El consumo energético de la industria de la edificación es responsable de la mayor parte de las emisiones de CO2 en el mundo. A nivel de normatividad, por ejemplo, en la Unión Europea se ha establecido reducir los gases de efecto invernadero (CO2 equivalente) en un 90 por ciento para el año 2050, por lo que para dar cumplimiento a este objetivo, se han desarrollado directivas aplicables a cada país integrante de la UE. En sus códigos de Construcción y de Energía se observan medidas cada vez más exigentes que promueven el uso eficiente de la energía a través del diseño pasivo de la construcción, el empleo de materiales adecuados, la orientación del diseño, consideraciones de ventilación natural, entre otros rubros, a fin de reducir al máximo la dependencia de los sistemas de climatización mecánicos.
Un factor crucial es la demanda de calefacción y refrigeración, de ahí la necesidad de lograr el control energético desde el diseño mediante la combinación de soluciones pasivas y mecánicas en la arquitectura. Por lo anterior, se han generado transformaciones en el sector HVACR, que hoy se orienta hacia la sustentabilidad, lo que origina cambios en las tecnologías de fabricación, servicios y uso de refrigerantes menos perjudiciales para el ambiente.
En México, con el afán de promover los beneficios de la normalización entre los diseñadores de la construcción, los tomadores de decisiones en la edificación, así como con los productores de insumos, equipamiento y tecnologías, ya se cuenta con un Código de Conservación de Energía para las Edificaciones de México. Publicado en 2016, incorpora todas las NOM mexicanas que contribuyen a tal fin y contiene un capítulo específico sobre las instalaciones mecánicas y las normas relacionadas.
Asimismo, la normativa aplicable a vivienda se encuentra en el Código de Edificación de Vivienda Versión 3.0, publicado por la Comisión Nacional de Vivienda, que contiene una sección sobre instalaciones mecánicas, con temas como los requisitos generales del sistema mecánico; equipos de calefacción y enfriamiento, sistemas de extracción, de ductos, aire para combustión, entre otros.
Para el acondicionamiento en términos de confort se considera la calidad del aire interior y otros aspectos de salud y seguridad. En este sentido, recientemente, se ha publicado la norma NMX-C-7730-ONNCCE-2018 Industria de la Construcción – Ergonomía del ambiente térmico – Determinación analítica e interpretación del confort térmico mediante el cálculo de los índices VME y PEI y los criterios de confort térmico local. Su objetivo y campo de aplicación presenta métodos para el pronóstico de la sensación térmica general y del grado de incomodidad (insatisfacción térmica) de las personas expuestas a ambientes térmicos moderados. También se encuentra en proceso la NMX-C-17772-1-ONNCCE, Industria de la construcción – Calidad del ambiente interior en edificios – Parte 1: Parámetros de diseño y evaluación del desempeño energético. Este proyecto especifica los requisitos y los parámetros medioambientales interiores e incluye las consideraciones para el diseño de la envolvente del edificio, calefacción, refrigeración, ventilación e iluminación.
La normalización en el campo de la climatización y refrigeración ha tenido un desarrollo notable y contribuye de manera importante a la eficiencia energética de las edificaciones, sin embargo, el trabajo más difícil es promover y reconocer su cumplimiento. Hoy en día, a través de las certificaciones de producto, sistemas, equipos e inmuebles es posible medir el desempeño de las edificaciones motivado por el desarrollo sustentable y contribuir con la reducción de gases de efecto invernadero en los sectores HVACR y de la construcción.
Evangelina Hirata
Directora general del Organismo Nacional de Normalización y Certificación de la Construcción y Edificación (ONNCCE). Arquitecta por la UNAM, con estudios de Posgrado en Diseño Urbano en Japón, España y México, así como una Especialidad en Valuación Inmobiliaria.