Ahorro energético y de recursos son algunos de los aspectos por calificar durante el proceso de certificación. No obstante, la planeación, el diseño, el tratamiento de los residuos y la calidad ambiental definen a una verdadera edificación sustentable
Manuel Merelles / Bruno Martínez, fotografías
La sustentabilidad y ahorro energético son la directriz principal en el tema de las certificaciones. La certificación Leadership in Energy & Environmental Design (LEED), que otorga el organismo internacional United States Green Building Council, es de las más reconocidas e importantes en México.
Dicha certificación, mediante un sistema de puntos, otorga a los edificios que buscan su reconocimiento (con base en sus características de infraestructura y operación) distintos niveles de certificación. Las categorías que califica son sitios sustentables, ahorro de agua, energía y atmósfera, materiales y recursos y calidad ambiental de los interiores. Al tomar en cuenta aspectos como bioclimática, es decir, que las edificaciones cuenten con un nivel óptimo de confort dentro de sus instalaciones con el mínimo gasto energético, y que al aplicarse correctamente contribuyan a disminuir la cantidad de equipos necesarios para climatizar las distintas áreas de los inmuebles, es de vital importancia seleccionar cuidadosamente el equipo necesario e instalarlo de manera apropiada para alcanzar los objetivos de ahorro energético de los edificios inteligentes certificados en el país.
Otros rubros que se consideran al evaluar un edificio para su certificación son la gestión de agua, optimización de los sistemas de aire acondicionado y calefacción; iluminación, la utilización de materiales sostenibilidad y reciclables, entre otros.
Al inicio del proceso de certificación deben realizarse estudios que son necesarios como prerrequisitos. Un ejemplo de estos es el de erosión y sedimentación, que busca garantizar el cuidado del suelo en el que se llevará a cabo la construcción. Hay que tomar en cuenta que el proceso de certificación comienza desde la etapa de planeación del proyecto.
Dentro de lo que califica cualquier certificación internacional, o en un caso particular la LEED, los sistemas de aire acondicionado y calefacción son de gran relevancia. Debido a que los gases fluorados como el R-11 o R-22 son muy nocivos para el medioambiente y la capa de ozono, se evita el uso de estos refrigerantes en los edificios que buscan una certificación de este tipo. Un tema fundamental es prevenir que los gases de efecto invernadero se liberen durante la extracción, el transporte, la instalación o la operación de las edificaciones certificadas, es decir, mitigar o eliminar los efectos desfavorables propios de dichos gases, ya que su eliminación se toma en cuenta con el fin de alcanzar los niveles de certificación deseados.
Igualmente, se busca la utilización de materiales regionales, lo que significa evitar la importación de materiales, debido a que su transportación ocasiona grandes emisiones de dióxido de carbono que resultan sumamente nocivas para el comportamiento del ambiente.
La iniciativa privada es el principal impulsor de las certificaciones y los temas relacionados con sostenibilidad. Uno de los primeros edificios que buscó la certificación LEED en México fue el corporativo del banco HSBC, ubicado al poniente de la Ciudad de México, por iniciativa de los inversores extranjeros.
A principios de la década de 1990, en los inicios de la historia de las certificaciones en México, había que invertir en el orden de 30 por ciento más del costo promedio de un inmueble con una expectativa de retorno de inversión de siete años para construir un edificio sustentable; actualmente, el retorno de inversión va de 18 meses a tres años, dependiendo de las características del inmueble, y sólo se necesita, aproximadamente, 12 por ciento extra de inversión, lo cual refleja el crecimiento y mejoras en la tecnología que hacen posible este tipo de edificaciones.
En opinión del ingeniero Guillermo Casar Marcos, experto en el tema de certificaciones y colaborador en el Instituto Mexicano del Edificio Inteligente (IMEI), se debe concientizar a la población acerca de las grandes ventajas que representan los edificios sostenibles. “La gente tiene que cambiar su forma de pensar, ya no sólo a corto sino a mediano y largo plazos, sobre todo por el costo/beneficio. Esto se fundamenta en invertir en nuevas tecnologías, ya que los inversores verán recuperada su inversión con creces”.
Es necesario tomar en cuenta la vida útil y el uso que se le dará a un inmueble al considerarse para una certificación, ya que el diseño y construcción representan únicamente 15 por ciento del costo: 80 por ciento lo absorben la operación y el mantenimiento durante su vida útil, y el restante se utiliza para hacer frente a la obsolescencia y tomar medidas necesarias que actualicen la tecnología ineficiente.
Casar Marcos estima que hay mucho trabajo por realizar en México relacionado con sostenibilidad y certificación, sobre todo por el rezago que se presenta en comparación con otros países del continente. “Muchos países de Sudamérica que empezaron muchos años después que México ahorita nos cuadruplican en número de edificios certificados con LEED”, detalla el ingeniero. Chile, Brasil, Colombia, Argentina, Ecuador y Perú son algunos de los países que rebasan a México en lo que se refiere al número de edificios certificados bajo este esquema.
Para el colaborador del IMEI, el ámbito económico es primordial para que se presente dicho rezago, además de enfrentarse a un problema cultural en el que “la mentalidad es que si me lo exigen lo hago, si me lo pagan lo hago, pero nada más”.
“Para el manejo de las operaciones siempre se busca a una persona interdisciplinaria y con mente abierta, pues manejará todas las áreas del edificio”: Casar
Siendo la iluminación uno de los principales actores que intervienen en el ahorro energético de las edificaciones, a juicio de Casar Marcos, México no presenta los mismos adelantos culturales y de aplicación en comparación con países del continente americano. “En México, tristemente, seguimos en la incandescencia; hoy somos el único país de América que maneja esto. Países en Sudamérica con un Producto Interno Bruto mucho más bajo que el de México poseen una conciencia ecológica sustentable impresionante”.
Sin embargo, el aumento en el número de edificios que buscan la certificación LEED en México es innegable, además de la descentralización que se empieza a gestar en la ubicación de los edificios que se certifican LEED en el territorio mexicano. “Ya hay edificios certificados LEED no sólo en el Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey; hay edificios en Puebla, Querétaro y hasta en Chiapas, que es un estado que ha presentado dificultades graves en el ámbito político y de la construcción”, aclara Guillermo Casar.
La certificación LEED no se limita sólo a edificios altos o de oficinas, también existe este tipo de certificaciones para vivienda, hospitales o interiores; como los centros comerciales en los que los locales pueden ir certificándose con LEED, práctica común en Estados Unidos. Incluso, existen certificaciones para desarrollos urbanos.
En México, la certificación LEED en viviendas está arrancando y se encuentra estrechamente ligada con la domótica, disciplina mediante la que un conjunto de sistemas de automatización aportan servicios de gestión energética, seguridad, bienestar, confort y comunicación a una vivienda. El concepto consiste en la participación interdisciplinaria para el correcto funcionamiento de todos los sistemas, además de ser parte de lo que se conoce como edificio inteligente.
El concepto de edificio inteligente consiste en una edificación nueva o una remodelación en la que se presenta un diseño interdisciplinario y que requiere de flexibilidad para cambiar las aplicaciones de la edificación a un costo razonable; interviene la integración de servicios y tiene como resultado una alta productividad; ahorro de recursos respecto de energía eléctrica o agua, por ejemplo, y un alto nivel de seguridad tanto en las instalaciones como para los usuarios e inquilinos, tomando en cuenta aspectos sustentables y amigables con el medioambiente. El término abarca más que un edificio de oficinas corporativas; alrededor del mundo se encuentran diversas edificaciones como hospitales, museos, puertos, aeropuertos o carreteras que se consideran inteligentes y que llevan distintos procesos de automatización.
La certificación LEED no se limita a edificios nuevos; edificaciones que se construyeron años atrás, pero que realizan esfuerzos para sustituir sus equipos e infraestructura, también pueden alcanzarla. Uno de los principales ejemplos es el caso de Torre Mayor. Al momento de construirse, las certificaciones no tenían el impulso o relevancia que presentan en la actualidad; sin embargo, su diseño y construcción le posibilitaron realizar las modificaciones necesarias para atribuirse una certificación LEED EBOM de operación y mantenimiento.
Un aspecto fundamental al referirse a certificaciones, sustentabilidad y edificios inteligentes es la elección del personal. Para el ingeniero Guillermo Casar es vital contar con operadores capacitados que lleven a cabo las acciones específicas de la administración del edificio. “Dentro del manejo de las operaciones siempre se busca seleccionar a una persona con cierto perfil, con mente abierta e interdisciplinaria, porque va a manejar todas las áreas en el edificio”.
Existe personal certificado por la misma organización LEED y se recomienda la participación, en la administración de los inmuebles certificados, de personas que cuenten con tales calificaciones. Entre las certificaciones que LEED otorga al personal para la administración de los edificios se encuentran los llamados LEED Accredited Professional (AP), LEED AP Building Design & Construction y LEED AP OperationS & Maintenance.