En 2017 se cumplirán 30 años desde que la Ministra Brundtland pronunciara el famoso discurso Nuestro futuro Común ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. ¿Cuánto se ha avanzado en la mitigación del deterioro ambiental? Los CFC fueron eliminados, los HCFC van por el mismo rumbo, pero los HFC se mantienen en la lista negra debido a sus rasgos nocivos para el ambiente. Una de las iniciativas internacionales más sólidas busca que su desaparición suceda cuanto antes
Christopher García
La refrigeración y el aire acondicionado son responsables de una cantidad considerable de las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales; sobre todo en las naciones en desarrollo, la demanda de equipo va al alza. Los bajos niveles de eficiencia y las cantidades elevadas de fugas de gases refrigerantes, con alto potencial de calentamiento global, apuntan a incrementar estas emisiones drásticamente.
Desde 2008, el programa Proklima, de la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) y promovido por el Ministerio Federal para el Ambiente, la Conservación de la Naturaleza, la Construcción y la Seguridad Nuclear (BMUB, por sus siglas en alemán) de Alemania, ha sumado éxitos en la difusión del uso de tecnologías amigables con el ambiente y con la capa de ozono.
Asimismo, comisionado por el Ministerio Federal Alemán para la Cooperación Económica y el Desarrollo (BMZ, por sus siglas en alemán), desde 1996 Proklima ha brindado apoyo técnico y financiero a los países en desarrollo para implementar las exigencias establecidas por el Protocolo de Montreal respecto de las Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono.
Desde hace algún tiempo, la meta de Proklima se ha vuelto más agresiva, pues busca acelerar la transición hacia tecnologías ambientalmente amigables en los sectores de aire acondicionado y refrigeración en los países en desarrollo. El organismo considera que el intercambio entre usuarios y proveedores de tecnología, así como entre la industria, las instituciones públicas y la sociedad civil, es crucial para la promoción de las “tecnologías de enfriamiento verdes” (green cooling technologies).
Desde 2008, la Iniciativa Internacional del Clima (IKI, por sus siglas en alemán) del BMUB ha financiado proyectos sobre clima y biodiversidad en países en desarrollo y recientemente industrializados, así como en países en transición. Con base en la decisión tomada por el Parlamento Alemán (Bundestag), una suma de al menos 120 millones de euros se encuentra disponible anualmente para impulsar la iniciativa. La IKI representa un elemento clave en las labores de financiamiento ambiental y los compromisos de fondeo asumidos por Alemania en el marco de la Convención sobre la Diversidad Biológica.
Dicha iniciativa pone especial énfasis en la mitigación del cambio climático, la adaptación a los impactos de este fenómeno y la protección de la diversidad biológica. Estos esfuerzos ofrecen diversos beneficios compartidos, sobre todo en lo referente al mejoramiento de la calidad de vida de los países participantes.
La IKI se enfoca en cuatro áreas: mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero, adaptación a los impactos del cambio climático, conservación de los sumideros naturales de carbono, con especial atención en la reducción de emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques (REDD+), así como la conservación de la diversidad biológica.
Según información del organismo, los nuevos proyectos se seleccionan, básicamente, mediante un procedimiento de dos etapas que se lleva a cabo una vez por año. Se le da prioridad a las actividades que respalden la creación de una arquitectura internacional de protección al ambiente, a la transparencia y a las soluciones innovadoras y transferibles, cuyos impactos tengan alcances más allá de un proyecto individual.
La IKI mantiene cooperación estrecha con países participantes y apoya el desarrollo de consensos para el establecimiento de un acuerdo internacional integral sobre el clima y la implementación de la Convención sobre la Diversidad Biológica. Además, su meta es crear tanta sinergia como sea posible entre la protección ambiental y la conservación de la biodiversidad.
Tabla 1: Diferentes grupos de refrigerantes y sus potenciales de agotamiento de la capa de ozono y de calentamiento global, en comparación con el CO2 en un horizonte de 100 (GWP100) y 20 (GWP100) años (IPCC, 2007) (ver tabla)
El desafío
La demanda mundial de refrigeración y aire acondicionado se está incrementando de manera sostenida, debido al aumento poblacional, a la urbanización y al crecimiento económico. Cada día más personas cuentan con los recursos suficientes para costear equipos de aire acondicionado y refrigeración doméstica, y el panorama es similar a nivel empresarial.
Las tecnologías del frío son necesarias con bastante regularidad para el desarrollo de industrias y servicios competitivos. Por ello, se pronostica que la demanda de energía para enfriamiento en los países en desarrollo aumentará en 7 por ciento anual hasta 2050.
Los cálculos de GIZ Proklima han demostrado que los equipos con baja eficiencia y un rango elevado de liberación de refrigerantes con alto potencial de calentamiento global (GWP, por sus siglas en inglés) son la razón por la que los sectores de aire acondicionado y refrigeración representan casi 7 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, es decir, 3.7 Gt de CO2 equivalente por año (2014); pero la cifra aumenta y se estima que alcanzará 8.1 Gt de CO2 equivalente por año para 2030.
En promedio, aproximadamente dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero son generadas por el consumo de energía (emisiones indirectas) y un tercio por el uso de refrigerantes (emisiones directas), de acuerdo con un estudio publicado por GIZ Proklima en 2012. Según estimaciones contenidas en el mismo estudio, las emisiones directas pueden evitarse por completo si se reemplazan los refrigerantes actuales por refrigerantes naturales, con un GWP nulo o deleznable, y se estima que más de 50 por ciento de las emisiones indirectas derivadas del consumo de energía pueden reducirse si se incrementa la eficiencia de los equipos.
La creciente demanda de electricidad debida a los equipos de refrigeración y aire acondicionado puede incrementar las dificultades de suministro de energía en países en desarrollo, la cual de por sí ya es complicada. Este incremento en la demanda suele presentarse tras largos periodos en los que la inversión para aumentar la producción de electricidad es mínima, lo que deriva en problemas de seguridad energética, según señalan UNIDO en su estudio Energy,
Development and Security. Energy Issues in the current macroeconomic context, CLASP en su estudio Transforming the West African Market for Energy Efficiency: Ghana Leads the Way with Mandatory Standards and Labels, así como en fechas más recientes el World Energy Council (WEC), en su reporte Energy Efficiency policies: what works and what does not.
De acuerdo con estos estudios, como resultado, es posible que puedan presentarse apagones, los cuales resultan un inconveniente, aunque, por otro lado, también generan impactos negativos sobre la economía.
Mientras la eficiencia energética en las naciones industrializadas se plantea con frecuencia a la luz de sus impactos ambientales, en los países en desarrollo resulta un medio para alcanzar mayores metas: la misma generación de electricidad puede usarse para suministrarse a más personas en países donde los niveles de electrificación continúan siendo bajos, según señala el reporte del WEC. Asimismo, se puntualiza en el documento, reduce la necesidad de inversiones adicionales en infraestructura energética, lo que puede representar una enorme carga financiera para los países pobres.
Las aplicaciones para mejorar la eficiencia energética suelen derivar en ahorros netos para los usuarios, gracias a la disminución en la facturación eléctrica.
En comparación con los países industrializados, el costo del kWh de electricidad en relación con el ingreso es, por lo general, mucho mayor en los países en desarrollo. Por ello, la inversión en equipos energéticamente eficientes conlleva un mayor beneficio económico.
Tecnologías de enfriamiento verde
Una de las iniciativas asumidas por GIZ Proklima para apoyar la transición hacia mejores resultados ambientales en los sectores de la refrigeración y el aire acondicionado es el uso de tecnologías de enfriamiento verde. Estas tecnologías son aquellos equipos que ofrecen máxima eficiencia energética y que emplean refrigerantes naturales, lo cual deriva en impactos ambientales mínimos. Una de sus principales ventajas es que ofrecen soluciones de largo plazo para prácticamente todos los tipos de sistemas HVACR. Además, su disponibilidad en el mercado es considerable en diversos países en desarrollo.
En este sector, el uso creciente de los HFC bien puede vincularse con la desaparición de los CFC y los HCFC, hecho especialmente enfatizado en la declaratoria de la cumbre Río+20 en 2012 y en otras declaratorias de alto nivel político, como la de la Coalición de Clima y Aire Limpio (CCAC, por sus siglas en inglés).
Hasta ahora, la supresión de un grupo de refrigerantes dañinos para el ambiente siempre ha derivado en incrementos en el uso de otros refrigerantes que son sólo ligeramente menos dañinos.
Esto ocurrió con el reemplazo de los CFC por HCFC (aunque vale la pena destacar que los HCFC se usaban ampliamente antes de la supresión de los CFC), más tarde con el reemplazo de los HCFC por HFC en países desarrollados y a la fecha es visible en los países en desarrollo, donde los HCFC se están reemplazando por HFC, así como, en cierta medida, en los países desarrollados donde se han introducido los HFC no saturados (u-HFC).
Dentro del Protocolo de Montreal, las naciones siempre han impulsado la elección de alternativas que protejan la capa de ozono y que sean inofensivas para el medioambiente, como en el caso del secretario General de las Naciones Unidas Ban Ki-moon, quien instó a “las partes y las industrias a aprovechar la oportunidad que brinda la desaparición de los HCFC para elegir no utilizar los HFC siempre que sea posible”.
Debido al incremento en la preocupación de que las futuras regulaciones prohíban el uso de los HFC, tanto los países como las industrias deben buscar oportunidades para evitar su uso, lo que les permitirá evadir un nuevo reemplazo de gases fluorados.
Con información de GIZ Proklima