Las estadísticas afirman que los habitantes de ciudades, como la Ciudad de México, pasan más de 80 por ciento de su tiempo en espacios cerrados. De hecho, la Agencia de Protección Ambiental de EUA afirma que el aire interior, puede estar entre 2 a 100 veces más contaminado que el aire exterior o aire ambiente; en el país se han desarrollado programas en los que se busca dar una solución a la contaminación exterior, tales como los programas de verificación vehicular “Hoy no circula” y registro y control de emisiones en edificios e industrias. Como vemos hay muchas medidas de control del aire ambiente, pero la normatividad, monitoreo y vigilancia de la calidad de aire en interiores es escasa. De hecho, como visión y monitoreo integral, es inexistente.
Cuidar la calidad del aire ambiente, como hacen nuestras políticas actuales es muy importante, pero no se ha dedicado el mismo esfuerzo a monitorear la calidad del aire en los interiores, que son lugares donde pasamos la mayor parte del tiempo. A medida que la eficiencia energética busca sellar más los edificios y recircular el aire interior, el control de los contaminantes interiores, su monitoreo y verificación se vuelven más críticos.
Esta es una deuda que tiene la industria, particularmente la del aire acondicionado y la ventilación, con sus usuarios. Pues representa una gran área de potencial peligro para la salud de las personas y debe atenderse de forma inmediata.
Ya existen tanto el conocimiento sobre los contaminantes presentes y sus efectos, como los dispositivos y los sistemas para medirlos; no obstante, éstos no se han reunido en una plataformas integral de requerimientos técnicos de monitoreo regular obligatorio que le permita al usuario saber que cuenta con una calidad de aire interior aceptable.
Invertir en desarrollar esos requerimientos es un tema que no solo permitirá reducir los efectos negativos, como las afectaciones sobre la salud de los trabajadores, sino que, al mejorar su calidad de vida, incidirá favorablemente en su salud, bienestar y productividad.
Esta deuda puede saldarse, por ejemplo a través de la redacción de una Norma en la que se regulen los aspectos técnicos integrales de la calidad de aire interior y con la que se pueda verificar regularmente espacios interiores, en beneficio de los empleados.
Al hablar en particular de la productividad en oficinas, un estudio reciente emitido por el World Green Building Council, titulado Salud, bienestar y productividad en las empresas, menciona que para las oficinas en renta el costo de operación se divide en 1 por ciento para el consumo de energía, 9 por ciento en el arrendamiento del espacio y el 90 por ciento restante en el pago del personal que labora en el lugar. En otras palabras, invertir en mejorar la calidad del aire que existe en el interior de los centros de trabajo, tiene un efecto sobre el mayor insumo que las empresas compran: su gente. Invertir en monitorear regularmente y mejorar la productividad también propiciará una mejor salud en los trabajadores.
[author image=”http://www.mundohvacr.com/wp-content/uploads/2015/08/A0MH0077811.jpg” ]Mauricio Ramírez
Cuenta con 10 años de experiencia en Diseño, Construcción y Gerencia de proyectos. Es LEED AP y Sustainability manager de Lend Lease en México. Se graduó del programa de certificación profesional en Biomimicry por el Biomimicry Institute. Actualmente, es profesor titular de Biodiseño en el ITESM, Campus Ciudad de México. También, participó en el desarrollo de lineamientos de sustentabilidad para los proyectos del programa Habitat de Naciones Unidas, en conjunto con la Sedesol y el Colegio de Ingenieros Ambientales.[/author]
1 comentario
Es muy importante darse cuenta de aspectos relacionados con la salud y darlos a conocer para interesar a los especialistas y así se genere una tendencia a resolver problemas que darán por resultado mejorar la vida humana.
Ojalá y este asunto de la calidad ambiental se aplique en los hospitales, en donde esta comprobado que dentro de un hospital el ambiente está más contaminado que en el exterior y perjudica enormemente a los enfermos que ahí se encuentran, porque son ellos quienes tienen más bajas sus defensas ya sea por el ataque de los microbios (virus, bacterias, hongos, etc.) y también por lo agresivo que resultan los medicamentos que les administran (alopatia) ya que resuelven unos problemas y generan otros.