La obtención de materiales para la construcción ha devenido en una actividad de alto impacto ecológico. Por ello, se ha vuelto necesario tomar medidas al respecto y adoptar tendencias que sean favorables al medioambiente. La elección de materiales con bajo impacto ambiental a lo largo de todo su ciclo de vida representa el camino hacia el nuevo estadio de la construcción: la construcción sostenible
Manuel Merelles
Desde el comienzo de la civilización, tanto la energía como los materiales han sido utilizados por el hombre para mejorar sus condiciones de vida. En las distintas etapas del desarrollo de la humanidad los materiales han sido tan importantes, que la historia se tiende a clasificar según los materiales predominantes en un cierto periodo. Así, la edad de piedra se caracteriza por la predominancia del material para el desarrollo de armas y herramientas, mientras que en la edad de bronce se descubre la ductilidad y en la de hierro comienza a usarse este material de mayor fuerza y con más aplicaciones.
Una de las principales aplicaciones de los materiales descubiertos desde principios de la historia ha sido la construcción; sin embargo, al evolucionar los métodos de obtención, los procesos comienzan a ocasionar grandes impactos sobre el medioambiente. En un principio, los elementos utilizados para las viviendas eran tomados de las proximidades, con un bajo impacto sobre el medio; por ejemplo, la técnica de construcción conocida como Bahareque o bareque, utilizada desde tiempos remotos por pueblos indígenas en América, permitía edificar hogares a partir de palos entretejidos con cañas, zarzo ocañizo y barro. Al evolucionar la industria y desarrollarse la tecnología se contó con medios de extracción y elaboración más eficaces y de mayor volumen, además de medios de transporte más accesibles, lo que provocó que la producción de materiales deviniera en una actividad de alto impacto ecológico.
En la actualidad, es innegable que los materiales en la construcción representan un eslabón importante en el desarrollo de las grandes ciudades, ya que son la base en la que se cimenta la expansión urbana que caracteriza la historia reciente. Para muestra basta corroborar que aproximadamente 40 por ciento de los materiales utilizados en la Unión Europea son destinados a la construcción y el mantenimiento de edificios.
El redescubrimiento de los residuos
Se consideran materiales sostenibles aquellos que precisan escaso mantenimiento, son duraderos y pueden recuperarse, reutilizarse o reciclarse. Asimismo, deben seguir una serie de pautas, como larga duración, precio accesible, que sean no contaminantes, que consuman poca energía en su ciclo de vida, que provengan de fuentes abundantes y renovables, que posean un porcentaje de material reciclado y que no utilicen materiales de aislamiento que contengan CFC.
A partir del aprovechamiento de residuos agrícolas, como los desechos de las industrias azucarera y minera, y de elementos completamente naturales, como el cáñamo y la leche, se han desarrollado materiales alternativos sostenibles y de alta duración para la construcción. Por ejemplo, se logró mejorar la pintura casera tradicional mediante la mezcla de proteína de leche, cal, arcilla y pigmentos minerales, con lo que se obtuvo una pintura biodegradable, durable y no tóxica, que puede utilizarse en decoración de interiores o como elemento artístico. Por otro lado, algunas empresas estadounidenses han creado paneles capaces de reemplazar a la madera a partir de los desechos del cultivo de sorgo y trigo, además de comercializar azulejos hechos con cáscara de coco.
En México, científicos de Veracruz, Hidalgo, Chihuahua y Nuevo León lograron fortalecer el concreto mediante cenizas de bagazo de caña de azúcar, lo cual brindó una resistencia mayor a la corrosión, en comparación con el concreto que utilizaba el cemento tradicional. De igual manera, investigadores de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo crearon ladrillos y tejas a partir de los “jales”, residuos encontrados en la industria minera. Estos avances resultan de gran importancia, ya que permiten aprovechar los desechos mineros producidos por más de cuatro siglos y alargar la vida de los ladrillos hasta alrededor de 250 años.
Otros elementos, considerados desechos hasta hace poco, ya son reutilizados como materiales de construcción, como el vidrio que, por lo general, después de ser reciclado y reutilizado varias veces, es considerado inutilizable; sin embargo, se han desarrollado métodos para emplearlo como recubrimiento de paredes y muebles. Asimismo, se han creado paneles y azulejos a partir de botellas de plástico (PET) que han resultado excelentes aislantes de sonido. El PET también ha sido utilizado por alumnos de la Universidad Autónoma de Querétaro para reforzar tabiques, permitiendo aprovechar 4 mil botellas de plástico por edificio construido.
También, se han desarrollado materiales como el Hempcrete, una mezcla de cáñamo, cal y agua, que se presenta como una alternativa sostenible al uso de concreto prefabricado, debido a que su baja densidad favorece la circulación del aire. De igual manera, el terrablock de Tecnoadobe es fabricado con adobe estructural, que presenta ventajas térmicas, acústicas, estéticas y ecológicas, y cuenta con una mayor resistencia estructural y a la humedad que el tradicional. Está compuesto por un material ecológico no tóxico a base de tierra inerte y agua; aporta un sistema constructivo de mayor resistencia a sismos y temblores, reduce el tiempo de construcción y abarata la mano de obra. Su proceso de fabricación es de bajo impacto ambiental, ya que no requiere cimientos y no genera residuos contaminantes. Una vez terminado su ciclo de vida útil, no genera contaminación por escombro, pues sus desechos se reintegran a la tierra.
Estado actual en México
De acuerdo con un estudio elaborado por los maestros Gerardo Velázquez Flores y Carlos Luis Delgado Castillo, de la Universidad Iberoamericana, campus Ciudad de México, en el que participaron 186 compañías y se evaluaron trescientos materiales considerados sostenibles, 53 por ciento de los productos evaluados se emplea para las instalaciones de los inmuebles; 14 por ciento, como insumos en la construcción; 11 por ciento, como compuestos químicos; 9 por ciento se invierte en los acabados de las construcciones; 8 por ciento es utilizado como material en exteriores, y sólo 5 por ciento se destina a puertas y ventanas.
Por otro lado, según el mismo estudio, los estados con mayor participación en el uso de materiales sostenibles dentro del estudio fueron el Distrito Federal, con 44 por ciento; Nuevo León, con 13 por ciento; el Estado de México, con 12 por ciento; Jalisco, con 8 por ciento, y el resto de los estados tuvo una participación conjunta de 23 por ciento.
De acuerdo con datos emitidos por la Secretaría de Economía, México ocupa el lugar 42 dentro de un estudio que clasifica a los países según un índice de desempeño medioambiental. Se trata de una validación basada en las emisiones de carbono y sulfuro, la calidad del aire y las prácticas de conservación del medioambiente. Los países que ocupan los primeros 10 lugares en el estudio son, en primer lugar, Suiza, seguido de Suecia; en tercer lugar Noruega; sucedido por Finlandia; Costa Rica; Austria; Nueva Zelanda; Latvia; Colombia, en noveno puesto, y en el décimo lugar está Francia.
Al respecto, Caroline Vérut, socia y directora Adjunta de Ítaca Proyectos Sustentables, señala en entrevista que en México aún no hay una presencia significativa de materiales sostenibles en la construcción; “sin embargo, es un mercado que empieza a adquirir relevancia y a crecer conforme exista una mayor conciencia por parte de los involucrados en el proceso de construcción. Este crecimiento se prevé lento en los próximos años, pero adquirirá una mayor aceleración conforme pase el tiempo”.
En opinión de la directora, la falta de información y transparencia en el reporte de las características de manufactura y distribución de los materiales para que el consumidor pueda tomar decisiones informadas y adecuadas es uno de los principales obstáculos que se deben enfrentar. Además, declaró que el greenwash, es decir, pretender que un material es verde o sostenible con base en criterios superficiales o francamente erróneos, es otro obstáculo significativo. “La falta de conciencia e interés del consumidor, de los contratistas, de los proyectistas y de las instancias de gobierno y corporativas en utilizar materiales sostenibles, y la percepción, a veces cierta y muchas veces falsa, de que lo sostenible es más caro o complicado representan trabas para el crecimiento de su utilización. Al analizar el costo a largo plazo, y no solamente la inversión inicial, se encuentra que existen ventajas muy claras de ser sostenible”, concluye.
“Al analizar el costo a largo plazo, no solamente la inversión inicial, se encuentra que existen ventajas muy claras de ser sostenible”: Caroline Vérut”
Construcción Icónica sostenible
El One World Trade Center, en Nueva York, además de ser considerado el rascacielos más alto de EUA por sus aproximadamente 542 metros de altura, es un caso de éxito ejemplar respecto del uso de materiales sostenibles en la construcción, debido a que 75 por ciento de los materiales con que fue construido son reciclados. Se utilizó Green Concrete, que permitirá ahorrar aproximadamente 12 millones de toneladas de dióxido de carbono, 8 millones de kWh de energía y 30 mil galones de agua potable. Busca maximizar la iluminación natural para ahorrar energía, utiliza pilas de hidrógeno, paneles solares y energía eólica para producir electricidad de manera eficiente y con un bajo impacto ecológico. Asimismo, cuenta con una planta de enfriamiento, ubicada debajo de las instalaciones del inmueble, que reduce el consumo de energía de hasta 2 mil 500 sistemas de aire acondicionado al aprovechar la temperatura constante del agua del río Hudson para refrigerar la construcción.