Las sustancias agotadoras de la capa de ozono están desapareciendo de la industria mundial como resultado de las acciones implementadas a raíz del Protocolo de Montreal. Su eliminación del sector HVACR mexicano lleva buena marcha, al punto que a 2014 se contabilizó más de 10 por ciento del total eliminado, logrando con anticipación las metas definidas por el Protocolo. No obstante, algunos comunicados recientes han hecho dudar de lo alcanzado
Christopher García
El aumento de las temperaturas globales, la urbanización y el crecimiento económico derivan en un alza en la demanda de aplicaciones de refrigeración y aire acondicionado, sobre todo en los países en desarrollo. Gracias a la implementación del Protocolo de Montreal, la producción y el consumo de sustancias agotadoras de la capa de ozono (SAO) ha disminuido exitosamente en diversas etapas, si bien muchos países en desarrollo han aumentado su nivel de emisiones derivado de su mismo crecimiento.
México se cuenta entre las naciones en desarrollo, clasificadas como Artículo 5 dentro del Protocolo de Montreal. Los países considerados de esta manera cuentan con un periodo de tolerancia para cumplir con las metas del Protocolo en la eliminación de SAO, el cual asciende a 10 años más en relación con las naciones desarrolladas. Diversos estudios y programas que vigilan el cumplimiento de tales labores han descubierto que, si bien se están implementando esquemas para llevarlas a buen término, la disposición final de los residuos continúa siendo un problema por atacar.
En la República Mexicana se han desarrollado con éxito programas de reemplazo, recolección y destrucción de equipos que aún funcionaban con hidroclorofluorocarbonos (HCFC), como el programa “Cambia tu viejo por uno nuevo”, implementado por el Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica, con apoyo de la Comisión Federal de Electricidad, la Secretaría de Energía y la iniciativa privada. Dicho programa ofrece financiamiento para el reemplazo de refrigeradores y aires acondicionados con 10 o más años de existencia por equipos con mejor desempeño energético, a fin de reducir el consumo de los hogares y las emisiones indirectas.
Estas acciones responden a los compromisos adquiridos por México tras ratificar su adhesión al Protocolo de Montreal, siendo la eliminación de los HCFC uno de los principales. Para su salida del mercado se han definido fechas muy precisas, según las cuales para este año debe haberse reducido, cuando menos, 10 por ciento del total; 35 por ciento para 2020; 65 por ciento para 2025, y 97.5 por ciento para 2030, con un periodo de gracia de 10 años en el que se permitirá la presencia de 2.5 por ciento de HCFC en el mercado para labores de servicio y mantenimiento.
Cuánto se ha avanzado
De acuerdo con información del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el 16 de abril de 2014 México presentó el proyecto de solicitud de financiamiento ante el Comité Ejecutivo del Fondo Multilateral para la Aplicación del Protocolo de Montreal, con número de registro UNEP / OzL.Pro / ExCom / 72 / 33, en el cual se delinea un proyecto para impulsar la segunda etapa del Plan de gestión de eliminación de HCFC en México. Dicho plan contempla los sectores de fabricación de espumas de poliuretano, fabricación de aerosoles y fabricación de equipos de refrigeración.
Según la información incluida en el documento, el consumo de SAO en México hasta 2012 ascendía a 1 mil 103.98 toneladas de CO2 equivalentes, todas provenientes de los tres sectores apenas mencionados. Las sustancias consideradas en este conteo eran los HCFC 123, 124, 141b, 142b y 22.
En el documento también se detallan las acciones implementadas para la primera etapa del plan de eliminación, en el cual ya se cuenta con diversas actividades para la reducción en el uso de estas sustancias en los tres sectores involucrados. A febrero de 2014, a pesar de que varios de los proyectos aún no se habían concluido, según afirma el documento, se contabilizaba una reducción de 417.3 toneladas combinadas de HCFC-141b y HCFC-22; es decir, más de 36 por ciento del total contabilizado hasta 2012. La etapa en cuestión (primera del plan general) concluirá el 1 de enero de 2018.
Actividades implementadas
Los sectores de fabricación de aerosoles, espumas de poliuretano y equipos de refrigeración en México han implementado diversas actividades afines a cada uno para disminuir su uso de HCFC, con diversos resultados.
Para el sector de fabricación de espumas de poliuretano, el documento presentado por México ofrece detalles del proyecto implementado por Mabe, que involucra la fabricación de equipos de refrigeración para viviendas. En esta actividad se prevé la conversión del consumo de HCFC-141b y 22 al de ciclopentano en la producción de espumas de aislamiento para los refrigeradores domésticos fabricados por la empresa. El documento estipulaba que el proyecto total concluiría a finales de 2014, con lo que se lograría la eliminación de 55.9 toneladas de los dos gases mencionados.
Los proveedores de sistemas y usuarios de equipos derivados, afirma el documento, están recibiendo asistencia para “eliminar 299.9 toneladas PAO de HCFC-141b que se consumen en la fabricación de espumas rígidas y flexibles / revestimientos integrales de poliuretano”. El documento señala que, hasta la fecha, “la mayoría de los proveedores de sistemas a los que se ha asistido han terminado la conversión industrial y han desarrollado nuevas formulaciones sin HCFC que están en fase de ensayo por parte de los usuarios finales / clientes seleccionados para ello”.
Una actividad más en este sector involucra a las empresas Fersa, Frigopanel y Metalfrío, fabricantes de equipos de refrigeración comercial, quienes recibieron apoyo para sustituir totalmente su consumo de HCFC-141b por ciclopentano. El documento asegura que Metalfrio culminó su conversión a finales de 2014, eliminando 9.2 toneladas, mientras que se espera que Frigopanel y Fersa, “cuya implantación del proyecto es más lenta como consecuencia de la gran cantidad de aportaciones financieras de contraparte necesarias, culminen dicha conversión a lo largo de 2015, de lo que se derivará una eliminación de 13.7 toneladas”.
En el sector de fabricación de aerosoles, la empresa Silimex ha recibido apoyo para la conversión de sus procesos, con lo que se ayudó a la eliminación de 11 toneladas de HCFC-22 y 141b en la fabricación de aerosoles. Para ello, describe el documento, “Se han desarrollado formulaciones sin HCFC, y ya se están distribuyendo al mercado algunos de los que ya no van formulados con hidrocarburos (HC)”.
Finalmente, en el sector de equipos de refrigeración se estableció una actividad principal, enfocada en la eliminación de los HCFC consumidos como agentes de limpieza en las tareas de servicio y mantenimiento. “En el marco de este proyecto –señala el documento–, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial fomenta las alternativas que ofrezcan un potencial calentamiento atmosférico bajo (PCA), ausencia de PAO, baja toxicidad y la utilización de equipos de recuperación que permitan reutilizar los agentes de lavado a presión de 25 a 30 veces. Los resultados incluyen, entre otros aspectos, la entrega de equipos a 20 centros de capacitación, la formación de 60 instructores y la finalización de un nuevo manual de buenas prácticas en las tareas de servicio y mantenimiento destinado a los técnicos. Se han elaborado y acordado con el Gobierno las especificaciones técnicas para el aprovisionamiento de equipos, previéndose su embarque hacia noviembre de 2014”, apunta el documento.
Desafíos y objetivos a 2020
A pesar del éxito comprobable de los programas mencionados, la disposición final de los equipos y sus componentes aún es un tema importante, sobre todo por la poca disponibilidad de centros de acopio, recuperación y reciclaje de SAO en el país.
Según el Sistema de Información y Seguimiento de Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono (SISSAO), a la fecha existen 14 centros de acopio recuperación y reciclado de refrigerantes
en todo el país, aunque sólo se dispone de información de contacto para ocho de ellos, los cuales se localizan, de norte a sur, en Mexicali, Baja California; Ciudad Juárez, Chihuahua; Los Mochis, Sinaloa; Celaya, Guanajuato; Martínez de la Torre, Veracruz; Oaxaca, Oaxaca, y Acapulco, Guerrero. Estos sitios cuentan con la capacidad y la preparación para el desensamblado de equipos y la extracción de los componentes que contienen SAO para su recuperación y disposición final.
Según el propio SISSAO, se han capacitado hasta la fecha más de 7 mil técnicos en buenas prácticas en sistemas de refrigeración y aire acondicionado. “Los técnicos capacitados han adquirido conocimientos sobre los daños a la capa de ozono y calentamiento global que se generan al liberar gases refrigerantes; la aplicación de las buenas prácticas para detectar y reparar fugas de refrigerantes (CFC, HCFC y HFC); impulso a la cultura de la recuperación y reciclado de refrigerantes y sustitución de refrigerantes que no afecten la capa de ozono”, se lee en el portal del SISSAO.
A la poca oferta de estos servicios, se añade que “México continua produciendo HCFC-22 para el mercado interior y para exportación. Además, México exporta HCFC-141b en forma de polioles premezclados (lo que se estima alcanzó las 12.22 toneladas PAO en 2013)”, según el documento de la ONUDI.
No obstante, en el documento citado, el Gobierno de México y la ONUDI han definido mantener la inercia de las actividades implementadas, para reducir hasta 50 por ciento del consumo y producción de HCFC para 2020, aunque las exigencias del Protocolo de Montreal estipulen una cifra de sólo 30 por ciento en países como México.
Contrasta, empero, que en enero del año en curso, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), por conducto del secretario de Medio Ambiente, Juan José Guerra Abud, emitió un comunicado, sin fecha, en el que se definió el calendario de reducción en el consumo y producción de HCFC, según el cual lo logrado hasta ahora podría desvanecerse, toda vez que el monto máximo permitido para el periodo de 2015 a 2017, según el comunicado de la Semarnat, asciende a 1 mil 33.92 toneladas potenciales de agotamiento de ozono, apenas 70 toneladas menos del consumo contabilizado hasta 2012. Esto ha desatado inconformidades entre los fabricantes de gases refrigerantes establecidos en México, pues contraviene los esfuerzos que han implementado, lo que ha derivado en una serie de recursos legales en contra de la resolución gubernamental.
1 comentario
Quiero darle disposición unos tanques de refrigerante R22, cuál es el procedimiento para la entrega?
mandeme información por favor.
saludos