La eficiencia energética relacionada con la edificación involucra políticas, materiales, diseño, normas, criterios de construcción, innovación tecnológica, certificaciones de edificios, entre otros temas. Sin embargo, las bases técnicas, las soluciones constructivas y arquitectónicas aplicadas en cada país no necesariamente armonizan con el desarrollo tecnológico. La innovación en normatividad debe adaptarse a las tendencias del mercado, y las políticas, en este caso, al desarrollo sustentable.
La arquitectura pasiva repunta principalmente en la construcción habitacional que promueve la política pública a través de incentivos para la construcción de vivienda sustentable. Esto con el fin de disminuir y simplificar los sistemas activos de calor y frío, logrando bajo consumo energético sin sacrificar el confort térmico.
El estándar alemán Passivhaus, por ejemplo, busca la optimización energética para la construcción de vivienda con un enfoque en la demanda de calefacción y refrigeración. Con más de 20 años en desarrollo, puede considerarse la base para los edificios de energía casi nula. Muchos otros estándares como el francés Effinergie o el italiano Casa Clima se basan en él.
Algunos criterios que define son el consumo de energía para calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria; consumo de energía eléctrica (sin calefacción y refrigeración); así como el consumo de agua potable y no potable (riego y otros usos). Bajo estos criterios, el uso de energía para calefacción y refrigeración es el que más impacto ecológico tiene en climas cálidos.
El consumo energético depende de cualidades pasivas de un edificio: orientación y condiciones bioclimáticas, calidad de la envolvente térmica, materiales y aislamiento térmico, y aspectos relacionados con la ventilación.
Por ejemplo, para el diseño de la envolvente, el aislamiento térmico es clave y una de las estrategias más efectivas de diseño pasivo, pues minimiza las pérdidas de calor. El enfriamiento pasivo se basa en estrategias de ventilación natural.
El confort térmico es uno de los objetivos de la edificación sustentable, por lo que cada vez es más importante la evaluación de desempeño del edificio en función del uso y de los hábitos de consumo del usuario.
Hoy en día, existe un gran número de programas, estándares y certificaciones en el mercado para guiar, demostrar y documentar los esfuerzos e identificar edificios sustentables y de alto desempeño energético. Pero lo más importante ha sido la serie de certificaciones, ligadas a iniciativas que promueven diferentes y mejores prácticas en el uso eficiente de los recursos naturales y que contribuyen a iniciativas y políticas globales.
Cada certificación está referida al cumplimiento de una serie de estándares particulares de productos, sistemas y normas de desempeño. Generar normas que contribuyan al desarrollo sustentable en sus diferentes objetivos conlleva un trabajo intenso e involucra la participación de expertos, así como tomar en cuenta la innovación tecnológica, no solamente de los elementos de la construcción, sino de las nuevas formas de uso de la edificación, considerando conectividad, tecnologías de la información, inteligencia artificial, etcétera.
En México se ha incrementado el interés en el conocimiento y la importancia de las normas, cuya aplicación y cumplimiento se reflejan en las certificaciones, verificaciones, monitoreo y mantenimiento.
Evangelina Hirata
Directora General del Organismo Nacional de Normalización y Certificación de la Construcción y Edificación (ONNCCE). Arquitecta por la UNAM, con estudios de posgrado en Diseño Urbano en Japón, España y México, y con una especialidad en Valuación Inmobiliaria.