Algunos viajes espaciales requieren motores alimentados por energía nuclear. En tales casos, el problema del calentamiento indeseado puede ser crítico y necesitar una refrigeración potente y de gran eficiencia, debido a que el calor del motor necesita ser desviado hacia el espacio exterior en forma de radiación.
El enfoque tradicional para este problema era hacer pasar un fluido de transferencia de calor a través de tuberías en paneles de radiadores fijados al casco de la nave espacial, lo que permite que el calor sobrante sea liberado en el espacio. No obstante, dichos radiadores suelen ser grandes y pesados y no poseen ninguna protección frente a posibles colisiones con meteoritos.
La refrigeración por gotas solía considerarse como un método sin futuro, principalmente porque las gotas del líquido de transferencia de calor (debido a los efectos de la radiación solar, las partículas en la ionosfera y otros factores) se cargan eléctricamente y empiezan a dispersarse en diferentes direcciones, lo que evita que caigan en el receptor.
En fechas recientes, un modelo matemático desarrollado por el equipo de Natalya Zavyalova, del Instituto de Física y Tecnología de Moscú (MIPT), ha mostrado que es posible neutralizar este efecto, lo que significa que un sistema de esta clase puede existir y ser empleado para misiones espaciales de largo recorrido. Hasta ahora, los resultados han mostrado que la solución propuesta funciona. El próximo paso es el ensayo en el espacio.
Fuente: Noticias de la Ciencia