La capa de ozono cumple una función esencial para el equilibrio y bienestar de la vida en la Tierra. No obstante, existen sustancias utilizadas a nivel doméstico e industrial que la afectan seriamente, como el diclorometano o cloruro de metileno, además de los clorofluorocarbonos (CFC) e hidroclorofluorocarbonos (HCFC), empleados como compuestos químicos en los equipos de la industria HVACR.
En el caso del diclorometano, la revista Nature Communications reveló que sus niveles se incrementaron ocho por ciento cada año en el periodo que va de 2004 a 2014. De continuar con esta tendencia, la recuperación de la capa de ozono podría rezagarse tres décadas, hasta 2095, según modelos computarizados.
Esta sustancia no fue incluida en el Protocolo de Montreal, debido a que su tiempo de vida sólo asciende a cinco meses, aproximadamente; sin embargo, el cloro que libera destruye el ozono de la estratosfera, lo que podría contrarrestarse si se actúa en favor de la disminución de sus emisiones.
Ryan Hossaini, investigador de la Universidad de Lancaster, en Reino Unido, y autor principal de la investigación, precisa la importancia de “recordar que la disminución del ozono es un fenómeno global y, que si bien el pico se produjo hace una década, es un problema ambiental persistente. Esperamos que el camino hacia su recuperación sea largo y repleto de obstáculos”.
El estudio señala que el crecimiento de las emisiones se vincula a la participación de esta sustancia en la fabricación de hidrofluorocarburos (HFC), con los cuales se busca sustituir a otros Gases de Efecto Invernadero (GEI). Ante esto, la comunidad científica ha recalcado la importancia no sólo de buscar una solución que sustituya los CFC y los HCFC, sino también de estudiar a largo plazo los efectos de los GEI y ampliar los alcances del Protocolo de Montreal a otras sustancias, como el cloruro de metileno.
Fuente: BBC