El presidente del Capítulo, Darío Ibargüengoitia, junto al ingeniero Fernando Bonilla
Redacción / Fotografía: Mundo HVAC&R
Durante el mes de marzo, el Capítulo Ciudad de México ofreció la charla técnica “Aplicación de luz ultravioleta en sistemas de aire acondicionado”, dirigida por el ingeniero Fernando Bonilla, director en Ingeniería para Ambientes Limpios (INPAL) y experto en Calidad Ambiental Interior (CAI).
El ingeniero Bonilla expuso la historia y fundamentos de la tecnología de luz ultravioleta (UV), así como sus beneficios potenciales, usos y aplicaciones, la cual es utilizada para mejorar la calidad del aire a través de la eliminación de microorganismos, gérmenes, olores y otros contaminantes, en los sectores hospitalario, farmacéutico, cárnico, etcétera.
“En el sector salud no tenemos una normativa respecto al manejo del aire y, concretamente, es muy poco lo que se sabe acerca de la luz ultravioleta, pero su uso jamás permitiría el desarrollo de las súper bacterias porque no hay forma de que desarrollen resistencia a ella”, afirmó Bonilla.
Otro tipo de microorganismos, abundó, son los hongos que están presentes en los sistemas de climatización y de refrigeración, específicamente, en los serpentines donde existe humedad y en la parte de las charolas de condensados. Estos microorganismos, aseguró, “pueden ser sumamente peligrosos, ya que provocan enfermedades respiratorias, de la piel, por lo que se deben tratar con mucho cuidado”.
Como parte del espectro electromagnético, explicó Bonilla, la luz UV tiene una longitud de onda menor a la luz visible (indetectable para el ojo humano), pero mayor a la de los rayos X, es decir, se encuentra entre los 200 y 400 nanómetros (nm=10-9). Ésta, a su vez, se subdivide en UVA (onda larga, de 400 a 315 nm), UVB (longitud media, de 315 a 280 nm) y UVC (corta, de 280 a 200 nm).
La UVA, abundó, es la más abundante, causante del bronceado y arrugas en la piel; la UVB es la que produce cáncer, mientras que la UVC es la que se utiliza en la industria y la más efectiva como germicida. “La longitud de onda de 250 nanómetros de los rayos UVC posee la capacidad de romper las paredes celulares de los microorganismos, entrar, quemar y dañar su material genético. Como consecuencia, éste muere o pierde su capacidad de reproducirse”, aseveró Bonilla.
La luz ultravioleta tiene la capacidad de irradiarse de manera directa a todos los objetos y superficies a su alcance, y de manera indirecta, a las zonas oscuras mediante la reflexión. La desinfección por medio de la reflexión, expuso, depende de la reflectividad del propio material, el tiempo de irradiación y la propia luz.
También es necesario “calcular cuánto es la dosis que requiere nuestro aire acondicionado, por lo que es necesario un estudio de cuántos y qué tipo de microorganismos hay”, apuntó el director del INPAL.
Debido a su longitud de onda, la UVC no es dañina para los seres humanos. Las lámparas que se instalan en los equipos, además, “no se agotan ni se funden; pero cuando alcanzan su periodo de vida útil decae su efecto, por lo que es recomendable cambiarlas cuando así lo indique el lector”, recomendó Bonilla.
Recalcó que la presencia de microorganismos en los equipos y, sobre todo, de los hongos, disminuye su eficiencia energética. “Muchos desarrolladores incluyen la luz ultravioleta en los aires acondicionados porque saben dos cosas fundamentales: la primera, que le vamos a dar mantenimiento y, la segunda, que les vamos a brindar ambientes sanos”.
Con esta tecnología, aseguró Bonilla, es posible “garantizar que los sistemas HVACR funcionarán siempre y los serpentines no se obstaculizarán, por lo que la eficiencia energética va a ser la que se calculó desde un principio”.
Por ello, si lo que buscan los desarrolladores es “construir un edificio rentable, la luz ultravioleta les garantiza que el sistema de aire acondicionado no va a provocar enfermedades ni a generar el síndrome del edificio enfermo, entonces, tienen mayores ventajas competitivas”, concluyó el ingeniero Bonilla.