El blindaje de vehículos es una solución de seguridad cada vez más popular entre empresarios y comerciantes de diversas industrias, quienes buscan proteger sus bienes ante el creciente número de asaltos a mano armada en las carreteras del país
Ámbar Herrera / Fotografías: Rubén Darío Betancourt
En los últimos años, el consumo de autos blindados en toda la república mexicana ha aumentado de manera considerable, tanto en el sector público como privado, así lo reporta el recuento de ventas de la Asociación Mexicana de Blindadores de Automotores (AMBA). En entrevista para Mundo HVAC&R, Dora Gritzewsky, directora comercial de la empresa Epel, especialista en blindaje, habla sobre el valor que esta tecnología puede aportar a las empresas mexicanas.
En opinión de la experta, la inseguridad en las carreteras y en la Ciudad de México ha crecido considerablemente. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante el periodo de 2015 a abril de 2018, diariamente 215 personas fueron víctimas de robo en la vía pública y el transporte; 168 de esos delitos se perpetraron con violencia. La entrevistada explica que las personas han aprendido a invertir en su seguridad y, poco a poco, se están acostumbrando al blindaje para autos.
El Consejo Nacional de la Industria del Blindaje reportó que el número de autos blindados en México registró un crecimiento del 86 por ciento en 2018, en comparación con 2017, al pasar de 2 mil 118 unidades a 3 mil 953. El incremento en la demanda responde a los altos índices de inseguridad y robo al transporte.
Por ello, en México, las empresas gastan por lo menos el 6 por ciento de su ingreso en temas seguridad, pues están preocupadas por proteger a su personal y evitar pérdidas humanas. “Los asaltos están a la orden del día, con escopeta y arma larga; entonces, no nada más se pone en riesgo a la mercancía, que por lo general viene asegurada, sino también la vida de los transportistas y de los que van custodiando la unidad”, dice Gritzewsky.
Tecnologías para asegurar el camino
José Carlos Gómez, director de operaciones y ventas de Thermo King Latinoamérica Norte, comenta en entrevista que hay alrededor de 90 mil unidades refrigeradas de tráileres en México y que cada año se suman cerca de 1 mil a 1 mil 400 unidades nuevas. El creciente tamaño de las inversiones, así como las necesidades de globalización y seguridad, han motivado a los usuarios a optar por tecnologías de telemática como el tracking, que consiste en el control y monitoreo de la flota a distancia. “Esta herramienta puede informarte sobre la localización del equipo, la apertura de las puertas, en dónde hubo carga y descarga de mercancías e incluso la velocidad de la unidad”, explicó.
Respecto al tema de blindaje agregó que, actualmente, los clientes y transportistas son cada vez más conscientes de la importancia de reforzar la seguridad y han aprendido desde qué rutas tomar, hasta las horas para transitar, así como las ventajas de implementar más herramientas tecnológicas a las unidades. El experto mencionó que, en su conocimiento, el blindaje se utiliza “dependiendo de las condiciones estándares de la carga” y en industrias como la electrónica y de electrodomésticos, que incluyen refrigeradores y equipos como chillers. Sin embargo, destacó que “hay que ganarle al crimen siempre yendo un paso adelante en tecnología”, por lo que un equipo blindado es una ventaja contra la delincuencia para todos en la industria.
Blindaje en tractocamiones refrigerados
Hoy en día, el blindaje se utiliza en todo tipo de tractos que transportan computadoras, equipos, medicinas, alimentos, etcétera. La directora de Epel explica que las unidades transportadoras manejan mucho peso y necesitan una gran resistencia, por ello, los materiales más comunes para blindar son cristal de alta dureza y aceros balísticos, los cuales tienen una vida útil de 9 y 15 años, respectivamente. El proceso de blindado tarda de 7 a 8 semanas aproximadamente.
En el blindaje se requiere que el parabrisas sea curvo para que el chofer tenga visibilidad al ciento por ciento, y que el transporte cuente con aire acondicionado y vidrios laterales fijos, para que los conductores no se distraigan abriendo la ventana. En las unidades se puede instalar una puerta en el interior para que el conductor pueda descansar o dormir en la parte trasera, que también es blindada, para garantizar total seguridad. Aunado a todo esto, las empresas agregan picos en los espejos y rampas en las puertas laterales para que nadie pueda usar estas partes y abordar los vehículos, de igual modo, se les puede implementar un GPS y cámaras de seguridad sin que interfieran con el blindaje. En el pasado, de acuerdo con el director Gómez, la integración de sistemas de seguridad era más difícil y los costos más altos; pero ahora la mayoría de los sistemas son escalables, lo que facilita su instalación. En el caso del tracking se le pueden ir agregando sensores de temperatura y demás herramientas sin afectar a otros dispositivos, explicó.
La directora dijo que el nivel 3 (Figura 1) es uno de los menos usados y que siempre es mejor que el usuario opte por el 5 porque “en un atentado es difícil saber con qué armas te van a atacar y ese nivel protege contra todo” y a una diferencia de precio mínima. En tanto, el mantenimiento de los transportes blindados es muy básico, pero en muchas ocasiones, la vida útil puede variar dependiendo del peso de la carga del material. Por lo demás, vidrios, y piso antigranadas y antibalas no necesitan de mayores cuidados.
También agregó que, a la par de que el blindaje brinda protección a los vehículos, aporta un beneficio económico a los usuarios, pues entre más protegida esté una unidad el costo de la póliza de seguro se reduce. Asimismo, señaló que la seguridad depende en gran medida de los conductores, algunas recomendaciones para ellos son que la unidad no frene en ningún momento hasta su punto de destino y que se capaciten en cuanto al manejo, limpieza y uso de los tractos.
Gómez coincidió en este punto, “yo creo que la seguridad va de la mano de los conductores, pues cada vez se les exige más en cuanto a normas de descanso, de merma, de entregas a tiempo, etcétera”. Por esta razón, los avances en tecnologías de telemática y el blindaje son una opción viable para eliminar los errores humanos y procurar el bienestar de los transportistas.
Certeza en la certificación
En todo el país existen ocho blindadoras certificadas y pertenecientes a la AMBA que cumplen con los procesos reconocidos internacionalmente; sin embargo, en México, esta industria no cuenta con muchos profesionales ni especialistas, ya que no hay una academia o escuela de blindadores, menciona Gritzewsky. A falta de una institución, los trabajadores de este sector se capacitan con cursos en el sector privado.
En el país tampoco existe un laboratorio de certificado de materiales, así que se tienen que mandar al extranjero, principalmente a Estados Unidos y Alemania. La certificación de los componentes es importante porque debe comprobarse que tengan cierta resistencia balística, dureza y calidad. Otro aspecto que hay que tomar en cuenta es que el proceso de blindaje de cualquier producto puede alterar las características originales establecidas por su fabricante, de ahí surge la relevancia de contar con certificaciones y pruebas específicas.
Pese a este panorama, México avanza poco a poco hacia la profesionalización de la industria del blindaje. Actualmente, ya existe una Norma Oficial Mexicana, la NOM-142 del año 2000, elaborada por la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (SECOFI), que establece las especificaciones que deben cumplir los materiales resistentes a impactos balísticos que se comercializan dentro del territorio, así como los métodos de prueba que deben aplicarse para verificar estos requerimientos.
Para finalizar, la directora destaca que las blindadoras del país deben unir esfuerzos para seguir impulsado esta industria y crear conciencia en las empresas sobre la importancia de proteger la vida de sus transportistas, quienes recorren cientos de kilómetros para llevar las mercancías a salvo hasta el punto de destino.