lo que quiere decir que el prestador de servicio evaluará los gastos de mantener el equipo todo el tiempo, los tiempos de respuesta y las probabilidades de falla. Lo que implica contar con un operador permanente y un inventario de refacciones para fallo frecuente”.
Por otro lado, José Luis Trillo comenta que una de las complicaciones más serias en cuanto a la operación y el mantenimiento es que la gente que lo realiza no está lo suficientemente capacitada o no cuenta con los medios para su trabajo.
En este sentido, Tadeo Velandia dice que muchas veces acude el técnico, pero no el ingeniero. ”El técnico no tiene la sensibilidad, no es consciente de la importancia de la climatización en los museos, no sabe para qué está trabajando y nunca le aclaran que en las salas de exposición lo que menos importa es el confort”.
Ante tales sucesos, afirma Trillo, el comisionamiento es deseable, y en un museo debería ser obligatorio, porque si se tiene un edificio de oficinas y las condiciones de diseño no se cumplen, mientras la gente no se queje, no va a pasar nada.
“En el caso de las obras de arte no se quejan, pero sí sufren. Necesitamos asegurarnos por algún medio que las condiciones se estén dando”, comenta.
Para ello, los ingenieros recomiendan llevar un registro de las condiciones en las salas y en el acervo; así como un comisionamiento en el arranque, pero también uno continuo para la operación.
Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC)
• Ubicación: Centro Cultural Universitario, Ciudad de México
• Construcción: 2008
• Capacidad: 240 TR
Cuenta con un sistema todo aire, una planta de agua helada enfriada con aire y un sistema de bombeo primario-secundario desacoplado.
Tiene instaladas manejadoras de aire con serpentín de agua helada (deshumidificación y enfriamiento), así como un serpentín de agua caliente (recalentamiento y calefacción). Su sistema de humidificación se da a través de vapor autogenerado. Además para la limpieza de aire se utilizan filtros MERV 13.
Los sistemas de climatización trabajan al 50 por ciento de humedad +/- 5 durante todo el año, y a 22°C las 24 horas del día.
Museo Soumaya
• Ubicación: Ampliación Granada, Ciudad de México
• Construcción: 2011
En su interior se albergan más de 66 mil obras nacionales e internacionales. Sus seis salas de exhibición están climatizadas a diferentes temperaturas, y se distingue por su eficiente fachada de 40m2 / TR.
Se alimentan por 14 manejadoras de aire, 28 ventiladores, tres bombas, un tablero variador de velocidad, tanques de expansión, unidades de precisión para las bodegas de acervo (una en respaldo y una en operación), unidades de toma de aire con ventilación y humidificadoras. Además, la unidad de ventilación de volumen constante cuenta con filtros al 65 y al 85 por ciento.
El techo del museo está construido con un material especial que permite la entrada de luz solar, pero no el paso de los rayos UV, los cuales deterioran las obras.
Museo Memoria y Tolerancia
• Ubicación: Centro Histórico, Ciudad de México
• Construcción: 2010
La climatización de este museo se dividió en dos etapas. Primero la parte de arquitectura, la cual tardó alrededor de un año, y después museográfica, trabajo que duró un año y medio.
El tiempo de instalación de los equipos se llevó entre ocho meses y un año. Se instaló un chiller enfriado por aire, tres bombas de 15 hp y 11 manejadoras con filtrados de 95 por ciento.
Capilla Sixtina
• Ubicación: Ciudad del Vaticano
El sistema se apoya en un dispositivo de control digital directo basado en microprocesadores, que regula la temperatura, limpia el aire y controla la humedad.
A este dispositivo están conectados: una enfriadora con una capacidad de 200 kW, una unidad de tratamiento de aire para acondicionar 17 mil m3, además de bombas y torres de refrigeración, entre otros componentes.
El sistema se diseñó para mantener las condiciones interiores óptimas, minimizando el flujo de aire sobre los frescos y los niveles sonoros de los equipos. Dos terminales de ordenador, uno en la central de energía del Vaticano y otro en el departamento de restauración muestran la información necesaria para ser evaluada y asegurar con ello la conservación de los frescos.
Problemática
Ya sea en México o el resto del mundo, la problemática actual en cuanto a la climatización en los museos tiene rasgos en común. Bajos presupuestos, falta de comunicación entre ingenieros y conservadores, así como la carencia de empresas operadoras son la base sobre la que se asienta el dilema.
Al respecto, un artículo publicado por el Museo Nacional de Arte de Cataluña detalla que la simplificación de los cálculos realizados por los ingenieros y el juego de subcontrataciones sin un control total, al igual que la transmisión de normas de conservación ciegas y anticuadas conforman el origen de rectificaciones costosas y de riesgo para las colecciones.
Entonces, “así como hay malas prácticas en refrigeración, también la hay en cuanto a conservación, administración o ejecución” –comenta Tadeo Velandia. “Si la voluntad institucional no está dada, entonces está garantizado el fallo del equipo. Se trata de un equilibrio de partes que es difícil de mantener; en este aspecto es importante la retroalimentación entre el conservador y el ingeniero”.
Sobre el aspecto del presupuesto, José Luis Trillo señala que es un grave problema en las instituciones, pero sobre todo en las oficiales. “Operar y mantener el sistema de aire acondicionado de un museo es caro. Y vemos que los encargados del mantenimiento hacen milagros para que el sistema funcione decorosamente”.
Y con relación a la comunicación, todos los actores que se involucran en el proceso saben que existe una falla. En la mayoría de los casos, los conservadores no mantienen contacto con el técnico o la empresa prestadora de servicios, tampoco conocen los equipos instalados, su situación, capacidades o rangos de operación, dice Tadeo.
Lo que necesitamos, explica José Luis Trillo, es que los conservadores sepan qué condiciones son las adecuadas. Y el trabajo de cómo lograrlo corresponde a nosotros los consultores en climatización. De esta forma, subraya, “la comunicación es muy importante, porque en algunos casos nos va a evitar un gasto grande donde el tipo de colecciones no ameritan un gran control”.
Además, asegura Tadeo Velandia, si se entiende el problema del aire acondicionado como un complejo, encontraremos que no es un problema estrictamente técnico, sino que hay variables presupuestales, de operación, museográficas, etc. Después de todo: “en la experiencia colectiva del museo están las claves para la solución del problema”.
Lo ideal, según el Museo Nacional de Arte de Cataluña, sería que además de crearse grupos de trabajo sobre temas específicos (climatización, circulación, iluminación, etcétera), “éstos mantuvieran un enlace para afinar la orientación de determinado trabajo, pues de la transversalidad de la información depende el éxito del proyecto”.
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2 comentarios
Execelente información. Gracias!!!
Buenos días. Veréis, voy a abrir una pequeña galería de arte en mi ciudad. Me preocupa la humedad ya que se trata de una construcción bastante antigua y amplía. ¿Necesitaría un deshumidificador industrial o bastaría con uno de casa? He estado informandome para comprar uno aquí: https://fisair.com/es pero me gustaría tener una segunda opinión. Muchas gracias de antemano.