En 2020, la icónica obra del autor cumbre del expresionismo europeo, Edvard Munch, se mudará a este audaz recinto arquitectónico. Su seguridad y conservación, así como la operación total del inmueble, serán responsabilidad de Siemens
Ricardo Donato / Imágenes: cortesía de Siemens
Todas las épocas, pensaba el arquitecto suizo Sigfried Geidion, desarrollan un problema constructivo determinado: el gótico, las catedrales; el barroco, el castillo, y la modernidad, con “su tendencia retrospectiva a dejarse impregnar por el pasado”, el museo.
Más allá de su categorización histórica (decimonónico, moderno o contemporáneo) o los géneros que haga visibles (pintura, fotografía, artes conceptuales), el museo es el “cubo vacío” donde la creación artística del pasado, en tanto patrimonio cultural, converge con la del presente para crecer “hasta lo colosal” y proyectarse hacia el futuro.
El nuevo Museo Munch, en Oslo, Noruega, responde a esta idea. Si bien aún se encuentra en proceso de construcción, una vez inaugurado en 2020, albergará a las cerca de 28 mil obras (acuarelas, grabados, cartas, etcétera) que el célebre pintor expresionista Edvard Munch (1863-1944) donara a la ciudad luego de su muerte. Pero, al mismo tiempo, será un espacio privilegiado para manifestaciones de arte contemporáneo.
Concebido por el arquitecto español Juan Herreros, su diseño se inspira en los mantos boreales de luz grisácea-azulada que bañan las aguas del fiordo de la capital noruega. Un gigante de hormigón de nueve plantas y 60 metros de altura, fachada de chapa metálica acristalada e inclinado en ángulo de 45 grados –un cambio radical en el paisaje urbano de Oslo, una pequeña ciudad horizontal donde los edificios más altos no superan las 15 plantas.
Como cualquier otro proyecto arquitectónico de envergadura, su operación demandará sofisticadas soluciones en automatización, acaso una de las herramientas más eficaces de hoy en día para velar por la seguridad y conservación de la ya mítica colección del autor de El grito.
Blindaje y protección total
“Soy Jesucristo resucitado de entre los muertos”, clamó el húngaro-australiano Laszlo Toth un fatídico 21 de mayo de 1972, antes de atacar a martillazos La Piedad de Miguel Ángel. Se cuenta que los testigos de tan barbárico y demencial hecho se arrodillaron y rompieron en llanto, como horas más tarde lo haría el Papa Paulo VI.
¿Los modernos sistemas automatizados hubieran sido capaces de prevenir un atentado de esta clase? Aunque nunca lo sabremos, lo cierto es que El grito de Munch contará con un aliado único que alertará y reducirá al mínimo la posibilidad de este tipo de incidentes: Desigo CC™.
Desarrollado por un grupo mundial de expertos, se trata de un software de gestión abierta de edificios (BMS, por sus siglas en inglés) que “administrará cada uno de los sistemas y espacios críticos que intervendrán en la operación del recinto, como control de accesos y seguridad, video-vigilancia, detección y supresión de incendios, entre otros”, afirma en entrevista con Mundo HVAC&R Marcela Cabral, directora de la Unidad de Negocios de Building Technologies para México y Centroamérica de Siemens.
Lo anterior, prosigue la Directora, incluirá la protección de las obras y propiedad intelectual, así como de los productos requeridos para la conservación e investigación artística. Además, brindará protección contra espionaje industrial, ciberataques, robo físico y de información.
“Los accesos a las zonas sensibles, o inclusive a sitios y aplicaciones electrónicas, sólo se concederá a las personas que puedan identificarse mediante un nombre y contraseña. También se utilizarán métodos biométricos y tarjetas con chip inteligentes. Las pistas de auditoría proporcionan un registro automático y sin interrupciones de todos los datos de acceso”, asegura Cabral.
De acuerdo con la multinacional alemana, esta plataforma está diseñada para alertar y coordinarse con organizaciones que despliegan recursos móviles, como la policía, bomberos, servicios de rescate y seguridad. Además, ofrece soporte en tiempo real 24/7 y recopilación oportuna de información para reaccionar eficazmente ante cualquier incidente. Es decir, blindaje y seguridad total para uno de los acervos artísticos más valiosos de Europa.
Control climático y conservación del patrimonio
A inicios de julio de este año, el Museo Marítimo de la isla normanda de Tatihou perdió más 200 cuadros (dos de ellos eran préstamos del Louvre), debido a una serie de inundaciones e incendios. De acuerdo con las autoridades francesas, las pérdidas ascendieron a un total 2.3 millones de euros.
Junto al tema de la seguridad, la óptima conservación del patrimonio artístico es otra de las problemáticas que a menudo aqueja a curadores, restauradores y autoridades de cualquier museo. Lo ideal, asegura Cabral, es que estos espacios cuenten con sistemas HVAC y contra incendios capaces de controlar las condiciones ambientales a las que están expuestas las piezas de arte.
“El constante flujo de personas y la interacción con las partículas del exterior, si no son oportunamente controlados, aceleran los procesos de deterioro, con frecuencia irreversibles, tanto del edificio como de las obras. Los riesgos más comunes son los fenómenos de degradación, cambios de tamaño y forma de los objetos, reacciones químicas y proliferación de microorganismos”, explica la directora.
Los principales agentes de deterioro en una obra son:
- Radiaciones electromagnéticas procedentes de la luz natural y artificial
- Falta de control de las condiciones térmico-higrométricas, como la velocidad y calidad del aire
Los equipos de climatización, enfatiza Cabral, deben ser capaces de “equilibrar rápidamente los cambios en los parámetros de los valores set point, en particular en las salas de exposición, debido a la carga térmica, impulsiva y proporcional al grado de aglomeración”.
Hasta un 35 por ciento menor en precio que un sistema SCADA, combinando hardware y software, Desigo CC™ mejorará la administración del Museo Munch, ya que “cuenta con una amplia biblioteca estandarizada y desarrollada específicamente para salas limpias, laboratorios y ambientes controlados, con símbolos gráficos estáticos y dinámicos, lo que garantizará, a través del monitoreo automatizado en tiempo real, de una eficiente protección y conservación de las obras”, informa la directora.
Lo anterior, prosigue, también traerá beneficios en cuanto al ahorro y desempeño energético del edificio, ya que “permite al usuario optimizar el consumo y la operación del recinto, tanto en aquellas áreas que no requieren iluminación y temperaturas controladas, o bien, gestionar los picos en la demanda de energía en las que sí lo requieren, como la salas de exposición”.
Este conjunto de estrategias lograrán reducir el desgaste de los componentes de los sistemas HVAC, “sin afectar negativamente el confort y la calidad del aire, lo que aumentará la comodidad y productividad de los ocupantes, así como ahorros en los costos de energía y operación del inmueble de hasta 30 por ciento”, sostiene la experta de Siemens.
¿De Oslo a México?
Para el filósofo alemán Walter Benjamin, en las obras maestras de los grandes artistas –y Edvard Munch es uno de ellos– existe un aura inefable que engrandece a la humanidad y que, precisamente por ello, debe preservarse como lo más valioso. El museo, en este sentido, está destinado a fungir como un adoratorio para el objeto artístico.
En su interior, señala Marcela Cabral, se conservan piezas fundamentales para la sociedad que demandan cuidado y conservación especial. “Los museos son mucho más que edificios históricos o modernos. Son lugares para aprender, crecer y disfrutar; sitios para maravillarse y entender la belleza, historia y cultura, lugares que nos inspiran y apasionan, y en donde nacen muchas ideas”.
En el caso de México, existen más de mil espacios museísticos, 170 de ellos tan sólo en Ciudad de México, un número equiparable al de metrópolis como Londres, París, Buenos Aires o Madrid, según datos de la Secretaría de Turismo capitalina.
¿Qué es lo que ofrece Siemens Building Technologies a todos ellos? Desigo CC™, un sistema de última generación, “abierto, modular, flexible y escalable, con más opciones, funcionalidades, conectividad, eficiencia y nivel de integración del mercado”, remata Cabral. De momento, en Noruega, los entusiastas de la obra del gran maestro nórdico podrán estar tranquilos de que su legado perdurará durante muchos años más.