En ciertas zonas del país, los hogares siguen sin contar con servicio eléctrico y recurren al uso de lajas de hielo, por ejemplo, como alternativa para poder conservar productos perecederos. En atención a este asunto, un grupo de empresas desarrolló un proyecto para llevar sistemas de refrigeración solar a estas zonas, a fin de ofrecerles los beneficios del frío de manera sencilla y rentable
Karemm Danel / Fotografías: cortesía de IluMéxico
De acuerdo con la información más reciente dada a conocer por la Comisión Federal de Electricidad, la cobertura de servicio eléctrico en México alcanzó, a agosto de 2015, a 98.44 por ciento de la población nacional. Si se considera que en todo el país viven más de 121 millones 5 mil 815 habitantes, según información del Consejo Nacional de Población, todavía cerca de 2 millones de personas en México no cuentan con servicio eléctrico.
La ausencia de este servicio implica la imposibilidad de acceder a beneficios que suelen considerarse básicos, o cuando menos necesarios, como iluminación o refrigeración. En el primer caso, ante la ausencia de luz eléctrica se recurre a alternativas como lámparas de combustible y velas o veladoras, y más recientemente a luminarios alimentados por paneles fotovoltaicos, que no requieren conexión a la red general de energía.
En el caso de la refrigeración, el asunto cambia de matiz, ya que la ausencia de este servicio implica la incapacidad de conservar productos perecederos, como alimentos, bebidas y medicamentos, los cuales deben consumirse el mismo día o dejar de consumirse por completo. Se trata de una situación que puede derivar en problemas de salud y nutrición para la población de las zonas sin acceso al servicio.
Ahora bien, el desarrollo de la infraestructura eléctrica necesaria para llevar el servicio a este tipo de zonas, que generalmente se encuentran lejos de las centrales generadoras y de las redes de suministro, implica una gran inversión para la empresa de servicio, en este caso, la Comisión Federal de Electricidad, lo que ha impedido que llevar energía eléctrica a todos los rincones del país sea posible.
Lo cierto es que la ausencia del servicio permanece y representa un problema para los habitantes de estos sitios. A manera de respuesta, algunas iniciativas han buscado implementar alternativas para ofrecer servicios de iluminación y refrigeración a las regiones sin acceso a electricidad, mediante el aprovechamiento de las energías renovables.
Un ejemplo de ello es IluMéxico, que recientemente puso en marcha el proyecto “Renta tu refri”. Al respecto, el ingeniero Carlos Correa, egresado de la UNAM y responsable del área de Ventas de la empresa, comenta que desde 2008 la compañía se propuso trabajar con fuentes renovables y beneficiar a un mercado que no se estaba cubriendo, el de las comunidades sin acceso a la energía por su lejanía, marcando así, en palabras del ingeniero, “una diferencia en dichas zonas”.
Desde el inicio, comenzaron el proyecto en un intento por sustituir fuentes no renovables con iluminación sustentable. “Sin embargo, cuando llegábamos a las comunidades a entregar los sistemas y a platicar con las personas, la primera pregunta que nos hacían era si podíamos conectar un refrigerador, lo cual era muy complicado en ese momento, porque no se tenía la capacidad, además de que se trataba de un proyecto más difícil de dimensionar y hacer. Así que, básicamente, surgió de las necesidades de refrigeración que tenían las personas, lo cual es vital. A partir de ese momento, nos preguntamos cómo llevarles este tipo de sistemas y cómo darles acceso a ellos”, comenta Correa.
El programa consiste en llevar refrigeradores solares a comunidades con falta de acceso a la energía, en las que IluMéxico ya ha instalado sistemas desde hace aproximadamente dos años, para lo cual, la empresa lleva a cabo una evaluación previa, a fin de determinar a los usuarios elegibles.
Según el entrevistado, se trata de un proyecto económicamente viable al ciento por ciento, ya que es posible beneficiarse desde un inicio de los ahorros que pueden obtenerse, aunado a que, a mediano plazo, el sistema se paga solo.
Respecto de la inversión inicial, el ingeniero Correo explica: “Al tratarse de usuarios ya evaluados por nosotros, más que requerir una inversión, se trata de un programa de renta, un tipo de arrendamiento que, en este caso, financiamos a 48 meses, pero a partir de esos 48 meses, el sistema ya es del usuario. La inversión puede ir de los 900 pesos mensuales a los 1 mil 300”.
En este sentido, menciona un caso de éxito en una tienda comunitaria ubicada en Nuevo Tabasco. El método de refrigeración consistía en comprar barras de hielo, las cuales se colocaban en grandes hieleras. “La dueña tenía que ir por una barra de hielo cada tres días, la cual tenía un precio de 120 pesos; al mes hacía un gasto de 1 mil 200 pesos, a lo que se le sumaba el del combustible que utilizaba para trasladarse de la comunidad al municipio y volver. Finalmente, el gasto se incrementaba a 1 mil 600 pesos mensuales para mantener los productos fríos. Al llevarles el sistema, representó para ella un ahorro de 300 pesos al mes desde el día uno. Además, no sólo llevamos el sistema, constantemente realizamos visitas y ofrecemos mantenimiento”.
Cabe destacar que las labores de mantenimiento ya está incluido en la renta, al igual que el cambio de baterías a los cuatro años. Durante el proceso se verifica el estado del sistema, que cargue correctamente, que el refrigerador se encuentre en la capacidad y las temperaturas adecuadas y que las baterías estén cargadas; igualmente, se limpian los paneles y el sistema, y una vez que se terminan las baterías, se recogen y reemplazan.
En el proyecto, IluMéxico se encarga de operar y entregar el sistema, mientras que otra empresa mexicana, Conermex, con la cual tienen establecida una alianza comercial, los apoya en temas referentes a la importación de productos y el armado de los equipos. “De esa manera, logramos unificar el sistema”, explica Correa.
Los beneficios de la refrigeración solar son significativos: “En las comunidades donde no hay acceso a la red eléctrica o el servicio es deficiente, te percatas del problema de no tener temperaturas bajas principalmente en la conservación de productos, como lácteos, perecederos, embutidos, etcétera, que generalmente no suelen consumirse debido a la falta de refrigeración”.
Ahonda: “En Guerrero, por ejemplo, también tuvimos un proyecto de refrigeración para vacunas y congelación para hacer hielo en una clínica sin acceso a la red. Entonces, ése es otro beneficio: poder acceder a medicinas o hielo en casos en los que se requiera”.
La tecnología
De manera general, se trata de un sistema de generación de energía eléctrica mediante paneles fotovoltaicos, los cuales captan la luz solar y la transforman en energía eléctrica. Por medio de un controlador de recarga se regula la cantidad de energía y se carga un banco de baterías, que proveen de energía al refrigerador durante el día y la noche. El refrigerador es especial para este tipo de sistemas: funciona con corriente directa y se conecta al controlador de carga para que éste regule la intensidad de energía y pueda permanecer encendido las 24 horas.
En cuanto a los requerimientos técnicos, el ingeniero Correa explica que “el refrigerador está dimensionado por nuestra parte para que funcione en las diferentes áreas donde trabajamos. ¿Qué debemos tomar en cuenta? Condiciones climáticas, sobre todo temperatura ambiente, porque no es lo mismo trabajar en un lugar muy frío, que en uno caliente; también necesitamos la certeza de que los componentes que se instalarán se encuentren en un lugar fresco, ventilado, lejos de humedad y polvo, aunque a veces es muy difícil en las comunidades”.
Así, el refrigerador se instala en un lugar ventilado, con una separación mínima de 15 centímetros del muro. Correa añade que también es necesario que el espacio en el que se coloquen los paneles esté libre de sombra. Por otro lado, “el refrigerante debe cambiarse cada 10 años, aproximadamente. Los sistemas de energía solar tienen una vida útil distinta en cada componente; por ejemplo, el panel solar te da una vida útil garantizada de 25 años; el control de carga, 15 años, y las baterías se sustituyen cada cuatro años. De manera general, te puede durar 20 años”.
El mantenimiento es prácticamente nulo al demandar únicamente la limpieza de los paneles solares cada mes, sobre todo si se ubican debajo de un árbol o cerca de una zona con mucho polvo o donde hay bastante viento.
El ingeniero Correa explica que es preciso evitar que en el refrigerador se acumule líquido; de lo contrario, habrá que drenarlo y sustituir el banco de baterías de ser necesario.
En cuanto a la instalación eléctrica, Correa asegura que no existe ningún riesgo de electrocución. Las únicas precauciones que se recomiendan tienen que ver con no conectar al sistema de paneles fotovoltaicos a otro aparato que no sea el refrigerador, porque, eventualmente, perjudicaría el rendimiento del sistema.
A juicio del representante de IluMéxico, este proyecto otorga una rentabilidad económica, pero también social, generando utilidades y un impacto a nivel medioambiental, que mejora, finalmente, la calidad de vida de las personas.
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