Se ha vuelto común hablar de edificios inteligentes. La gran mayoría integran sistemas automatizados que se encargan de vigilar aspectos de su funcionamiento, como la iluminación, el aire acondicionado o el acceso. Mucho, no obstante, queda todavía por cubrir, cuando se sabe que sistemas como el agua o la electricidad apenas se suman a las tendencias de control
Christopher García
El mundo entero tiene puestos los ojos en las alturas, pues hacia allá se dirigen las tendencias de la edificación actual, que rasca los cielos cada vez más profundamente. Y no se trata de una afirmación meramente referencial al sustantivo que se acuñó hace ya varias décadas para referirse a las primeras construcciones de gran altura. Bien plantados sobre el piso, los edificios demandan tal cantidad de recursos que literalmente han abierto un agujero en el cielo de tanto rascar insumos, si bien no son los únicos. Luego se suma el calentamiento global –del que también participan– y el inminente desabasto de agua y energía que viene con él y con el incremento en la densidad poblacional del mundo.
Esto es historia conocida, aunque no totalmente comprendida, pues los métodos y las formas todavía distan de ser verdaderamente respetuosas con el entorno, el planeta y sus usuarios. Claro que hay proyectos y perspectivas y a ellas se vinculan los edificios inteligentes, procurando servirse del avance tecnológico para aminorar su demanda de recursos y servicios y su impacto ambiental.
Como economía en desarrollo, México apenas va abriendo las alas en este sector, pero todavía no despega. Aun así ya es numerosa la población de edificios en las principales ciudades del país y se sigue multiplicando. Razón suficiente para que las empresas enfocadas en soluciones para este tipo de desarrollos le tengan especial preferencia, así como a otras naciones de América que transitan por el mismo camino, caso de Brasil o Argentina.
Igualmente incipiente es la incidencia que la tecnología tiene en el manejo de los edificios. El enfoque se ha centrado principalmente en el aire acondicionado, la iluminación y otros elementos muy visibles, mucho debido a sus altos consumos energéticos y su impacto inmediato sobre el costo y el confort. Pero elementos como el agua recién entran en la dinámica, tras descubrirse que existe desperdicio y puede evitarse.
Sobre este contexto, Mauricio León, director General de la división Energy & Environmental Solutions para Honeywell, ofrece un punto de vista muy particular. A su juicio, México tiene mucho camino que recorrer todavía, mientras que las tecnologías para eficientar recursos, ya no sólo en grandes edificios, están buscando responder a las inquietudes de los usuarios, más que sólo a las tendencias del mercado.
Las soluciones de Elster recién se suman a la compañía, con lo cual el portafolio de la compañía buscará ofrecer una experiencia integral al usuario: “Ya no hablamos sólo de los actuadores y de los controles típicos, sino ahora medidores de energía y que el usuario, al controlar la energía, pueda tener una experiencia pro medioambiente, pues la preocupación por los temas ecológicos y ambientales también existe”.
En entrevista con Mundo HVAC&R, León describe los rumbos que detecta para el sector de edificios y cómo las tendencias inteligentes y las tendencias verdes comienzan a converger, finalmente, hacia un mismo objetivo.
La inteligencia que tienen actualmente los edificios depende mucho del país. México está evolucionando muy rápido. En la región, Brasil, México, Argentina y Colombia van tomando decisiones importantes en la parte inteligente y en la parte verde”. Mauricio León
Mundo HVAC&R (MH): ¿Qué rumbo están siguiendo los edificios inteligentes actualmente?
Mauricio León (ML): La parte inteligente de un edificio, si analizamos los comienzos del concepto inteligente, bastaba con que pudiera controlar de manera remota las variables, pero necesitabas al operador ahí, conocimiento para poder aplicarlo en programar y después operar el inmueble. Conforme vamos avanzando, el concepto de inteligencia va evolucionando. Ahora se puede hablar de sistemas que son autoprogramables, que pueden definir rutinas que en algún momento dado permitan ahorrar más energía, y por qué no que se puedan comunicar con otros edificios o con áreas de mantenimiento y de soporte tanto del fabricante como de compañías que se dediquen a la operación y mantenimiento de inmuebles para tomar la mejor decisión en cuanto a la rutina que el edificio tiene que seguir para operar de forma más eficiente.
(MH): ¿Qué grado de inteligencia tienen los edificios en la actualidad?
(ML): La inteligencia que tienen actualmente los edificios depende mucho del país. México está evolucionando muy rápido. En la región, Brasil, México, Argentina y Colombia van tomando decisiones importantes en la parte inteligente y en la parte verde, con edificios que cada vez se certifican más bajo esquemas como LEED; sin embargo, en relación con la superficie de inmuebles construidos, vamos un poco lentos. El esfuerzo se tiene que hacer en todos los frentes, desde el ángulo de la regulación, apoyar a las instancias gubernamentales para que la regulación vaya cambiando y, con eso, levantar la barra y buscar, todos, un mejor desempeño en términos de las soluciones que se utilizan en un inmueble. La otra parte son los fabricantes, por supuesto; ofertar cada vez soluciones más avanzadas, a precios accesibles, de tal suerte que los diseñadores, los consultores, los arquitectos, los contratistas y constructoras los puedan utilizar de forma más sencilla y con costos más competitivos.
(MH): ¿Por qué darle tal énfasis al tema ambiental?
(ML): Es muy interesante. Al principio, venía la preocupación ecológica, por todos estos temas del daño a la capa de ozono, la huella de carbono, que son temas importantes desde el ángulo humano y ecológico. La parte económica parecía que no iba muy de la mano, era muy costoso y había una cierta contradicción. Conforme se empiezan a dar los temas de certificaciones y esto le da valor al inmueble, es decir, la certificación te asegura un tipo particular de arrendador, lo que sucede es que logras que esta plusvalía se refleje en el precio del mercado y la gente lo paga. Muchas compañías que traen bajo sus principios tanto a nivel empresa como a nivel cotización en bolsa, que deben declarar sus niveles de sustentabilidad, se ven obligadas, hasta cierto punto, inmuebles que tengan estos requisitos. Entonces, se cierra el ciclo, comienza a generarse un círculo virtuoso, porque hay demanda para este tipo de inmuebles; a la vez, esta demanda y este valor agregado que se empieza a pagar, que se acepta como tal, las soluciones se empiezan a volver cada vez más comunes, el volumen es mayor, son más competitivas en costo. Vamos por buen camino.
Obviamente, mucho tiene que ver la región. Cada país tiene formas muy particulares de buscar el tema ecológico, hay materiales diferentes que se están explorando en cada país y se debe complementar con tecnologías locales. Por eso también Honeywell está muy preocupado por adaptar los nuevos productos que tiene y desarrollar nuevos que no están en la escena, enfocado en los países de alto crecimiento, como México, Brasil, Argentina y algunos países de Centroamérica, El Caribe y la región Andina, como son Colombia y Panamá. Estas regiones comienzan a despuntar y van a requerir soluciones específicas, no siempre las soluciones adaptadas de otros países, como Estados Unidos o las de Europa, les van a funcionar.
(MH): ¿Esto implica también un conocimiento bastante fuerte de cada región?
(ML): Exactamente. Y sobre todo, implica mantener un contacto muy cercano con el usuario final, con los canales, a través de una herramienta que le llamamos Voice of Costumer (Voz del Cliente), que va muy ligado a estar obteniendo información directa y de primera mano de los requerimientos, los problemas o las áreas de oportunidad que un producto tiene, para adaptarlo, cambiarlo o desarrollar uno nuevo.
(MH): Comentabas del tema ambiental y de cerrar el círculo. Se había mantenido una línea de desarrollo para los edificios inteligentes y una para los sustentables. Había una suerte de separación entre los dos conceptos. ¿Se está cerrando esa brecha y están convergiendo hacia el mismo rumbo?
(ML): Yo creo que se está cerrando. A pesar de que las directrices que te califican si uno es inteligente y otro es verde son todavía diferentes, hay puntos en común muy claros. Hoy, por ejemplo, un edificio inteligente que rebase normas mínimas de huella de carbono, en general, bajo la premisa de lo que la industria acepta como inteligente, no lo aceptarían como tal, y viceversa: un edificio que es catalogado como verde, que no tenga el mínimo control y automatización para tomar decisiones efectivas, tampoco sería considerado verde.
Entonces, esos parámetros, que mediante normas se están estandarizando, hacen que, poco a poco, la línea sea mucho más delgada y nos acerquemos a una única normatividad. Todavía lo veo un poco lejos, pero nos estamos acercando.
(MH)¿Qué objetivos persiguen actualmente?
(ML): Buscamos ser la solución para nuestros clientes finales, integradores y contratistas, en términos de tecnologías de control, automatización y software para toda la parte de aire acondicionado y servicios, esto incluye agua, energía, a través de iluminación y gas. Hay productos muy interesantes que se lanzarán más adelante, que tienen que ver con la preocupación por las mermas, por ejemplo, de agua. Nuestra preocupación es no quedarnos únicamente en las soluciones convencionales de administrar y controlar la energía, sino ir un paso más allá y alertar al usuario sobre problemas que tiene en su operación y, por qué no, a través de estos programas y estas apps, él mismo pueda buscar las soluciones o que tengamos la facilidad de promover el contacto directo con él, para lograr este tipo de solución y no quedarnos con la parte de vender el elemento el elemento de control, su instalación y hasta ahí. Creo que la experiencia usuario, como le llamamos nosotros, tiene que ser mucho más grande y es lo que estamos buscando.
El usuario tiene mucho que decirnos acerca de cómo va cambiando su comportamiento. El estándar de usuario y lo que buscábamos hace 10 años es ahora muy diferente. Es a través de este contacto íntimo con el usuario como podemos ir adaptándonos a lo que requiere mediante la tecnología. La tecnología es una herramienta, es un elemento, pero hay que estarla usando continuamente para innovar. Si pensamos que en realidad un producto se va a quedar como está, sobre todo a nivel automatización, control, software, uno o dos años, creo que es falso. Hoy tenemos que pensar que los productos estarán cambiando cada seis u ocho meses, con todo y la aplicación que utiliza para programarlo. Es lo que Honeywell está buscando: innovar a la misma velocidad.