Los criterios para que un proyecto logre ofrecer espacios adecuados, con buena calidad ambiental, se ha convertido en un tema que va más allá de la productividad y el beneficio empresarial, pues diversos estudios muestran que mejoran considerablemente la salud de los usuarios
Gabriela Crespo
Al referir el término Calidad de Ambiente Interior se alude a aquellos componentes que integran un espacio cerrado: el mobiliario, el tipo de vidrio, el aire y la calidad de la iluminación, entre otros; sin embargo, en muchas ocasiones no se ahonda sobre algunos criterios importantes que destacan en la importancia de éste en cada una de las fases del desarrollo de un proyecto: desde su diseño, hasta la ocupación del edificio.
De manera general, al hablar de ambientes interiores pensamos en espacios confortables, pero no suele reconocerse que los ambientes interiores no se limitan a este tipo de áreas, sino que cualquier aforo interior es un ambiente.
Ahora bien, la mayoría de las personas pasan alrededor del 80 por ciento del tiempo en ambientes interiores; es decir, se encuentran expuestos a químicos de limpieza, virus transmitidos por el aire y componentes orgánicos volátiles de diferentes pinturas, adhesivos y selladores que emiten algún tipo de tóxico nocivo para su salud; por ello, resulta urgente cuidar la calidad del aire al interior de los espacios.
Un estudio publicado recientemente por el World Green Building Council (WGBC) indica que una empresa tiene una distribución de gastos que se puede resumir de la siguiente manera:
- 1 % del presupuesto se emplea para pagar los costos de consumo energético de sus instalaciones
- 9 % se destina al pago de rentas o alquiler de los espacios donde se ubican
- 90 % se dedica a los salarios de los trabajadores
Tales datos arrojan que es sumamente importante invertir en espacios de calidad que promuevan la salud de los trabajadores y que no sólo ayuden a conservar su productividad, a fin de que logren el efecto esperado también en términos de rendimiento.
Para una empresa, que el personal se enferme y se ausente con regularidad representa un impacto económico negativo que puede generar pérdidas económicas significativas. Dichos costos son mayores de lo que cuesta invertir en un sistema de acondicionamiento de calidad que sí considere los niveles mínimos de calidad de aire.
¿Cómo asegurar aire de calidad en espacios interiores?
Todo inicia desde el diseño, debido a que se han encontrado proyectos en los que los diseñadores de aire acondicionado no incluyen la renovación de aire o la inyección de aire fresco del exterior como una parte básica.
Hoy en día, enfrentarse al reto de los edificios de grandes alturas, en los que las ventanas operables ya no resultan una opción accesible por temas de seguridad y el acondicionamiento del aire es imperativo, la renovación del aire adquiere un protagonismo crucial y es un criterio indispensable al momento de diseñar los sistemas de acondicionamiento de aire, no solo por la calidad de éste, sino por salud, por lo que deviene en una necesidad básica e imperante que debería ser considerada siempre, no como un lujo.
Productividad renovada
A través de diferentes estudios realizados por organizaciones internacionales, se ha demostrado la importancia de renovar el aire constantemente en espacios, principalmente de aquellos dedicados a actividades de alta concentración, como oficinas, salas de junta, aulas de clases, entre otros.
Cuando no se renueva el aire, la concentración de bióxido de carbono y los humores emitidos por los usuarios alcanzan niveles muy altos que pueden provocar sensación de mareo, malestar general y dolores de cabeza, sin mencionar que las epidemias son mucho más propensas a esparcirse de no contar con renovación de aire, debido a que el virus se recicla una y otra vez en los espacios sin posibilidad de salir.
Se ha demostrado que las personas que se encuentran trabajando en espacios que cuentan con una renovación de aire adecuada, aunado a condiciones lumínicas favorables y criterios de confort térmico, tienen mayor productividad. En este sentido, el WGBC, en su estudio sobre salud, bienestar y productividad en las oficinas, habla acerca de cómo este parámetro aumenta entre un 8 y 11 por ciento los niveles de rendimiento en oficinas en las que se invirtió en sistemas que mejoran la calidad del aire para sus trabajadores.
Etapa de diseño
En México se suele tomar como base para el diseño de sistemas de aire acondicionado los estándares de la American Society of Heating Refrigerating and Air-Conditioning Engineers (ASHRAE); específicamente del estándar ASHRAE 62.1 Ventilación para Calidad del Aire al Interior, cuando se habla de ventilación y renovación de aire; sin embargo, es importante decir que aceptable no significa óptima, debido a que el parámetro sólo marca los caudales mínimos por incluir en los diseños de aire exterior a inyectar en los espacios.
Apegarse a este tipo de estándares permite un parámetro de cálculo que ayuda a tomar mejores decisiones al momento de emprender un proyecto.
Ahora bien, incluir la renovación de aire puede afectar la carga térmica, ya que ésta aumenta en el sistema de acondicionamiento de aire, por lo que es imprescindible que los ingenieros y diseñadores elijan la mejor estrategia para cumplir con los parámetros de acondicionamiento y temperaturas de confort al interior, con que los espacios estén hechos de acuerdo a los requerimientos del proyecto, así como para proveer de una buena renovación de aire.
Algunas veces, los sistemas son propuestos sin haber considerado tal criterio, y cuando se solicita la inclusión resulta que los equipos no poseen la capacidad suficiente para abatir esta carga, lo que provoca, en el mejor de los casos, tener que hacer trabajos adicionales con el propósito de cumplir con lo requerido. Otro reto al que frecuentemente se pueden enfrentar los especialistas es al sobredimensionamiento de los sistemas.
Además, la certificación del Leadership in Energy and Environmental Design (LEED) tiene un prerrequisito referente a condiciones mínimas de ventilación para ambientes interiores, que hace referencia al estándar ASHRAE 62.1-2004 (para certificaciones en versión 3) y al ASHRAE 62.1-2007 (para certificaciones en versión 4), el cual marca los pies cúbicos por minuto, persona o unidad de superficie necesarios para cumplir con una mínima calidad. Para lograr un punto, se deberá aumentar en un 30 por ciento sobre el volumen requerido.
En diversas ocasiones se ha podido ver que los diseñadores eligen un ventilador que supera por mucho el volumen requerido, y aunque esto podría tener sentido en cuanto a que un poco de aire nuevo es bueno y contar con mucho debe ser mejor, en realidad no se está beneficiando la eficiencia energética del proyecto. Al hablar de un edificio sustentable se debe tratar de un edificio que opera en tres vectores: cuida de los usuarios, del medioambiente y del factor económico, apuesta que se verá reflejada claramente en el discurso de la calidad del aire.
Para buscar un balance entre los tres factores y lograr un edificio que realmente mantenga el funcionamiento esperado se requiere de muchos elementos. Es entendible que los ventiladores no pueden ser fabricados a la medida como otros equipos, por ejemplo, las unidades manejadoras de aire; sin embargo, es importante enfatizar que los diseñadores deben seleccionar el equipo que mejor se adecue a las necesidades del proyecto.
Recomendaciones
Una vez que los diseñadores han elaborado un proyecto que contempla todos los parámetros de confort térmico y en el que se promueve una buena renovación de aire para asegurar la calidad, la salud y la productividad de los usuarios, deberá existir una buena relación entre los participantes del proyecto, la cual asegure que se respete tanto la elección de los equipos como los parámetros de diseño.
Durante la etapa de construcción existen diferentes estrategias que pueden implementarse, a fin de minimizar la contaminación resultante de las actividades de la construcción. Es muy importante que una vez que estén disponibles los equipos de aire acondicionado, se almacenen en un lugar donde estén protegidos y donde no se encuentren expuestos al polvo ni al agua, preferentemente empaquetados hasta el momento de su colocación.
En el caso del habilitado de ductos, es vital que el área se encuentre debidamente protegida del medioambiente y confinada de cualquier contaminante, como el polvo, ya que puede alojarse en ellos, contaminando los ambientes una vez que el inmueble entra en operación.
Una vez habilitados los ductos, es importante protegerlos con plástico en ambos. Incluso, una vez colocados en los soportes en su ubicación definitiva, deberán permanecer protegidos los ductos, la toma de aire y las conexiones para evitar que el polvo se acumule en su interior. Asimismo, es importante cuidar el aislamiento y no colocarlos en espacios sucios o con polvo.
Es importante transmitir al contratista y al instalador la importancia y delicadeza del trabajo que se está realizando, destacando que existe la posibilidad de afectar la salud de las personas. La limpieza en la obra es un factor crucial cuando hablamos de interiores saludables para el usuario final y los trabajadores.
[author ]Gabriela Crespo
Forma parte del equipo de Revitaliza Consultores, donde desempeña las actividades de Agente de Commissioning y consultoría en Eficiencia Energética. Estudió Arquitectura en la Universidad de las Américas, cuenta con una maestría en Tecnología en la Arquitectura con especialidad en Instalaciones y Eficiencia Energética. Actualmente participa en más de 10 procesos de Commissioning en Revitaliza Consultores y formó parte del equipo en esta misma actividad durante la certificación de CIINNOVA, el edificio con mayor puntaje en la certificación LEED en Latinoamérica, logrando el nivel Platino con 95 puntos.[/author]