Las alternativas que generan un uso más eficiente de la energía se han complementado con programas que restringen el uso y la emisión de ciertos refrigerantes. En conjunto, estas iniciativas han logrado avances en la protección del ambiente en México.
Eréndira Reyes
El aire que se respira en el planeta está conformado, en su mayoría, por nitrógeno y oxígeno, además de por pequeñas porciones de vapor de agua y dióxido de carbono; sin embargo, existen diversos gases que alteran la composición original del aire, los cuales son generados, principalmente, por las actividades humanas.
El uso masivo de transporte viejo e ineficiente; la proliferación de polvo, gases, humo y partículas anómalas que se emiten a la atmósfera alteran su composición, causando serios impactos en el medioambiente y en la salud de seres humanos, animales y vegetación.
Dentro de los contaminantes, existen dos tipos importantes:
- Contaminantes que se emiten directamente a la atmósfera resultado de un proceso de combustión; éstos se denominan contaminantes primarios. Entre ellos se encuentran el dióxido de azufre (SO2), el monóxido de carbono (CO), vapores de combustibles y solventes, plomo (Pb) y las partículas suspendidas (PM)
- La segunda categoría se refiere a los contaminantes que, una vez que han sido lanzados a la atmósfera, pueden reaccionar con otros contaminantes de igual toxicidad, y que además generan contaminantes secundarios, por ejemplo, el ozono (O3), el dióxido de nitrógeno (NO2), entre otras partículas
Ahora bien, ¿cómo es posible cumplir con los parámetros de calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México? Para ello se crearon distintos organismos que buscan generar proyectos de investigación y programas legislativos asequibles para la población.
Los trabajos de programas como ProAire partieron de la orientación de grupos especializados que contaron con una amplia participación de los sectores involucrados en desarrollar las estrategias que deben instrumentarse con el objetivo de disminuir la contaminación del aire.
Su aplicación considera tanto las emisiones generadas por el transporte, como las de industria, servicios, generación de energía eléctrica, actividades domésticas y degradación de los recursos naturales.
Para tal efecto, en 2002 se creó la Comisión Ambiental Metropolitana (CAM) para identificar, evaluar e integrar las estrategias planteadas con base en investigaciones de especialistas. Esto también propició la creación de grupos de trabajo que realizaron un amplio análisis, el cual consideró aspectos científicos, tecnológicos, institucionales, económicos y administrativos de gran relevancia.
Las líneas de investigación fueron diversos, y desde el inicio de la CAM se definió una serie de temas centrales:
- La evaluación de las tendencias de la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México y sus efectos sobre la salud
- El establecimiento de metas para la reducción simultánea de las concentraciones de ozono y partículas, además del resto de los contaminantes regulados por las normas de protección a la salud
- La determinación de la reducción de contaminantes necesaria para disminuir la exposición de la población
- La identificación de las principales actividades y fuentes emisoras de contaminantes atmosféricos, y el análisis de las causas que los determinan
- La identificación y evaluación de opciones para prevenir y controlar la emisión de contaminantes, con base en la experiencia nacional e internacional y los resultados de estudios e investigaciones científicas
- El diseño de mecanismos de participación social
- La definición de mecanismos para el fortalecimiento de las instituciones
Es importante resaltar que ProAire fue concebido como un proyecto dinámico en el que la CAM ha trabajado permanentemente en la precisión y actualización de acciones que resulten en una mayor reducción de emisiones y costos.
Ahora bien, es necesario considerar que el mejoramiento de la calidad del aire requiere de un esfuerzo integrado de todos los sectores de la economía y la sociedad, ya que debe basarse en una responsabilidad compartida, la cual involucre la cooperación entre diferentes niveles, organizaciones e intereses involucrados.
Asimismo, se ha creado un espacio para compartir experiencias, un proceso de aprendizaje, educación, capacitación profesional, trabajo interdisciplinario, participación comunitaria, mecanismos educativos innovadores y el desarrollo de una cultura ambiental.
Crecimiento de las iniciativas
En la última década, los programas de gestión para mejorar la calidad del aire, como ProAire, han constituido uno de los principales instrumentos desarrollados para revertir las tendencias de deterioro de la calidad del aire en las principales ciudades de la República Mexicana.
Esto se debe a que incorporan medidas concretas para el abatimiento y control de las emisiones de contaminantes, se fundamentan en la relación existente entre la emisión de los contaminantes por las fuentes que los producen y el impacto que ocasionan en la calidad del aire y sobre la salud de las personas, por lo que su efectividad ha resultado integral.
Igualmente, han marcado un precedente; por ejemplo, la Ley general de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) estableció que las autoridades deben ejecutar programas de reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera provenientes de las fuentes de jurisdicción Federal, lo que significa que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en coordinación con otras dependencias, como el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, son responsables de implantar programas para disminuir las emisiones generadas en México.
Esta ley estableció que las autoridades locales son las encargadas de elaborar programas de gestión a fin de mejorar la calidad del aire en las entidades del la República Mexicana y someterlos a la Semarnat para su aprobación, pues éstos se encargarán de verificar la cantidad de emisiones que se generan en los distintos estados del país.
Otro detalle que se estableció fue la coordinación entre los tres niveles de gobierno para dar claridad a los resultados y, a partir de ellos, desarrollar programas integrales con objetivos comunes y congruentes para cada entidad.
Así como esta ley, recientemente también se decretó la Ley General de Cambio Climático, en la que se enumeran diversas normativas que ayudan a que la calidad del aire mejore.
Es fundamental resaltar la labor de ProAire, pues su objetivo inicial es reducir las emisiones de las principales fuentes de contaminación, prevenir futuras contingencias y proteger la salud de la población.
Durante los años que ha estado en marcha el programa, la Semarnat ha atendido problemas de contaminación atmosférica en varias zonas urbanas y se ha logrado coordinar con los sectores académico, industrial, organizaciones no gubernamentales e instituciones de gobierno locales.
ProAire 2002-2010 incorporó políticas relacionadas con la gestión de la estructura urbana intrametropolitana, como un elemento fundamental para el mejoramiento de la calidad del aire; igualmente, desarrolló incentivos y modificaciones al marco jurídico en materia de desarrollo urbano.
Estableció nuevas políticas de uso de suelo, generación de tecnologías en automóviles, reorganización espacial de actividades importantes y revitalización de las áreas centrales, así como programas de defensa efectiva de las áreas verdes y de las zonas de conservación ecológica.
Ahora bien, en 2011 atravesó un proceso de renovación, el cual contó con la aportación del doctor Mario Molina, Premio Nobel de Química e investigador, quien estudió varios aspectos entre 2003 y 2006. Se realizaron talleres internacionales para conocer qué se está haciendo en otros países en materia de calidad del aire y se recibieron sugerencias de expertos de alto nivel.
El programa quedó definido en la zona metropolitana para el periodo 2011-2020 y contempla el desarrollo urbano, la congestión vehicular, la emisión de contaminantes criterio, tóxicos y de efecto invernadero.
Cabe destacar que se tomó en consideración el crecimiento de la mancha urbana y el desarrollo de complejos de departamentos y edificios de oficinas, pues se hizo un análisis ecosistemático desarrollado para presentar nuevas alternativas en el mejoramiento de la calidad del aire.
En total, agrupó ocho estrategias, 81 medidas y 116 acciones, las cuales deberán aplicarse en los próximos 10 años en la zona del Valle de México, aunque también existen sus variantes en otras entidades, donde ha crecido y se ha implementado como una acción contra el cambio climático.
Con información de ProAire