Ana María Contreras, consultora ambiental de C-Verde y ex funcionaria de la Semarnat, pormenoriza las posibilidades que tiene la industria de la refrigeración mexicana para lograr disminuir la afectación sobre el equilibrio del planeta que causan sus actividades productivas.
Eréndira Reyes / Adrián Tzompantzi, fotografía.
¿Por qué surgió el programa internacional NAMA?
Es un esquema internacional en el que se precisa tener una mayor cobertura de mitigación de gases. Surgió de la necesidad de implementar acciones nacionalmente apropiadas de mitigación que no se basaran únicamente en la reducción de emisiones, sino en todos aquellos instrumentos necesarios para implementar estas políticas a nivel local. Además, pretenden incentivar el conocimiento de nuevas tecnologías aplicables y de las fuentes de financiamiento para obtener mejores resultados.
¿Cuál es el impacto en la industria de la refrigeración?
El sector es uno de los más importantes por el alto potencial de calentamiento global que tienen las sustancias que actualmente se usan, los hidrocloroflurocarbonos. Igualmente, el potencial de calentamiento global que poseen las sustancias que se utilizan como sustituto natural, que son los hidroflurocarbonos.
El dinamismo de la industria intenta eliminar el impacto ambiental generado a través de los tratados de Montreal y Kioto.
¿Hacia dónde debe dirigirse la industria?
La industria debe ir hacia refrigerantes de nueva generación que no tengan un impacto sobre la capa de ozono ni exacerben el calentamiento global; de esa manera, se logrará una industria más amigable. Aunque coincido con muchos de los fabricantes en que el tema no es sencillo y se requiere dinero y planeación para lograr alternativas viables.
¿Cómo ve a la industria de la refrigeración respecto del tema del cambio climático?
Sin la participación de la industria, no se estarían cumpliendo muchos de los preceptos que manejan los convenios. El vínculo que existe ha sido mutuo, pero creo que la industria necesita más certeza en cuanto a las alternativas para que sea todavía más participativa. Otro aspecto que se ha modificado en los equipos ha sido su eficiencia energética, lo que representa un gran avance.
¿Cuáles son las principales dudas de la industria cuando se dirigen a una consultora?
Ver hacia dónde se deben encaminar las opciones; es decir, analizar la diversidad de alternativas para poder llegar a tener conocimiento de qué es lo que puede hacer y cómo es aplicable en México y qué es lo que se hace en otros países.
¿Qué más hace falta?
El diseño de políticas no sólo a nivel gobierno, sino donde participe la industria. Lo ideal es que todos los involucrados decidan y conozcan las alternativas que hay para mejorar al medioambiente.
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