En diferentes culturas, la culminación del ciclo de la vida recibe culto especial e incluso hay cosmogonías que nombran un Dios de la Muerte. Si bien es un proceso natural, existen condiciones en que no es así, por lo que el Incifo se ocupa de identificar los cuerpos de personas fallecidas en condicionas adversas, con ayuda de sistemas de refrigeración, aire acondicionado y la experiencia de médicos forenses. Su labor apoya las tareas de las autoridades y ofrece respuestas a las familias
Danahé San Juan / Fotografías: Rubén Darío Betancourt
El Instituto de Ciencias Forenses (Incifo) del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México es el organismo encargado de recibir los restos de personas desaparecidas o no identificadas y que han sido relacionados con una averiguación previa o carpeta de investigación, con el propósito de practicarles una necropsia para determinar las causas de muerte. Cuando el cuerpo es identificado, el siguiente paso es expedir un certificado de defunción, con el cual se autoriza su destino final. En caso de que no se logre la identificación tras 72 horas de permanecer en el Incifo, éste se encarga de abrir un expediente con los datos necesarios, como género, ADN, huellas dactilares, radiografías corporales o dentales, edad clínica, entre otros aspectos que ayuden a la identificación y determinación de la situación médico legal vinculada al proceso, al presunto responsable.
Felipe Takajashi, director general del Incifo, señala que en esta dependencia colaboran alrededor de “220 personas que trabajan en áreas administrativas, médicos forenses, clínicos, psicólogos, odontólogos, patólogos, laboratoristas en genética, antropólogos, toxicólogos, microscopistas, maestros en Ciencias y Biología Molecular, fotógrafos y especialistas en vídeo”.
Conservación
El aspecto más importante para lograr la identificación de un cadáver es mantener el cuerpo en las mejores condiciones posibles. En el Incifo la práctica de conservación es la refrigeración y en ocasiones la congelación, para lo cual cuenta con dos cámaras de refrigeración y una de congelación. En estos lugares los cadáveres se mantienen a una temperatura de uno a 2 ºC, con el propósito de retrasar el proceso de putrefacción y conservarlos, dependiendo de las condiciones del cadáver, hasta tres semanas, antes de enviarlos a la fosa común, cuando el cuerpo no es reclamado.
El aire acondicionado se conforma por condensadoras y evaporadoras de cuatro toneladas de refrigeración; en las áreas comunes cuenta con equipos fan & coil que permiten independizar y atender las diversas necesidades que requieren los servicios brindados por el instituto.
Asimismo, el sistema de refrigeración y congelación también funciona con equipos fan & coil que hacen posible la operación y mantenimiento de las cámaras de forma independiente, gracias al funcionamiento de las condensadoras y evaporadoras de 5 Hp de capacidad.
En las cámaras de refrigeración se encuentran los cadáveres a los que se les aplican diferentes intervenciones como por ejemplo, identificación odontológica, antropología, microscopía, genética y fotografía. En el área de anfiteatro, que se localiza fuera de las zonas de refrigeración, la temperatura es acorde al ambiente, con el fin de que sea cómoda para los trabajadores.
Es muy importante que exista un buen control de humedad, de temperatura, tanto en aire acondicionado como en las cámaras de refrigeración, pues de lo contrario no habría una correcta conservación del cadáver y los procesos de putrefacción se acelerarían. Para evitarlo, el control de humedad y de temperatura se realiza a través del aire acondicionado que se inyecta, así como por medio de dispositivos electrónicos, como los termostatos ubicados en las diferentes áreas del edificio. La ventilación se realiza a través de sistemas que intercambian y purifican el aire, como los inyectores y extractores.
De igual forma, es indispensable que los equipos reciban atención constante para garantizar su buen funcionamiento, por lo que el Incifo aplica un programa de mantenimiento preventivo mensual consistente en la revisión de parámetros, limpieza general de los equipos y sistemas. El Director General del organismo precisa que existen departamentos del Tribunal que se encargan de realizar estos procedimientos. “De hecho, tenemos personal de planta que nos avisa cuando va a haber una desconexión para estas tareas, por lo que no suele haber contratiempos. Nosotros prevemos este aspecto para que ese día no haya inconveniente en desocupar la cámara y pasar los cuerpos a la que esté habilitada”.
La optimización del aire es también una medida de suma importancia para evitar que los forenses y los empleados puedan enfermar, por tanto, se realiza un intercambio del aire interior de retorno a los equipos, con el aire de reposición del exterior.
Cabe destacar que el diseño inicial de la operación del aire acondicionado y las cámaras de refrigeración no contempló que se realizara de forma central y automatizada, ya que los requerimientos y condiciones varían de acuerdo con las diferentes áreas de especialidades y funciones de los servicios que brinda el Incifo. Por este motivo, el control de los sistemas se realiza localmente, conforme a las diferentes necesidades que se van presentando.
Respecto a la automatización de las cámaras de refrigeración, éstas cuentan con un sistema de temperatura programado por personal del instituto que trabaja 24 horas al día. De tal forma que siempre hay gente pendiente para que en caso de que llegara a presentarse una variación anormal de temperatura, se notifique a los técnicos encargados de revisar y solucionar las posibles fallas en las cámaras.
El Instituto de Ciencias Forenses es un organismo que da servicio a la Ciudad de México; sin embargo, llega a recibir solicitudes de juzgados federales. Takajashi detalla que “en la actualidad, aquí tenemos cuerpos del caso San Fernando-Tamaulipas, del caso Cadereyta; y aunque no participamos directamente con el estudio de necropsia, ni en los procesos de identificación, ya que eso lo hace la Procuraduría General de la República, colaboramos con el mantenimiento del cadáver, pues tenemos capacidad para albergar hasta 400 cuerpos en las cámaras de refrigeración”.
Gracias a todas estas medidas de control y mantenimiento de los equipos de refrigeración y aire acondicionado, aunado al compromiso del Incifo con la sociedad, el doctor Takajashi detalla que tan sólo el año pasado se logró identificar a mil quinientos de un aproximado de 5 mil cadáveres que ingresaron en calidad de desconocidos.
Un establecimiento como el Instituto de Ciencias Forenses tiene un valor fundamental para la sociedad civil, gracias a que con sus labores muchas personas pueden localizar a sus familiares. Además, el director Takajashi afirma que “tenemos el compromiso de atender a los colectivos y a aquellos que están buscando a una persona o ser querido extraviado con antecedente de posible deceso. También damos atención a escuelas de medicina públicas y particulares, que tengan convenio firmado por el Consejo de la Judicatura y Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México, para donarles material biológico, con fines de enseñanza e investigación”. Otra de las funciones de gran relevancia del Incifo consiste en la responsabilidad de formar a los alumnos de pregrado y posgrado del área de Medicina Forense de diversas instituciones, como la UNAM, “pues requerimos de profesionales especialistas en criminalística, psicología, abogados, químicos, que atiendan las necesidades del país e incluso internacionales, como en Bolivia, Perú, Colombia, España y hasta de Filadelfia”, destaca. Por lo tanto, el instituto no sólo da servicio público para la Ciudad de México, sino que también colabora con la enseñanza, investigación y formación de profesionales especializados, por lo cual obtuvo en diciembre del año pasado una certificación en áreas de Psiquiatría y Patología, por parte de la Sociedad Nacional de Médicos Forenses, entidad única que certifica a los servicios forenses y laboratorios de criminalística en la República Mexicana.