La eficiencia energética, además de un tema que sigue ganando adeptos, es una solución viable para reducir los costos energéticos de un edificio, pues se ha demostrado que invertir en sistemas para reducir el consumo ofrece mayor rentabilidad a largo plazo
Gustavo de las Heras y Santiago Rodríguez
Son dos las razones principales que dieron origen a la eficiencia energética en los edificios. La primera fue económica, en búsqueda de la reducción del consumo excesivo de energía, con el fin de mantener niveles de temperatura confortables en su interior (sobre todo en climas fríos), lo que dio paso al aislamiento térmico y los materiales eficientes para la envolvente. La segunda responde a una preocupación ambiental, ya que, al reducir el consumo energético, necesariamente se reduce el uso de combustibles fósiles, los cuales contribuyen al cambio climático.
Las tecnologías hoy en día existentes reducen prácticamente a cero el consumo energético de un edificio; incluso, pueden dotarlo de energía positiva, con lo que no sólo el consumo es mínimo, sino que se produce más energía de la que se requiere, obteniendo, por tanto, un excedente adicional.
En términos económicos, la eficiencia energética es una solución muy viable para reducir los costos energéticos excesivos de un edificio. Según el tipo de medida de eficiencia energética, el costo inicial de inversión puede variar e influir en la cantidad de ahorro en costos energéticos anuales. Por ejemplo, una medida muy común en un edificio con gran superficie de acristalamiento es el sistema de aprovechamiento de luz natural para ahorrar en iluminación interior artificial (day light harvest). En este caso, se instala una fotocelda que está acoplada al sistema de iluminación y, mediante un balastro, la potencia de las lámparas se ajusta automáticamente con base en los niveles disponibles de iluminación natural. Los ahorros que puede representar dicha medida varían desde un 30 hasta un 80 por ciento en el consumo anual de iluminación, por lo que, normalmente, los tiempos de retorno de inversión resultan menores a tres años.
En resumen, la rentabilidad en un edificio diseñado con base en una serie de medidas de eficiencia energética es normalmente alta, mientras que el éxito de su desempeño depende del porcentaje de ahorro energético que logre, considerando que se trata del ahorro a lo largo de un año, en el que se evalúa la operación del edificio en su conjunto y la inversión se hace una única vez.
En la mayoría de los proyectos en los que se logra un ahorro energético significativo, los retornos de inversión siempre se dan en un lapso menor a cinco años.
¿Por qué resulta importante implementar la eficiencia energética en la edificación sustentable?
Dado que el consumo de energía y sus costos asociados se han elevado en los últimos 25 años (45 por ciento desde 1980), las proyecciones indican que el consumo energético a nivel global se duplicará en los próximos 40 años, situación que no puede continuar, porque, en principio, no van a existir materias primas suficientes para afrontar el incremento en la demanda, aunado a los daños ocasionados por el bióxido de carbono a la economía. Un estudio realizado por el Instituto Chino de Ciencias Ambientales y la Universidad de Tsinghua indica que la lluvia ácida en China, por ejemplo, cuesta un estimado de más de 13 mil 600 millones de dólares al año y que los combustibles fósiles tienen el potencial de alterar los patrones de clima actuales, provocando sequías donde antes no existían y generando inundaciones en áreas nuevas con consecuencias catastróficas.
Lo anterior supone una dicotomía: resulta simple, pero muy complejo de resolver. El mundo necesita hacer más con menos y la eficiencia energética es la salida a este conflicto, gracias a que permite alcanzar los niveles de productividad y confort requeridos, reduciendo tanto el costo como el impacto sobre las infraestructuras y los recursos.
A nivel nacional, los gobiernos reconocen que, debido a las pérdidas en la generación y transmisión de la energía eléctrica, ahorrar un kilowatt-hora de demanda en realidad produce un ahorro de tres kilowatts-hora de generación de energía; entonces, es más efectivo invertir en ahorros por parte del usuario final que en la eficiencia de una planta de generación eléctrica. Ante tal situación, se está legislando en favor de reducir la demanda y penalizar los consumos pico, así como en revisar las tarifas que cobran al usuario el pico de demanda más alto de los últimos 12 meses, incluyendo aquellas que tienen en cuenta el factor de potencia del usuario; igualmente, los gobiernos están implementando los paquetes de estímulo.
De manera general, existe una movilización para potenciar la economía a nivel mundial (prácticamente 3 por ciento del Producto Interno Bruto mundial). Es importante destacar que una media de un 20 por ciento de tales estímulos se están dedicando a generación de energía limpia, infraestructuras y eficiencia energética. En China alcanza el 38 por ciento y en Europa el 60, con la meta de conseguir que los edificios sean autosuficientes en materia energética para el año 2020.
Pero no todo son malas noticias. Si bien es cierto que los costos de la energía no han hecho más que aumentar desde hace 25 años y que éstos pueden hacer peligrar la rentabilidad de las industrias, sí se pueden reducir los riesgos económicos de cada negocio y controlar los costos a través de la eficiencia energética misma.
Gran apuesta
La eficiencia energética comprende proyectos con un perfil de bajo riesgo, ya que las soluciones que un especialista en el campo puede proporcionar están probadas en proyectos anteriores y, adicionalmente, se pueden demostrar con cálculos de retorno a la inversión. De hecho, muchas de las medidas que aconsejan los auditores energéticos tienen un costo de implantación bajo y a veces nulo, con retornos en la inversión que, generalmente, no sobrepasan los cinco años.
Para quienes no deciden invertir en eficiencia energética, cuanto más esperen, más caro saldrá y más energía se desperdiciará, mientras que los costos de energía no van a parar de elevarse, por lo que la operación de los edificios estará desaprovechando una magnífica oportunidad de ahorrar más dinero a largo plazo, y no sólo eso, sino que los ahorros generados podrían haberse reinvertido en actualizar el equipamiento y otras mejoras de las instalaciones. Definitivamente, actuar ahora es mucho más barato que esperar uno o cinco años o no tomar la iniciativa en esa dirección (véase gráfica siguiente). Las actualizaciones en los equipamientos por otros más eficientes se encuentran entre las mejores decisiones que se pueden tomar, porque está demostrado que los proyectos de eficiencia energética tienen una amortización más rápida y un nivel de riesgo más bajo que muchas inversiones en los mercados financieros.
Considerando que los costos de energía incrementan día a día, los retornos en la inversión serán cada vez más acelerados. Para implementar la eficiencia energética en los proyectos, se requiere contar con la ayuda de un auditor energético, quien analizará los consumos del edificio o la industria, así como los patrones de uso y las demandas. El análisis incluirá desde la energía eléctrica hasta el gas, diesel, agua, entre otros. Posteriormente, se realizará una comparación de estos consumos con los de otras industrias similares y, con la experiencia del auditor, se detectarán e implementarán de forma inmediata las medidas que actuarán en favor del bajo costo. Se priorizarán medidas con un retorno en la inversión de entre uno y cinco años y se programarán dentro de los presupuestos anuales, a fin de que se tomen en cuenta. Luego de la implementación de las medidas anteriores, se elaborará un plan de seguimiento y control para verificar que los ahorros previstos se consigan, sobre todo para que a largo plazo no se pierdan los altos niveles de eficiencia conseguidos durante la implementación del proyecto.
[box type=”note” ]Nota adicional / Caso de estudio
Para evidenciar la relación ahorro-eficiencia se citará el caso de éxito de uno de los edificios más altos de México y Latinoamérica, la certificación LEED® EBOM de Torre Mayor, una torre de oficinas de 55 plantas. Durante el proceso de comisionamiento de Torre Mayor destacaron algunas de las medidas implementadas para lograr el ahorro, como la sustitución de las griferías por otras más eficientes, aspecto que logró reducir el consumo de las bombas que tenían que elevar el agua hasta las plantas superiores, o el cambio de la secuencia de operaciones de los ascensores para que algunos de ellos permanecieran apagados durante las horas de menor ocupación. En Torre Mayor se identificó una serie de medidas que, en conjunto, redujo 30 por ciento el consumo de energía eléctrica del edificio, lo cual se traduce en un ahorro de cerca de 14 mil 200 dólares al año desde que se certificó en 2013[/box]
[author ]Gustavo de Las Heras Izquierdo
Profesional acreditado LEED® AP BD+C y AP O+M. Egresado de la UCLM en Ingeniería Civil, arquitecto por la Universidad Europea de Madrid y maestro en Dirección Integrada de Proyectos por la Universidad de La Coruña. Forma parte del equipo de commissioning de Revitaliza y actualmente colabora en diversos proyectos de proyección internacional: un data center en España y una planta de embotellado de Coca Cola en Trujillo, Perú.[/author]
[author ]Santiago Rodríguez
Licenciado en Física egresado de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuenta con un Diplomado de Proyectista Instalador de Sistemas de Energía Solar por el Instituto CONSOLAR de Sevilla, España, además de un Máster Europeo en Energías Renovables y Eficiencia Energética, organizado por la Agencia EUREC. Cuenta con la acreditación LEED AP BD+C por el U.S. Grenn Building Council. Actualmente es Director de Eficiencia Energética para Revitaliza Consultores.[/author]