El aire acondicionado es un servicio de primera necesidad en muchas edificaciones; sin embargo, su funcionamiento constituye un gran consumo eléctrico, factor que es posible reducir con ayuda de la envolvente térmica, un material recomendado por las NOM 008-ENER y 020-ENER, cuyo momento de actualización llega al país
Odón de Buen
De Mérida a Mexicali, pasando por la zona centro de México, el uso del aire acondicionado (AA) ha crecido hasta convertirse en uno de los principales usos finales de la electricidad. Es decir, en promedio, el gasto de energía de estos equipos representa una tercera parte de lo que consumen todas las viviendas del país, incluyendo las que se ubican en clima templado.
Asimismo, la tercerización de la economía y su reflejo en el crecimiento de instalaciones con uso intensivo de AA, como oficinas, tiendas, hoteles, hospitales, escuelas y otras líneas de actividad del sector, presionan al alza la demanda de este servicio energético.
La importancia de los edificios se refleja de manera muy clara en la demanda pico de todo el sistema eléctrico, la cual está determinada en gran parte por el aire acondicionado. Igualmente, el mayor crecimiento de la demanda de electricidad se da en regiones de clima cálido y en zonas de actividad económica relacionada con el turismo, donde el confort térmico que se obtiene mediante sistemas HVAC es fundamental.
A su vez, poco a poco, se hace más evidente entre tomadores de decisiones el peso significativo y creciente que el consumo de electricidad de las edificaciones tiene en la huella de carbono, aun en regiones de clima templado, donde la alta insolación y los diseños inadecuados implican consumos de electricidad que son evitables.
La respuesta de la política pública
Como resultado, el uso de energía eléctrica para el confort térmico es uno de los retos más importantes de la política pública actual en cuanto a eficiencia energética, a pesar de que en los últimos 20 años se han llevado a cabo acciones para aminorar este consumo.
En México ya está vigente un número relevante de Normas Oficiales Mexicanas (NOM) que aplican a equipos y sistemas relacionados, directa e indirectamente, con el consumo de electricidad para AA en edificaciones residenciales y no residenciales. En este sentido, resaltan las NOM que se aplican a equipos diversos (aire acondicionado tipo ventana, centralizados, split y, recientemente, inverter) y a materiales de envolvente que tienen un robusto conjunto de laboratorios de prueba y organismos de certificación que aseguran su cumplimiento.
No obstante, en lo que corresponde a las NOM que aplican de manera integral a la envolvente de las edificaciones, en particular la 008-ENER y 020-ENER (edificaciones no-residenciales y residenciales, respectivamente), su cumplimiento se ha complicado porque depende de la voluntad de las instituciones relacionadas con el sector vivienda, las cuales no han integrado plenamente la NOM-020 a las obligaciones establecidas para los sujetos que reciben apoyo de los programas, como también de los ayuntamientos, que no han incorporado las NOM de envolvente en sus reglamentos de construcción.
Esta situación implica redoblar esfuerzos para apoyar el cumplimiento de las regulaciones, las cuales tienen una enorme relevancia en la medida en que no sólo ayudan a que las edificaciones nuevas reduzcan ganancias térmicas (que pueden evitarse con diseño y elementos de envolvente que no representan un costo adicional mayor), sino que son medidas que se mantienen a lo largo de la vida útil de las construcciones y sirven para balancear el interés de quien construye (que busca el menor costo posible) y quienes ocupan el espacio (que deben pagar la factura eléctrica).
Revisión y aplicación integral de las NOM
En este contexto, los ciclos que establece la Ley Federal de Metrología y Normalización –y que obligan a considerar la revisión de las NOM a partir de los cinco años posteriores a su expedición– han llevado a que esté ya cercano el turno de revisión de la NOM-020, con la NOM-008 en línea para el programa de normalización para 2020.
Este proceso trae consigo retos y oportunidades. Por un lado, se abre una discusión muy compleja con una gran variedad de actores interesados (constructores, diseñadores, fabricantes de elementos de construcción y climatización, responsables de programas de vivienda, académicos, autoridades municipales, empresas participantes del sistema de evaluación de la conformidad), que requerirá mucha seriedad de todas las partes. Por otro lado, se integrará el amplio conocimiento que ya se tiene sobre las características de lo que se construye en México y permitirá un nuevo consenso, más amplio y sólido, para impulsar la cabal aplicación de este tipo de regulación en el país.
En particular, la revisión de estas NOM busca optimizarlas en cuatro líneas:
- Mejorar la definición de la línea base.
Lo que se busca es definir las características de envolvente de las “edificaciones típicas de la nueva construcción”, aprovechando la gran cantidad de información generada sobre las particularidades de las edificaciones y, muy especialmente, de las viviendas. En este sentido, resalta lo que ya tiene el Registro Único de Vivienda (RUV), con detalles de más de 5 millones de casas construidas en los últimos 10 años, incorporando las que integran alguna o varias mejoras en su envolvente (incluyendo más de 160 mil que, de manera indicativa, cumplen con la NOM-020). En lo que se refiere a edificaciones no residenciales, se tendrán que llevar a cabo trabajos de análisis para poder tener una mejor caracterización de lo que se diseña y construye en México. Esta actividad se reflejará, en su caso y para las dos NOM, en nuevos valores para los parámetros establecidos actualmente.
- Identificar, reconocer o ajustar la ponderación de elementos tecnológicos que reducen ganancias térmicas.
En este contexto, resaltan, en primer lugar, las pinturas reflejantes que se aplican en las superficies externas y los vidrios especializados con efectos varios en la transmisión de los diversos componentes de la irradiación solar; son también relevantes los efectos de sombreado (actualmente ya considerados, pero subestimados). Esta discusión debe incluir, de igual forma, el conocimiento desarrollado sobre los aspectos termodinámicos de los materiales de construcción, que permiten aprovechar su inercia térmica.
3 Buscar la homologación de definiciones climáticas para seguir las mejores prácticas internacionales.
Esta actividad, que no será sencilla, implica revisar las definiciones actuales de zonas o regiones climáticas que se aplican a los programas de vivienda en las propias NOM e, inclusive, en las tarifas eléctricas. Por fortuna, ya existen referencias internacionales, de aplicación generalizada y, en México, ya se cuenta con una base de datos de los llamados grados día de refrigeración y calefacción, que son el referente más común en regulaciones técnicas aplicadas en el contexto internacional.
4 Reforzar o establecer nuevos procedimientos para definir el cumplimiento.
Esta labor está orientada a definir el nivel de detalle de la información requerida y de la complejidad del proceso de cálculo que establecen las NOM para asegurar el cumplimiento. En este aspecto hay quienes argumentan que se debe partir de análisis dinámicos con programas de cómputo existentes, mientras que otros consideran que se debe mantener el conjunto de algoritmos que hoy ya son bien conocidos, los cuales resultan relativamente sencillos y cuyos procedimientos están ampliamente documentados.
La agenda para la revisión
Destaca un conjunto de actividades que incluyen un acercamiento institucional formal de la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee) con el Registro Único de Vivienda; adicionalmente, la realización de un taller con los representantes del sector de la vivienda para identificar el alcance de lo realizado hasta la fecha en cuanto a mitigación de ganancias térmicas en viviendas ubicadas en regiones de clima cálido; también, conversaciones y talleres para el posible apoyo y cooperación internacional en el impulso a la integración de datos de edificios comerciales (no residencial).
Cabe recordar que este proceso es previo a la apertura formal de los grupos de trabajo para la revisión de las NOM, por lo que la intención es integrar elementos para enriquecer lo que se pondrá en la mesa formalmente.
En perspectiva, se espera que el proceso –que seguramente tomará más de un año, ya que parte de un gran cúmulo de nueva información– logre una concientización más amplia del valor de las NOM de envolventes y de su aplicación; además, que le dé un papel protagónico a las autoridades locales y a la amplia comunidad académica relacionada con estos temas. Por último, con base en todo esto, será posible integrar medidas de uso eficiente de la energía con alta rentabilidad privada y social, particularmente cuando se constituyen como parte del diseño inicial.
——
Odón de Buen
Director general de la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee).