La dependencia de los equipos de climatización para adecuar el ambiente de un lugar va en aumento; pero su uso representa un consumo considerable de energía, el más alto en cualquier tipo de edificación. Poner en práctica ciertas estrategias puede ayudar a reducir su consumo y, en ocasiones, prescindir de su utilización.
Redacción.
Durante el verano, el aire acondicionado puede ser responsable de entre 60 y 70 por ciento del consumo eléctrico en el hogar. Desde el punto de vista ambiental, 86 por ciento de la energía que se utiliza proviene del gas y del petróleo, fuentes altamente contaminantes y generadoras de CO2 y otros gases de efecto invernadero. Adicionalmente, el aire acondicionado es el electrodoméstico de mayor consumo eléctrico (estacional) en cualquier hogar. Por ello, disminuir su utilización permite reducir la contaminación, la generación de gases de efecto invernadero, así como el consumo energético, una de las preocupaciones principales del mundo actual. Por tal motivo, crear conciencia respecto del gasto energético es una de las mejores maneras de conseguirlo.
Se debe recordar que la energía más limpia es la que no se consume. Si es posible evitar el uso del aire acondicionado, no hay mejor estrategia; pero, si suprimir su uso no es viable, existe una serie de medidas que pueden implementarse para reducir el consumo y hacer un uso más eficiente.
1. Mantener la temperatura en niveles que brinden comodidad. Si se mantiene el termostato a una temperatura de entre 24 y 26 grados centígrados, se logrará un nivel de confort adecuado, sin necesidad de descender demasiado la temperatura. Por cada grado que disminuye la temperatura, se reduce el consumo de energía entre 5 y 8 por ciento.
2. Sobreenfriar el ambiente es perjudicial para la salud. La mayoría de las enfermedades respiratorias relacionadas con el uso del aire acondicionado se deben a que se utilizan temperaturas demasiado bajas o que el sistema de distribución de aire frío no cuenta con el diseño adecuado. La temperatura de salida del aire oscila entre 10 y 15 grados centígrados, por lo que los deflectores de la rejilla deben orientarse de forma que el aire se propague por toda la habitación y no directamente sobre los ocupantes.
3. Evitar los saltos térmicos bruscos. Se debe considerar la temperatura exterior y la interior, para que al abandonar un sitio climatizado el cambio no sea muy demasiado brusco. Diferencias de más de 10 o 12 grados centígrados con la temperatura exterior son perjudiciales para la salud; una diferencia de 5 grados resulta agradable y saludable.
4. Mantener el termostato a temperatura adecuada. Es preciso evitar que la temperatura del termostato sea inferior a la deseada al encender el equipo. Puede considerarse que activarlo a menor temperatura acelerará el tiempo de enfriamiento, pero no es así y sólo supondrá un gasto energético innecesario.
5. Esquemas de mantenimiento. Es recomendable realizar labores de limpieza en los filtros del aire acondicionado cuando menos dos veces al año. Un filtro sucio reduce el rendimiento del sistema y aumenta el consumo hasta en 10 por ciento.
6. Mantener libres los conductos de ventilación. Se debe verificar constantemente que las entradas y salidas del aire acondicionado no estén obstruidas. Si sucede, se propicia la salida de un mayor caudal de aire por las otras rejillas y se genera sensación de frío. Las rejillas deben mantenerse limpias y libres de suciedad, polvo y objetos extraños.
7. Evitar abrir puertas y ventanas en el espacio climatizado. Si se genera una sensación de frío cuando el aire acondicionado está en funcionamiento, sólo basta subir la temperatura del termostato. Si a pesar de ello persiste la sensación de frío, lo más adecuado será solicitar servicio de mantenimiento, pues alguno de los elementos del sistema puede estar mal diseñado o no funciona correctamente.
8. Colocar plantas de ornato en interiores. El efecto de evaporación de plantas vivas refresca el ambiente interior, colocarlas frente a las ventanas y junto a las puertas permite mantener la temperatura en niveles adecuados.
9. Sembrar árboles en la cercanía. Si se vive en una casa y se cuenta con jardín cercano, una medida conveniente es plantar árboles caducifolios al norte y noroeste, pues esta especie pierde su follaje en invierno. Así, la casa recibirá sombra en verano, pero permitirá el paso del sol en invierno.
10. Hermeticidad. Las puertas y las ventanas del lugar deben estar adecuadamente selladas para evitar filtraciones excesivas de aire y las variaciones de temperatura que ocasionan. Se recomienda utilizar rellenos de goma o sellador de siliconas.
11. Evaluar si es necesario encender el sistema de aire acondicionado. Un ventilador cualquiera o el propio ventilador del sistema de aire acondicionado pueden bastar, en muchos casos, para mantener un confort aceptable sin necesidad de encender el climatizador. El movimiento de aire produce una sensación de descenso de la temperatura de entre 3 y 5 grados centígrados.
12. Aprovechar la ventilación natural. Ventila la casa cuando el aire de la calle es más fresco que el del interior (primeras horas de la mañana y durante la noche).
13. Utilizar el temporizador o sistema de ahorro de energía. Algunos equipos cuentan con modo de stand-by cuando detectan la ausencia de personas en la habitación. Si no es así, basta con desconectar el equipo cuando haya ausencia de personas por un periodo prolongado.
14. Evitar intercambios de calor. Instalar toldos, cerrar persianas, evitar la entrada de aire caliente en el interior de la vivienda y aislar adecuadamente muros y techos permite obtener ahorros de energía de hasta 30 por ciento en el uso del aire acondicionado.
15. Emplear sistemas filtrantes. Los vidrios polarizados y las películas reflectoras permiten ahorrar hasta 20 por ciento del consumo de aire acondicionado.
16. Tratamiento de fachadas. Pintar las superficies externas con colores claros puede reducir hasta en 75 por ciento la entrada de calor. Utilizar pinturas especiales con componentes cerámicos permite reflejar hasta 95 por ciento de las radiaciones solares.
17. Evaluar necesidades antes de comprar un equipo nuevo. No se deben elegir aparatos más grandes ni más potentes de lo necesario, ya que son más caros y consumen más energía. Si se requieren distintos aparatos, lo mejor es una instalación centralizada, que resulta mucho más eficiente en el consumo energético.
18. Considerar cuál es el equipo más conveniente, según lo que se requiera. Si además de aire acondicionado se necesitará calefacción, lo más adecuado es instalar aparatos con bomba de calor, preferentemente con tecnología inverter. Estos equipos ofrecen ambas funciones en un sólo aparato y hasta una cuarta parte de consumo en calefacción respecto a un sistema tradicional. Además, un sistema de climatización eléctrico resulta más sostenible que uno que utiliza gas. Si bien en la actualidad gran parte de la energía se produce mediante combustibles fósiles, un sistema eléctrico resulta “a prueba de futuro”. Se sabe que las reservas de gas natural se están agotando y que indudablemente esta fuente de energía contaminante será reemplazada por otras fuentes de energías limpias en el futuro próximo.
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