La arquitectura nacional ha retomado técnicas de construcción que se utilizaban en épocas pasadas. Una de ellas es el adobe, el cual ha sido perfeccionado mediante tecnología que solía aplicarse en países de Medio Oriente y actualmente presenta un crecimiento notable, debido a sus rasgos de transferencia térmica sobresalientes y a su resistencia sísmica
Eréndira Reyes
Las técnicas de construcción han sido constantemente innovadas por el hombre gracias a la utilización de distintos recursos o por la necesidad de crear procesos nuevos ante distintas problemáticas en el mundo. México cuenta con prácticas constructivas variadas que se han desarrollado y ha adoptado e importado algunas provenientes de otras regiones.
Uno de los métodos que ha utilizado en los últimos años y que cada vez tiene más auge en el norte de país es el llamado superadobe, una forma de construcción aplicable en distintas edificaciones que emplea sacos llenos de adobe y alambre de espinos.
Este tipo de construcciones surgieron de forma tradicional en Medio Oriente y el Mediterráneo, pues representa una buena alternativa en esas regiones gracias a las propiedades térmicas que posee. Se tiene registro de que en 1984 la National Aeronautics and Space Administration (NASA, por sus siglas en inglés) contactó a un arquitecto iraní que residía en el estado de California, Estados Unidos, para que diseñara una vivienda de los posibles asentamientos humanos fuera del planeta; cabe resaltar que la colonización del espacio es una idea que estuvo muy en boga en los años ochenta y que se ha mantenido como una posibilidad gracias a las investigaciones que realiza la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés).
El arquitecto al que le encargaron esta tarea fue Nader Khalili, quien desarrolló un inmueble tomando en cuenta la limitación de materiales al momento de construir, para, de esta manera, erigir viviendas en cualquier tipo de terreno. Las soluciones sostenibles que propuso fueron publicadas por la NASA y, posteriormente, premiadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el galardón Aga Khan de arquitectura.
Los proyectos que presentó fueron casas de cerámica y superadobe, técnicas constructivas que se encuentran aprobadas por el Código de Construcción Uniforme, normativa que rige en los Estados Unidos. El sistema de superadobe es simple, seguro y barato y se basa en una técnica antiquísima de construcción con tierra.
El proyecto que presentó ante la NASA formó parte del simposio “Bases lunares y actividades espaciales en el siglo XXI”, bajo el nombre de velcro-adobe, que más tarde se renombró superadobe.
En esos años, Khalili era asesor de la ONU en el desarrollo de arquitectura sostenible y su método fue reconocido y avalado, incluso, por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que lo empleó en 1995 para establecer un campamento de personas desplazadas en Irak e Irán.
Puede ser aplicado en la edificación de habitaciones, y con la combinación de varios cuartos, puede formar una cúpula en la parte superior de la estructura, la cual sirve como sostén. Sin embargo, también pueden ser posibles las estructuras de muros rectos que se levanten hilera tras hilera apilando los sacos con tierra.
Paradigmáticamente, esta técnica erige construcciones con forma de colmena; usa arcos, bóvedas y curvas, pues este tipo de formas pueden servir como aislante térmico y acústico. Simultáneamente, puede adaptarse a distintos diseños.
La forma en domo, por la que optan la mayoría de los arquitectos, proporciona varias ventajas pues propicia el movimiento del aire en su interior de manera natural, debido a que la densidad del aire caliente es menor que la del frío.
Ahora bien, dentro de las ventajas de construir una vivienda de este tipo se encuentra la eficiencia energética con la que cuenta, pues se trata de un aislante natural que absorbe la humedad hasta que se satura, lo que consigue impermeabilidad en la construcción.
Otra de las características del superadobe es el tiempo de fraguado que presenta, el cual es muy similar al que tiene el cemento, aunque con la ventaja de que la elasticidad en este material alternativo es mayor. Esto lo consigue gracias a la mezcla que se hace en el interior de los costales: tierra mezclada con cal.
Además, tiene un alto grado de resistencia sísmica, lo que lo convierte en una gran ventaja frente al adobe tradicional que se utiliza desde hace muchos años en el país.
Para tener mayor información sobre el tema se consultó a uno de los promotores de la técnica en el país, el arquitecto Ricardo González, de la organización Tierra Firme de México.
Mundo HVACR (MH): ¿Qué es el superadobe y cómo fue su acercamiento a esta técnica?
Ricardo González (RG): La situación tan grave que se vive en el planeta por la problemática ambiental hizo que se buscaran alternativas constructivas que tuvieran un desarrollo más amigable con el medioambiente, por esta razón surgió esta técnica a la que me acerqué por mi interés de crear proyectos de bioconstrucción.
El superadobe es una técnica cuyo nombre original es earthbag o tierra encostalada, y aunque no se define bien el origen de la traducción al español, tiene que ver con el material que se utiliza en México desde hace muchos siglos, que es el adobe. Básicamente es una arcilla estabilizada con tierra, con cal o con otros materiales, el cual logra una dureza y durabilidad al máximo sin utilizar cemento. Fue desarrollada por el arquitecto iraní Khalili y difundida, desde entonces, alrededor del mundo.
Se utiliza un costal de polipropileno que viene en rollos, el cual se rellena con la mezcla de adobe y se crea una estructura; es ideal para realizar cúpulas que se sostienen por la forma circular que se les da, lo que además reduce considerablemente los costos al momento de construir, gracias a que la materia prima que se utiliza es asequible en todos los terrenos y se obtiene del mismo medioambiente.
(MH): ¿Su impacto ambiental es nulo?
(RG): Así es, pues otros materiales, como el acero o el cemento, generan contaminación en los suelos y a la hora de fabricarse. El superadobe es una alternativa ecológica, rentable y muy accesible.
(MH): ¿Se requieren características estructurales específicas para llevar a cabo un proyecto con este material?
(RG): Se trata de una construcción circular que se sostiene, fue diseñado de esta forma y tomado de la estructura que tienen los huevos (si se intenta romper un huevo verticalmente es muy difícil, pues la fuerza se traslada a los lados, lo que hace que la estructura sea muy resistente). Esta forma fomenta un control térmico en el interior del inmueble que se construye, lo que es una característica muy valiosa.
Es importante resaltar que existen diferentes tipos de costal, el prototipo es el que va de los 45 a los 55 centímetros de diámetro, lo que crea un muro aislante, pero el diámetro puede variar en cada proyecto.
Esta resistencia que tiene el superadobe es notoria en sismos, lo que le da puntos extras frente a técnicas tradicionales como el adobe, porque en el caso de éste se ha reconocido como un material seguro y que ayuda en zonas sísmicas.
(MH): ¿En ambientes donde llueve mucho también es una buena opción?
(RG): Sí, aunque como en cualquier construcción, se debe tener mayor cuidado en el enjarre y buscar que sea impermeable, para esto se utilizan materiales naturales, como son excremento de caballo, cal, arcilla, aceite de linaza o baba de nopal, que refuerzan la estructura ante la entrada de agua y crean impermeabilidad.
Lo ideal es que al momento de realizar el diseño se evalúe la calidad de la tierra con relación al contenido de arcilla que tienen, y si es muy arenosa o expandible, se le tiene que dar un tratamiento para estabilizarla y dejar una mezcla ideal.
(MH): En ese caso ¿cuál sería la arcilla ideal?
(RG): El adobe debe componerse de 30 por ciento de arcilla, combinada con arenas y fibras naturales, como hojas secas de pinos, que funcionan como aglomerante y que le dan un terminado tipo acero flexible, que es muy útil en los proyectos de construcción.
(MH) ¿Hay proyectos a nivel mundial?
(RG): Sí, sobre todo en Europa, Sudáfrica y Estados Unidos, y está teniendo mayor crecimiento por la búsqueda de ahorro energético y la disminución de impacto ambiental. La construcción aún usa muchos elementos contaminantes, por lo que se han buscado alternativas para construir inmuebles más ecológicos.
(MH): ¿Requiere algún mantenimiento?
(RG): Es un mantenimiento normal, como el que cualquier tipo de construcción necesita; en el enjarre, sobre todo, se debe proteger ante la lluvia, para que con el paso del tiempo se mantenga su fuerza.
(MH) ¿En cuánto a dimensión, existe algún límite?
(RG): Se pueden hacer construcciones muy grandes. Por cuestión geométrica, la catenaria (término arquitectónico que dice que cuando haces una construcción de este tipo el diámetro te dará la altura) se debe tomar en cuenta a fin de poder establecer la altura. Las construcciones más grandes son de 10 metros, pero existe la opción de hacer construcciones verticales, sólo que se requerirá de otro diseño con contrafuertes para que se le dé sostén al muro.
(MH): ¿Qué beneficios ofrece en cuanto a climatización?
(RG): Son construcciones térmicas donde no existe un intercambio con el exterior. En lugares donde hace frío son cálidas, en lugares donde el calor prevalece son frescas; además, la tierra sirve como aislante acústico al exterior, lo mismo sucede con la humedad relativa, lo que disminuye enfermedades respiratorias en los usuarios que habitan este tipo de edificaciones. Finalmente, es un clima más natural y representa una alternativa ambiental económica.