Los problemas ambientales que se arrastran desde hace décadas y su afectación visible en la actualidad han desatado una recomposición radical en la manera de realizar proyectos. Un caso sobresaliente sobre esta transformación se encuentra en el edificio Terracota 100, merecedor de la certificación LEED Platino por la integración de características benéficas en los tres elementos de la sostenibilidad: economía, sociedad y ambiente
Karemm Danel / Imágenes: cortesía de Terracota 100
La industria HVACR ha logrado constituir una simbiosis con diversas disciplinas que día a día se consolida más. Esto se observa en el auge de proyectos bajo principios de innovación y sostenibilidad, que buscan involucrar en la medida de lo posible la salud y el confort del usuario, sin perder de vista las ganancias económicas y, por supuesto, los beneficios ambientales.
Tal es el caso de Terracota 100, proyecto desarrollado en conjunto por Grupo Invertierra, en el cual Legorreta + Legorreta; Correa Hermanos; DIIN; CYVSA / DYPRO; LOGEN; Cívita, y Luz + Forma unieron esfuerzos para conseguir ahorrar 22 por ciento en costos anuales de energía, en comparación con un edificio convencional, mediante la implementación de diversas estrategias constructivas.
El proyecto se basó en el procedimiento para modelos energéticos descrito en el Estándar 90.1-2007 de la American Society of Heating, Refrigerating, and Air-Conditioning Engineers (ASHRAE), según indica la ingeniera Dinah Cuevas, líder de proyectos LEED, quien ofreció detalles respecto de las características del inmueble en entrevista con Mundo HVAC&R. De acuerdo con sus declaraciones, los rasgos constructivos generales de la edificación le hicieron merecedora de la certificación LEED Platino, máximo distintivo que otorga el U.S. Green Building Council.
La arquitectura del edificio, ubicado en Santa Fe, al poniente de la Ciudad de México, está conformada por 10 niveles de oficinas; el primero de ellos presenta doble altura. El estacionamiento subterráneo cuenta con 50 cajones exclusivos para vehículos de bajas emisiones. La envolvente del edificio está compuesta por muros de vidrio de alta eficiencia mejorados térmicamente, que constituyen 33 por ciento de la fachada, lo que reduce la carga térmica solar por medio de las ventanas durante el verano y mantiene el calor en invierno.
En cuanto a la iluminación, la transmitancia de luz visible de las ventanas equivale al 70 por ciento, logrando que más de 75 por ciento de los espacios regularmente ocupados estén iluminados por luz natural adecuada a lo largo del día; esto limita la necesidad de fuentes artificiales. Para el lobby principal y los lobbies de los elevadores en cada piso, se ocupa un programa encargado de encender o apagar las luces los 365 días del año, según horarios establecidos.
De manera general, la densidad lumínica del edificio tiene una máxima de 100 watts por metro cuadrado, y cuenta con controles de presencia en estacionamientos, escaleras, baños, bodega y en los espacios de mantenimiento. Además, el paisaje que circunda el edificio está compuesto por especies nativas, adaptadas de manera tal que sobreviven sin necesidad de riego.
Utilidad de los sistemas ahorradores
En Terracota 100 se instaló un sistema hidrosanitario con muebles ahorradores de agua, captación y tratamiento de agua pluvial, y una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR), que trata la totalidad del agua residual del edificio a niveles terciarios, reutilizándola en los sanitarios y mingitorios.
El sistema de aire acondicionado principal, diseñado con el propósito de cumplir con el confort térmico exigido en el estándar 55 de la ASHRAE, explica la ingeniera Cuevas, consta de un chiller enfriado por aire, distribución de agua helada con volumen variable, caldera para agua caliente con 80 por ciento de eficiencia, distribución primaria de agua caliente variable, manejadoras de aire con economizador y unidades terminales de Volumen de Aire Variable (VAV) con opción a calefacción. “El economizador de la manejadora toma ventaja de las condiciones exteriores de la zona de Santa Fe, ya que la instalación hace posible el uso de aire exterior cuando la temperatura es adecuada y la calidad es favorable. El edificio no utiliza ningún refrigerante CFC”, detalla la ingeniera.
Además, con la presencia de entre dos y tres manejadoras por piso, dependiendo del nivel, las cuales toman el aire exterior a través de louvers colocados en la fachada, el inmueble proporciona una tasa de aire exterior 30 por ciento mayor que la mínima exigida por el estándar ASHRAE 62.1-2007. Para vigilar la calidad interior del aire se cuenta con detectores de monóxido de carbono en el estacionamiento.
Los elevadores instalados son de máxima eficiencia energética, “ya que tienen un control microprocesador en lugar de controles convencionales para reducir el consumo eléctrico al estar detenidos. Los motores del sistema reducen drásticamente la corriente inicial”, asegura la ingeniera Cuevas.
En relación con el impacto ambiental del diseño, la construcción y la operación de edificios, que en general es significativo, la ingeniera explica la trascendencia de implementar mejores prácticas de desarrollo inmobiliario: “Se necesitan acciones para reducirlo, ya que el medioambiente construido es cada vez mayor. Las prácticas de edificación verde pueden reducir sustancialmente o eliminar los impactos ambientales negativos, mejorando las prácticas actuales de diseño, construcción y operación que son insostenibles. Un beneficio añadido es que estas prácticas sostenibles reducen los costos de operación, aumentan la rentabilidad de los edificios, incrementan la productividad de los ocupantes y reducen los riesgos resultantes de una pobre calidad del aire interior”.
Con respecto al último punto, la líder de proyectos LEED detalla las características del aire que se suministra en el interior del edificio y que permite incrementar la productividad de los usuarios, al contar con un espacio libre de olores y componentes tóxicos. “El aire exterior pasa por filtros MERV 13 antes de ingresar al edificio y la tasa de renovación excede en 30 por ciento la recomendada por el Estándar ASHRAE 62.1”, señala.
Apuesta por la transformación
La ingeniera Dinah Cuevas opina que “la resistencia al cambio es algo a lo que se tiene que enfrentar cualquier innovación. Pero este cambio tiene resultados tangibles que han hecho que la certificación LEED sea la más importante a nivel mundial en la actualidad”.
Por ello, el proyecto Terracota 100 fue sujeto a dos revisiones, una durante la etapa de diseño y otra durante la etapa de construcción. En conjunto, le valieron la certificación LEED Platino, que le otorga valor agregado al inmueble, aunado a los ahorros en los costos de operación, y lo hacen económicamente viable, además de atractivo para los usuarios.
Lo anterior, explica la líder de proyectos LEED, ha derivado en que el gobierno ya dé incentivos a este tipo de edificaciones, debido a que, en opinión de los desarrolladores, contar con edificios verdes es benéfico para la infraestructura de la ciudad, así como para la calidad de vida de sus habitantes,
Ante la reticencia por desarrollar esta clase de proyectos, la ingeniera señala que se debe recordar que el periodo de retorno sobre la inversión se reduce significativamente por los múltiples ahorros que logra. “Los beneficios de este sistema son el resultado de una buena etapa de planeación y diseño, y no de la incorporación de tecnologías costosas, como pudiera pensarse. La integración en el diseño es la clave para lograr los mayores beneficios”, asegura.
En comparación con un proyecto convencional que concentra su mayor esfuerzo en la etapa de proyecto ejecutivo y construcción, éste lo enfocó en las de planeación, diseño esquemático y desarrollo de diseño. Como resultado, los cambios en las etapas de proyecto ejecutivo y construcción fueron mínimos y generaron una disminución en los costos.
Beneficios económicos del proyecto
- Mayor rentabilidad inmobiliaria por ser edificio LEED
- Mayor rendimiento en los ocupantes, lo que equivale a un aumento en el costo-beneficio del gasto de nómina
Sociales
- Reducción de enfermedades al interior del edificio por un buen sistema de ventilación y el uso de materiales de bajas emisiones (adhesivos, selladores, pinturas, recubrimientos, alfombras, muebles, entre otros)
- Acceso a transporte público. La cercanía de servicios básicos a una distancia considerable aumenta el bienestar de los ocupantes
- Acceso a luz natural que aumenta el bienestar de los ocupantes
- Confort térmico que aumenta el bienestar de sus ocupantes
Ambientales
- 122 % de reducción en la descarga de agua potable al drenaje respecto de un edificio convencional similar, lo cual ayuda a disminuir la presión sobre la infraestructura de la ciudad y permite reducir inundaciones en las zonas bajas en caso de tormenta
- 100 % de ahorro en agua para riego
- 93 % de ahorro de agua potable
- 51 % de reducción de escurrimiento de agua pluvial, en comparación con las condiciones previas al proyecto
- 22 % de ahorro energético en comparación con un edificio convencional similar
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2 comentarios
En la descripción se incluye mucha información sin indicar su soporte técnico ni/o económico… ¿Hay algún sitio (físico o virtual) donde se puedan consultar sus fuentes?
Guillermo Domínguez, la información para el desarrollo de este artículo se obtuvo de una entrevista con la ingeniera Dinah Cuevas, líder de proyectos LEED en la empresa Cívita