Desde hace tiempo, en la industria de la construcción se ha buscado la manera de maximizar, tanto el rendimiento económico de un inmueble como las practicas que disminuyan el impacto en el medioambiente. El uso de materiales, el aprovechamiento de los recursos y el empleo de la tecnología son cruciales en este camino.
Las edificaciones con fachadas recubiertas de cristal enfrentan el desafío de no retener el calor al interior de sus instalaciones y tener un mejor desempeño en el exterior, ante los rayos solares. Por ello, la aplicación de películas de protección implica una opción con múltiples beneficios, como mejorar el confort y la productividad de sus ocupantes, para alcanzar un mejor manejo de la electricidad y, a su vez, de aire acondicionado.
Precisamente, éste fue el tema abordado durante el segundo Desayuno Técnico organizado para los miembros de SUMe y patrocinado por LLumar, una marca de Eastman Performance Films. El ponente Max Larumbe, gerente técnico de la compañía, expuso cómo la utilización de películas de control solar incluso optimiza las oportunidades de obtener la Certificación LEED.
Desde edificios corporativos a nivel global, hasta sedes como el Vaticano y el Palacio de Buckingham, han recurrido a las películas arquitectónicas para recubrir sus cristales, tanto interior como en el exterior. Con ello, dependiendo del proyecto, se pueden obtener ahorros del 15 por ciento en los costos de la energía y el aire acondicionado.
Esto se logra mediante el rechazo del calor generado por la energía solar, mayor aprovechamiento de la luz natural, menor brillo y daños ocasionados por el sol en los interiores, además de la protección que brindan las películas al bloquear 99 por ciento de los rayos UV sin que el edificio pierda contacto con el exterior.
“El retorno de inversión por esta aplicación puede ser en un periodo de uno hasta cuatro años, mientras que la energía que se utiliza en la producción de una película de recuperación es de dos meses después de su instalación”, explicó Larumbe, gerente técnico de Eastman Performance Films México Centroamérica y el Caribe.
De igual forma, agregó el ponente, las películas ayudan a proteger los cristales ante desastres naturales como los sismos y huracanes, mientras que representan un incremento en la seguridad al funcionar como un retardante durante un intento de robo o vandalismo. Por ello, el factor de calidad del producto y la instalación realizada por un especialista son aspectos cruciales para garantizar el buen desempeño de sus materiales, con una vida útil estimada de 15 a 20 años dentro de un inmueble y hasta siete años, expuestos a la intemperie.
Redacción / Fotografías: Sergio Hernández