A sabiendas de que los inmuebles del sector público presentan innumerables áreas de mejora, la Conuee echó a andar el Benchmarking de Eficiencia Energética, programa que permite evaluar el consumo de energía en los edificios de la administración federal. Pese a los buenos resultados de ésta y otras iniciativas, quedan muchas áreas por atender
Glenda López
El ahorro y eficiencia energética puede alcanzar reducciones considerables de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a bajo costo, convirtiéndose en un elemento de estrategia de desarrollo sostenible indispensable.
Es por ello que se han creado programas para el ahorro de la energía, así como sistemas para implementar y fomentar el uso eficiente de ésta, como el Benchmarking de Eficiencia Energética de la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee).
La Conuee es un órgano administrativo desconcentrado de la Secretaría de Energía (Sener), que fue creada a través de la Ley para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía, y que tiene como objetivo central promover la eficiencia energética y fungir como órgano técnico en materia de aprovechamiento sustentable de la energía.
El año pasado, el Programa de la Administración Pública Federal (APF) registró ahorros de 13.2 gigawatts hora en inmuebles, con un valor económico aproximado de 20 millones de pesos, así también se evitó un consumo de energía en instalaciones industriales por 821.6 millones de pesos.
Como parte de las medidas de ahorro energético, la Conuee, en conjunto con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), creó el Benchmarking de Eficiencia Energética a Edificios Públicos y Privados. Este sistema permite comparaciones entre edificios del mismo tipo, ubicación y condiciones de operación, a partir de una muestra representativa de inmuebles ubicados en México.
Odón de Buen, director General de la Conuee, hizo notar que estas medidas corresponden al tema estratégico número dos de la Estrategia Nacional de Energía, aprobada ya por el Senado de la República, que consiste en brindar información a los consumidores finales sobre los beneficios del ahorro de energía, así como incorporar criterios energéticos en la planeación urbana, entre otras acciones.
La herramienta está viva pero no promovida
La iniciativa del Benchmarking viene del INECC desde 2011, cuando se pretendía contar con un sistema de certificación para edificios, haciendo estudios y análisis para establecer el tipo de método que debía ser utilizado.
Para este estudio fue usada una base de datos con información de edificios públicos de la Conuee; con estos datos se estableció un mecanismo para lograr calificar a los edificios respecto a su eficiencia energética.
Con apoyo de la Cooperación Alemana GIZ (agencia que ofrece servicios en todo el mundo en el campo de la cooperación internacional para el desarrollo sostenible), se obtuvo la recaudación de datos, así como a un método de mejoramiento de éstos, puesto que no se tenía una certidumbre respecto de la eficiencia energética de los edificios que fueron utilizados como referente de excelencia.
A finales de 2013, la iniciativa añadió la posibilidad de que el sector privado utilizara esta muestra; sin embargo, al tener contemplados sólo edificios públicos anteriormente, la Conuee se enfrentó con un obstáculo, ya que se hizo notoria la diferencia de eficiencia energética entre los edificios de ambos sectores (público y privado), factor que dificultó la muestra y la medida previamente establecida.
En palabras de Odón de Buen, uno de los grandes retos de este sistema es obtener datos de edificios inteligentes que únicamente pertenecen al sector privado, ya que sus edificios son más modernos y cuentan con un nivel de consumo energético menor al del sector público. Esta información ayudaría a generar una nueva medida para los diferentes edificios de cada sector.
A pesar de ser un mecanismo que ayuda al ahorro energético y a la disminución de los costos económicos y que contribuye a la conservación de un medioambiente limpio, lleva años guardado, ya que dentro de la Conuee hay poco personal y bajo presupuesto para este proyecto. Es por ello que esta herramienta no está siendo aprovechada, dado que dentro de la Comisión hay otras prioridades en el ámbito de la edificación.
Por ejemplo, una de las prioridades actuales es conseguir el apoyo del gobierno para que los edificios sean construidos bajo normas como la NOM008. Para este proceso se ha trabajado conjuntamente con la Cooperación de Dinamarca, el gobierno de Baja California, Tabasco y la Ciudad de México.
Convencer a dueños de edificios privados
Los indicadores de eficiencia energética permiten evaluar los resultados de las políticas públicas y acciones implementadas en la materia, ya que describen e indican de forma detallada cómo se está empleando la energía en los distintos sectores de la economía, en este caso, la industria de la edificación.
La selección de los aproximadamente 500 edificios que integran la base de datos realizada para este Benchmarking estuvo relacionada con el número de metros cuadrados y el consumo de energía en aspectos como iluminación, equipamiento electrónico, uso de computadoras, uso de aire acondicionado, horas de uso del inmueble, zona climática, etcétera. Con estos datos se genera un índice alto o bajo de eficiencia energética.
Como ya se mencionó, esta muestra no funcionó para edificios del sector privado ya que ellos tienen un equipamiento mayor para el ahorro del consumo energético. “La herramienta nos da resultados equivocados para algunos edificios porque nuestra muestra es solamente de edificios menos modernos”, menciona el director General de la Conuee.
Para esta muestra, fueron tomadas características de la certificación Energy Star, pues cuenta con una metodología más amplia respecto a la eficiencia energética de un edificio. De Buen menciona que con este Benchmarking se sabe que es posible tener mejoras en sistemas de iluminación, aire acondicionado y ventilación, así como en el manejo y operación de los sistemas electrónicos para tener un consumo energético menor en los edificios del sector público.
Una posibilidad de este método es que sea tomado como referencia y que el gobierno pueda realizar una mejor selección al momento de la renta de algún edificio en donde sólo se adquieran inmuebles con una eficiencia energética no menor a 75%, añade el ingeniero.
Además, establece que de ser realizado este proyecto, los edificios no tendrían sello Energy Star, ya que sólo se está replicando dicho modelo; sin embargo, sí poseerían un distintivo que los reconozca como edificios sustentables. “Este Benchmark no detecta qué sistemas dentro del inmueble tienen áreas de oportunidad, simplemente arroja datos de consumo energético”.
La eficiencia energética es el camino hacia esa transición para un mundo más amigable con el medioambiente; es la solución que permite el uso racional de la energía a la vez que se mantienen los niveles de competitividad.
El siguiente paso es tratar que se tenga un número significativo de edificios del sector público y privado más nuevos para que la muestra se amplíe y se obtengan resultados más acercados a la realidad, por ello, es importante tener la voluntad de los dueños de los inmuebles en el sector privado.
“Lo hicimos pero tenemos que mejorarlo”, hace hincapié el ingeniero, quien también comenta que no hay una fecha establecida para desarrollar este mecanismo, puesto que se requieren muchos esfuerzos y recursos que por el momento no hay en la Conuee.
Menciona, también, que se han tenido pláticas con el Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (Indaabin) para generar acuerdos que beneficien a los edificios del sector público y contribuir a un mejoramiento energético y, a su vez, a la disminución de costos económicos por inmueble.
“Hasta el momento, en la Conuee sólo se ha realizado la promoción de este Benchmarking; sin embargo, esperamos ser quienes realicemos el desarrollo de este gran proyecto”, indica Odón de Buen.
El director General menciona que esta industria es de negocios y responsabilidad, ya que los negocios empresariales reflejan un interés en venderse como empresas responsables, pues hay una presión social cada vez mayor sobre dicho tema: “No cualquier sello ya los hace verde. Es precisamente ahí donde está el mercado: en las edificaciones nuevas que pretenden certificarse como los mejores en eficiencia energética”, puntualiza.