El nuevo cuartel general de Bloomberg, en Londres, no sólo destaca por su elegancia arquitectónica, sino también por sus soluciones de ahorro de energía, ventilación e iluminación natural
Ricardo Donato
Más que un lugar de libertad, la oficina ha sido vista como un espacio de encierro, obediencia y férrea disciplina, una de las múltiples “jaulas de hierro” nacidas con la sociedad moderna, a decir del sociólogo alemán Max Weber.
Cabe reconocer que la falta de perspectiva arquitectónica, lejos de desmentir el prejuicio lo ha confirmado: construcciones grises que favorecen la aglomeración de personas en cubículos diminutos; ambientes claustrofóbicos, viciados y sin iluminación; burocracia, movilidad restringida y vigilancia absoluta de los cuerpos.
¿Puede la arquitectura contemporánea trastocar este modelo? El nuevo edificio de oficinas londinense del gigante de las noticias y el software financiero, Bloomberg L.P., alza la mano para dar una respuesta afirmativa. Inaugurado en octubre de 2017, se yergue en el corazón de la City, próxima al Banco de Inglaterra, la catedral de San Pablo y la iglesia de St. Stephen Walbrook.
Su diseño fue obra del despacho británico Foster and Partners y consiste en dos grandes bloques triangulares construidos a base de arenisca Yorkshire tallada, conectados en los niveles superiores por una sucesión de puentes, y a ras del suelo por un antiguo camino romano hoy restablecido como un corredor de arte, boutiques y restaurantes.
La fachada evoca las formas simples y geométricas de una estantería de almacén, aunque con un rasgo distintivo: amplios ventanales revestidos de una coraza de rejillas de bronce mecánicas que, además de reflejar a las construcciones circundantes, permiten la entrada de luz y ventilación natural.
Calificada como una de las edificaciones más “sostenibles” del mundo, posee un conjunto de estrategias que le han valido la más alta calificación BREEAM (Building Research Establishment Environmental Assessment Method, por sus siglas en inglés), el certificado de construcción sustentable más reconocido a nivel global.
Un edificio que respira
En 1729 fue inaugurado el East India House, las primeras oficinas de la historia y sede de la Compañía de las Indias Orientales hasta 1861. Allí, en ese suntuoso y extenso palacio de estilo neoclásico, el ensayista inglés Charles Lamb escribió: “Treinta años he servido a los filisteos… Usted no imagina el cansancio que supone respirar el aire encerrado entre cuatro paredes día tras día, sin alivio”.
Casi tres siglos después las cosas no han cambiado demasiado: burócratas y oficinistas continúan languideciendo en espacios de trabajo tóxicos, literal y metafóricamente hablando, una cuestión que el arquitecto británico Sir Norman Foster, en conjunto con el multimillonario Michael Bloomberg, tomó en cuenta al momento de diseñar este inmueble.
“Los espacios interiores se ventilan de forma natural a través de una fachada que, literalmente, respira, mientras que un atrio con iluminación superior, bordeado con una rampa en espiral y situado en el corazón del edificio asegura un entorno conectado, saludable y creativo”, declaró en un comunicado el también Barón Foster de Thames Bank.
En condiciones templadas, explica el sitio web del Bloomberg London Building, sus 117 rejillas de bronce distintivas se abren y cierran como branquias, un mecanismo de ventilación natural que reduce la dependencia de los sistemas mecánicos de climatización y enfriamiento.
Este flujo dinámico de aire logra ahorros que oscilan entre los 600 a 750 MWhr de energía anuales, lo que a su vez se traduce en una reducción de emisiones de 300 toneladas métricas de carbono al año. Un corporativo de oficinas que, literalmente, “respira” y con el que Bloomberg quiso demostrar su lucha contra el cambio climático.
“Lo mejor que podría hacer cada empresa es crear edificios que respiren. Así, cada uno de sus empleados exigirá que los políticos tomen medidas. Todos nosotros nos merecemos respirar aire de calidad en la ciudad. Es el futuro”, declaró Kathryn Mallon, ingeniera medioambiental y directora del proyecto, con motivo de su inauguración.
Sostenibilidad que ilumina
Uno de los objetivos del Bloomberg London Building era obtener la clasificación “excepcional” de BREEAM. Así, todas las decisiones, desde su cimentación, construcción y costos operacionales están basadas en los criterios de sostenibilidad para aprovechar al máximo los recursos naturales: agua, luz y aire.
En lo referente a la iluminación, el inmueble incorpora 5 mil luces LED, incrustadas en 2.5 millones de paneles de techo blancos, hechos a la medida y con un diseño que emula pétalos de rosa. Este sistema consume hasta 40 por ciento menos energía que una solución fluorescente típica, y no sólo eso, pues su techo combina funciones acústicas, de enfriamiento y calefacción. Esto ultimo gracias a su red sensores inteligentes de detección de dióxido de carbono, los cuales responden a los patrones de ocupación de cada espacio, permitiendo el paso de aire del exterior, o bien, evitando su ingreso cuando hay niveles “particularmente altos” de polución.
Igualmente, posee un Centro de Generación de Calor y Energía Combinado (CHP, por sus siglas en inglés) in situ, que reutiliza el calor residual para enfriar y calentar cada una de las áreas del edificio. Lo anterior reduce las emisiones de carbono, que oscilan entre 500 a 750 toneladas métricas anuales.
En cuanto al recurso hídrico, sus sistemas de saneamiento y captación pluvial hacen posible que el uso neto de agua sea cero. La lluvia es recolectada en azoteas y tejados, así como las procedentes de las torres de enfriamiento, lavabos y duchas (grises). Posteriormente, éstas son tratadas y recicladas para servir en los inodoros con descarga de vacío.
En consonancia con su cultura empresarial –a nivel mundial, de hecho, la compañía desvía de los vertederos tres cuartas partes de su basura–, la nueva sede europea de Bloomberg ha emprendido una operación de cero desechos, los cuales son clasificados y convertidos en composta y energía.
Este conjunto de estrategias medioambientales redunda en un proverbial ahorro de 73 por ciento en el consumo de agua (25 millones de litros anuales) y de 35 por ciento en el gasto de energía, en comparación con un edificio de oficinas convencional.
Michael Bloomberg sintetiza el compromiso ecológico de este recinto en los siguientes términos: “Creemos que las prácticas respetuosas con el medioambiente son tan buenas para los negocios como para el planeta. Desde el primer día, nos propusimos superar los límites del diseño sostenible en oficinas y crear un lugar que entusiasme e inspire a nuestros empleados. Ambas misiones fueron de la mano, y espero que hayamos establecido un nuevo estándar para lo que puede ser el entorno de una oficina”.
Con la incorporación de este flamante corporativo, Bloomberg cuenta con 34 proyectos con certificación LEED o BREEAM en todo el mundo. Para fines de 2017, casi el 70 por ciento de sus más de 19 mil empleados ocuparán una oficina certificada.
Hágase la luz
En su clásico libro Desde la oficina. Sobre la vida de los empleados, el escritor suizo Robert Walser escribió: “El mundo y el ámbito de actuación de un oficinista es la limitada, insignificante, miserable, árida oficina”. ¿Habría cambiado el novelista la gravedad de su juicio de haber tenido la fortuna de laborar en el Bloomberg London Building?
Aunque no es posible saberlo, no cabe duda que esta obra marcará un hito en el diseño de las oficinas del siglo XXI. Y también en su dinámica y operación interna, pues sus interiores alientan el movimiento y creatividad de las personas.
En su interior, las formas simples y monocromáticas de la fachada desaparecen, para dar paso a un imponente vestíbulo en cuyo techo de madera sobresale la instalación del danés Olafur Eliassonm. Y, al centro, la rampa central que atraviesa las seis plantas del edificio y que obliga a sus ocupantes a moverse a pie a través de éste.
El corporativo, además, cuenta con dos pistas de ciclismo, un centro de bienestar que incorporará servicios de salud, una guardería y hasta espacios dedicados a la oración.
Aquí, el hacinamiento, la frialdad de cubículos y pasillos oscuros, la “jaula de hierro” weberiana en la que todavía millones de oficinistas languidecen, son cosa del pasado. En su lugar, coloridos sofás, estaciones, salas de juntas y mesas de trabajo bien iluminadas. Sus empleados tampoco echan de menos el arte, pues abundan los murales, esculturas e instalaciones de renombrados artistas contemporáneos.
La historia también está presente: siete metros bajo tierra, en el sótano, se ubica uno de los sitios arqueológicos más emblemáticos del Reino Unido: un templo romano dedicado a Mitra, la divinidad persa del Sol, junto a miles de artefactos de la época descubiertos durante los trabajos de excavación.
No podía se de otra manera, pues es como si la energía de Mitra, cuyo culto solar consistía en el degollamiento sacrificial de un toro, insuflara luz y aire puro a estas oficinas día tras día.