El Museo de Memoria y Tolerancia, además de contar con un diseño arquitectónico y una instalación de excelencia, contribuye a crear conciencia entre sus visitantes mediante exposiciones que invitan a la reflexión.
Tratamiento de agua, ahorro de energía, bajas emisiones de CO2 y calidad de ambiente interior, algunas de las características que vuelven sutentable el museo.
Karely Haros / Fotografías cortesía de Arditti + RDT Arquitectos.
Diseñado por Arditti + RDT Arquitectos –Mauricio, Arturo y Jorge Arditti, además de su destacable equipo de trabajo– y reconocido por ser uno de los museos más interesantes de América y del mundo, el Museo de Memoria y Tolerancia guarda, además de situaciones y valores que enmarcan la realidad de nuestros tiempos, instalaciones de la más elevada calidad.
Este recinto cumplió desde la planeación con el concepto de sostenibilidad, pues, en sí, y como menciona el arquitecto Jorge Arditti, “La Plaza Juárez cumple con las características de sitio sustentable y, en el caso del museo, se cuenta con una planta de tratamiento de agua; también hay sensores de movimiento para el ahorro de electricidad. Asimismo, contamos con unidades de aire que generan poco CO2, además de las manejadoras de aire para mantener una calidad de ambiente interior óptima, porque ese aspecto es también muy importante”.
De la construcción se encargó Ideurban, quienes se han encargado de edificar otros museos, proyectos comerciales, corporativos, espacios comunitarios, urbanos y educativos, entre otros. La estructura del edificio la realizó Aguilar Ingenieros, mientras que la instalación eléctrica y de iluminación las llevaron a cabo Instatech y Luz y Forma, respectivamente.
Una caja de madera de tzalam contiene al Auditorio “volado”. En su parte superior, cristalera transparente remetida, todo un atractivo para los visitantes |
Por otra parte, el sistema de aire acondicionado fue instalado por Cyvsa, empresa líder en climatización en Centroamérica, mientras que el cristal y el aluminio corrieron por parte de Integra. De la ingeniería de instalaciones especiales, seguridad y automatización se encargó MR Soluciones, empresa joven pero con bastante experiencia y profesionalismo, la cual logró integrar los sistemas eléctricos, de agua, de aire acondicionado y de seguridad para optimizar los gastos de mantenimiento y control.
En cuanto al arte y el diseño internos, quienes tuvieron partida fueron Antonio Muñohierro y Ricardo Grijaldo en la museografía, y en esa misma parte, pero respecto de los sistemas museográficos, Tedd, compañía ciento por ciento mexicana y especializada en tecnologías audiovisuales. Cabe mencionar que la parte acústica del museo la realizó el arquitecto Omar Saad.
Como se mencionó anteriormente, Arditti + RDT Arquitectos fueron los encargados del majestuoso diseño, quienes, además de proponer la integración de los mejores sistemas HVAC y de automatización para lograr un espacio de calidad de principio a fin, buscaron crear conciencia con las temáticas y exposiciones tratadas en el museo.
“En la historia de la humanidad, encontramos tristes episodios que con fuerza negativa impulsaron los actos más incomprensibles para la mente humana: el exterminio del hombre hacia el hombre”, comenta Jorge Arditti durante el recorrido por el museo en el evento del Premio Nacional IMEI “Ing. Jorge Martínez Reyes”.
La intención de mostrar las irracionalidades cometidas y que aún suceden, acompañadas de información educativa, y la importancia de abogar por la coexistencia pacífica y respetuosa entre todas las personas fue, por decirlo así, el motivo por el cual se creó el Museo de Memoria y Tolerancia.
Son 7 mil 500 metros cuadrados los que albergan los aspectos de tecnología, automatización y eficiencia, así como las características históricas y actuales de los genocidios (memoria) y, por otra parte, la diversidad cultural e importancia de no discriminar (tolerancia), para el desarrollo de las próximas generaciones. Entre las exposiciones permanentes, incluidas en la parte de Memoria, se encuentran El Holocausto, Armenia, Ex Yugoslavia (Srebrenica), Ruanda, Guatemala, Camboya y Darfur.
Dentro de su concepción espacial y acondicionado sobre un basamento contextual continuo del conjunto de Plaza Juárez, se asienta el volumen principal que contiene a “Memoria y Tolerancia” como dos manos abiertas que a su vez sostienen (flotando) el motivo principal del espacio interior: “El Memorial de los Niños”, donde se guarda luto por todas las almas inocentes.
La belleza arquitectónica no es lo único que destaca de esta construcción: la ingenería HVAC es de las más eficientes en su rubro |
Una caja de madera de tzalam contiene al Auditorio, que se encuentra a su vez “volado” hacia las rampas que descienden y lo separan de la zona museográfica para niños (pues el museo está diseñado para mayores de 12 años), mientras que su parte superior sirve de base para integrar el área de exposiciones temporales que atrae a los visitantes por medio de una cristalera transparente remetida.
El área administrativa se integra dentro del elemento oscuro de granito, que se encuentra separado de la exhibición principal del Museo por un callejón de cristal opaco que alberga al Centro Educativo, ligado hacia la Biblioteca Pública por un corredor acristalado y con rampas.
Al terminar el recorrido, una ventana enmarca la vista hacia el otro lado de la calle, que integra a la exhibición la estatua de Benito Juárez, líder y pensador mexicano, que cuentan con la famosa inscripción: “Tanto entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.
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Con información de Arditti + RDT Arquitectos