Con el cierre del año, la reflexión sobre las acciones emprendidas y los resultados obtenidos se vuelve ineludible. El objetivo: construir una nueva y mejor visión acerca de las estrategias para el próximo periodo.
En México, 2018 fue un año muy particular, debido al fin del sexenio presidencial, los cambios políticos que implica y las expectativas generadas. El último desayuno técnico organizado por ASHRAE Ciudad de México abordó justamente este tema, con la magna conferencia titulada “A planear el futuro sin miedo. Visión y análisis a partir de las transformaciones políticas y económicas”, dirigida por Salomón Chertorivski, profesor investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
El ex secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México comenzó su discurso con el tema de la coyuntura presidencial, la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y las afectaciones de su cancelación en el valor de la moneda nacional. Luego, precisó que algunas de las claves para que el futuro de los mexicanos no se vea comprometido en demasía recaen en el presupuesto de egresos, el respeto a la autonomía del Banco de México, la estructura orgánica de las empresas, pero sobre todo en el salario mínimo. Este último, debido a que la brecha salarial entre diferentes países del mundo y México sigue siendo considerable, pese a que se realicen los mismos trabajos con las mismas tecnologías.
Otro aspecto que Chertorivski subrayó fue la redistribución e inversión de los impuestos, ya que el país ocupa el último puesto en la capacidad para mitigar la desigualdad, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Ante este panorama, el conferencista precisó que algunos de los cambios fundamentales para mejorar la situación son:
- Reformar la Hacienda pública e incorporar impuestos como herencia, riqueza y plusvalía
- Integrar un sistema universal de protección social enfocada en salud, educación, infraestructura social, ingreso básico universal (IBU) y vivienda
- Establecer una nueva política laboral para que el salario mínimo alcance la línea de bienestar mínima, y después llegar a la de bienestar. Además de que corresponda a la productividad laboral y formalice empleos, como los de las trabajadoras del hogar
- Plan de infraestructura a largo plazo para alcanzar el cinco por ciento del PIB en inversión pública; mejoramiento y ampliación de la vía férrea San Luis Potosí-Tampico; modernización portuaria de Altamira, Veracruz; establecimiento de una red de frío para productos agropecuarios con posibilidades de valor agregado
- Desarrollar un programa de competitividad económica que favorezca el desarrollo de proyectos y las oportunidades de negocio
- Certeza jurídica y Estado de Derecho
- Apoyo a pymes, emprendedores y cadenas de valor, a través de financiamiento, formación y capacitación
- Vinculación con necesidades de capital privado para la apertura de empresas
- Desarrollo sustentable, biodiversidad y cambio climático; optimización de la gestión del agua, ahorro energético y generación de energías limpias
- Transporte público eficiente y suficiente
Para alcanzar estos objetivos, finalizó Chertorivski, es imperativa la participación de los empresarios, a través del pago de impuestos, salarios justos para los empleados, seguridad social y la innovación tecnológica en proyectos y productos con miras a la eficiencia, el cuidado ambiental y la inclusión. En suma que, a través de la responsabilidad social, es posible garantizar un futuro más justo.
Danahé San Juan / Fotografías: Rubén Darío Betancourt