Cuando se habla sobre cambio climático, calentamiento global y efecto invernadero hay que entender que no debemos referirnos a lo mismo. Para ello, es imprescindible comprender cada fenómeno y así lograr buscar la manera de contrarrestar sus efectos
Alejandra Galetto
El cambio climático no es más que un cambio estable y duradero de los patrones del clima: sequías extremas, desaparición de los glaciares, inundaciones y escasez del agua, mayor frecuencia e intensidad de huracanes entre otros. De ahí, la necesidad de hacer realidad la lucha contra este fenómeno y la importancia de impulsar modelos de desarrollo sostenible que engloben aspectos económicos, medioambientales y sociales.
Actualmente, existe el consenso de que el cambio climático es causado por la actividad humana y no por los procesos naturales de la Tierra y el sistema solar. Por este motivo, ha llegado a ser sinónimo de calentamiento global. Sin embargo, éste es el aumento gradual de la temperatura de la atmósfera y los océanos de la Tierra, mientras que el primero incluye al calentamiento global y otros aspectos que influyen en el aumento de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera.
La comunidad científica asegura que el aumento de las temperaturas globales obedece a la concentración de GEI, resultado de las actividades humanas, incluyendo la deforestación y quema de combustibles fósiles, como el petróleo y el carbón.
Lo anterior no solo provoca efectos como clima extremo, sequías, olas de calor, huracanes y precipitaciones más intensas y frecuentes; sino que se espera la extinción de diversas especies de flora y fauna. Baste, como muestra, la migración de los osos polares en Rusia, causada por la disminución en el hielo marino del Ártico.
El efecto invernadero
Este fenómeno natural permite que el planeta mantenga las condiciones necesarias para albergar vida. Si no se produjera, la temperatura de la Tierra sería menor, lo que haría inviable el desarrollo de la vida.
Cuando la concentración de gases aumenta en la atmósfera, este fenómeno provoca que la cantidad de energía que no puede escapar al espacio sea cada vez mayor, por tanto, se refleja nuevamente en la superficie. En consecuencia, la temperatura aumenta.
El efecto invernadero es la principal causa del cambio climático, un proceso que se ha dado de manera natural a lo largo de la historia de la Tierra, pero que ahora sufre una enorme aceleración, debido al aumento artificial y desmedido de los GEI. Así pues, se trata del mayor desafío de nuestra era. Estamos todavía a tiempo de hacerle frente, pero requiere del esfuerzo de todos los sectores de la sociedad.
Impacto económico y Resiliencia climática
El cambio climático y sus consecuencias alteran a las economías nacionales, además de que eleva los costes. Cabe resaltar que se está generalizando la creencia de que las soluciones asequibles y ampliables permitirán dar un salto hacia economías más limpias y resilientes. Por ello, es responsabilidad de todos reducir las emisiones y reforzar la resiliencia climática. Así pues, las compañías dedicadas a la refrigeración y el aire acondicionado deberán impulsar la creación de tecnología energéticamente eficiente, desde el inicio de su producción hasta el final de su vida útil.
Para prevenir los impactos negativos se proponen dos tipos de medidas:
1 Mitigación: reducir y limitar las emisiones de GEI, ocupándose de las causas del cambio climático, enfocándose en las siguientes acciones:
- Eficiencia energética
- Fuentes renovables de energía
- Electrificación de los procesos industriales
- Medios de transportes eficientes (eléctrico, bicicletas, coches compartidos)
- Impuestos sobre el carbono y mercados de emisiones
2 Adaptación: reducir la vulnerabilidad de los efectos derivados del cambio climático, ocupándose de los impactos. A saber:
- Construcciones de instalaciones y obras de infraestructuras más seguras
- Paisaje natural y reforestación de bosques
- Creación de cultivos flexibles y variados como medida de prevención ante catástrofes naturales
- Investigación y desarrollo sobre posibles cataclismos
- Medidas de prevención y precaución (planes de evacuación, cuestiones sanitarias, etcétera)
Cabe destacar que el sector de la edificación es responsable de más de 50 por ciento de las emisiones contaminantes, desde la fabricación de materiales de construcción, pasando por el transporte, los procesos constructivos del inmueble y el uso que se le da a éste una vez terminado.
Se estima que, para 2050, se construyan 7 millones de viviendas, las cuales emitirán alrededor de 25 millones de toneladas de GEI. Ante esto, es necesario encaminar acciones para reducir las emisiones contaminantes, entre las que se encuentran:
- Construcciones y edificios en una trayectoria baja en carbono
- Estrategias focalizadas en proyectos sustentables
- Construcción de viviendas NAMA (Acciones Nacionales Apropiadas de Mitigación), que disminuyen un 25 por ciento las emisiones contaminantes
- Reducción de los efectos del CO2 con proyectos de viviendas y construcciones sustentables
En la actualidad, existen diversas propuestas que contribuyen a minimizar estas afectaciones, como lo muestra el siguiente conjunto de estrategias.
Edificaciones Sustentables
Alude a las mejores prácticas durante todo el ciclo de vida de las edificaciones (diseño, construcción y operación). Tienen como objetivo la reducción del impacto ambiental y un mayor bienestar para los ocupantes. Algunos elementos clave para lograrlo:
- Gestión del ciclo de vida de las edificaciones, el entorno y el desarrollo urbano
- Uso eficiente y racional de la energía
- Conservación, ahorro y reutilización del recurso hídrico
- Utilización de recursos reciclables y renovables en la construcción, operación y prevención de residuos y emisiones
- Selección de insumos y materiales derivados de procesos de extracción o producción limpia
- Mayor eficiencia en las técnicas constructivas
- Creación de ambientes saludables, no tóxicos, en los edificios
- Cambios en los hábitos de personas y comunidades para reducir el impacto en la fase operacional e incrementar la vida útil del inmueble
Arquitectura bioclimática
Propone cambios hacia modelos más eficientes y efectivos. Se basa en la importancia de proporcionar a la construcción confort térmico y acústico, así como de controlar los niveles de CO2 dentro del espacio. Considera las condiciones climáticas, aprovechando los recursos disponibles (sol, lluvia, vegetación, vientos) para disminuir los impactos ambientales y los consumos de energía. Se centra en los siguientes aspectos:
- Propuestas de diseños en armonía con la posición del sol para aprovechar al máximo la luz natural
- Dependencia de la región en que se esté construyendo; los vidrios deberán poseer tecnología de protección solar que disminuya la entrada de la radiación solar. Esto ayuda a que los sistemas de aire acondicionado trabajen en mejores condiciones
- Aislamiento térmico: muros gruesos, edificios enterrados o semienterrados. El objetivo es conseguir un correcto aislamiento térmico, que retenga o impida la entrada del calor, dependiendo de la estación del año. Este tipo de material favorece el confort climático
- Ventilación cruzada: crear una buena ventilación en todas las áreas de la construcción
- Diseñar construcciones capaces de cambiar su comportamiento ambiental, de acuerdo con las condiciones de cada estación del año
Bioconstrucción
Utiliza materiales saludables, es decir, biológicos, naturales y transpirables, que no dañen al medioambiente, frente a los derivados del petróleo. Asimismo, incorpora sistemas bioclimáticos como invernaderos, geotermia, muros Trombe o la masa térmica para climatizar la vivienda. También contempla el tratamiento de los residuos producidos en la vivienda y las fuerzas electromagnéticas que le afectan.
La vivienda ecológica con criterios de bioconstrucción puede disponer de los mismos adelantos que una construcción convencional, pero con algunas ventajas, como materiales más sostenibles y mayor ahorro de energía (para ello aplicamos la arquitectura bioclimática). Esto conlleva a un menor impacto medioambiental y una reducción del tiempo de mantenimiento del inmueble. Las técnicas de diseño son:
- Técnicas constructivas que favorecen la sostenibilidad
- Construcción de edificios verdes
- Procesos constructivos que recrean los elementos naturales (tierra, aire, agua y fuego) de forma armónica
Entre los materiales de bajo impacto ambiental utilizados en la bioconstrucción se pueden encontrar:
- Materiales reciclables y reciclados
- Materiales extraíbles por procesos sencillos o de bajo costo
- Materiales de origen vegetal
- Materiales biocompatibles que no supongan ninguna toxicidad para el medioambiente ni para las personas que utilicen esas construcciones
Arquitectura biomimética
Propone modelos más eficientes y efectivos para encontrar soluciones sostenibles en la naturaleza, sin imitarla, pero entendiendo las normas que las rigen. Así se busca ahorrar energía y evitar la producción de residuos. Se organiza en tres niveles:
- Nivel organismo: imita a un organismo aplicando sus funciones o formas a un edificio
- Nivel de comportamiento: semeja su interacción con el entorno y con sus modos de supervivencia
- Nivel del entorno: imita las diferentes uniones de elementos en un ecosistema. Entre sus beneficios están el ahorro de energía y la menor o nula producción de residuos. Al crear diseños más naturales se produce una reserva y eficiencia de recursos. Aunque parezca que sólo obedece a cuestiones estéticas, este tipo de arquitectura aporta mucha eficiencia energética en los ámbitos de construcción, materiales o funcionalidad
Cradle to cradle (de la cuna a la cuna)
Concepto ideado por el arquitecto William McDonought y el químico Michael Braungart. Se sustenta en que el hombre es el único ser vivo que produce residuos y cuya actividad no genera más vida, sino al contrario. Esta postura reúne conceptos de bioclimática, bioconstrucción y biomímesis. Es decir, determina que todos los materiales que se usan, tanto para la construcción como para el resto de la industria, han de ser biodegradables o reciclables.
Idear, diseñar y producir
De lo anterior se desprende lo que hoy en día se refiere a “economía circular”, concepto que propone una manera diferente de idear, diseñar y producir. De este modo, los elementos que componen los productos pueden ser 100 por ciento reutilizados o reciclados.
Lo anterior implica un cambio radical en el sistema de producción: pasar de una economía lineal a una circular. Así, se coloca la idea de ecoefectividad y el equilibrio entre la economía, la equidad y la ecología.
La economía circular se sostiene en tres principios:
I. Residuo = Recurso: todo se debe diseñar para que, una vez acabada su vida útil, el 100 por ciento de sus elementos sean aprovechados como recursos. Este sistema elimina el concepto de desecho porque equivale a recursos
II. Energías renovables: solar, eólica, hidráulica, biocombustibles, siempre que cumplan el principio anterior
III. Diversidad: los sistemas naturales funcionan y prosperan a través de la complejidad. En lugar de crear soluciones genéricas, como el sistema tradicional, hay que apoyar la diversidad de diseños con un enfoque local, que cumplan mejor su función original, al tener en cuenta las interacciones con los sistemas naturales en los que se enmarcan
Por todo esto, nos encontramos en un momento en el que se busca replantear y rediseñar la forma de hacer las cosas. El propósito: contrarrestar los efectos del cambio climático, algo que sólo unidos podremos lograr.
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Alejandra Galetto
Socia del Despacho Cárdenas y Asociados, consultora acreditada del CEMEFI (2018) y experta en temas de Responsabilidad Social Empresarial. Contadora pública por la Escuela Bancaria y Comercial (1989), MBA (1996), Alta Dirección del IPADE (1997), con estudios doctorales en Gestión Estratégica y Políticas de Desarrollo, así como un Doctorado en Innovación y Responsabilidad Social, ambos por la Universidad Anáhuac Norte (2018).