En un entorno de recesión global, Kigali deberá ser un motor para impulsar medidas contracíclicas y la inversión en tecnologías eficientes: Agustín Sánchez
Danahé San Juan / Fotografía: Rubén Darío Betancourt
La pandemia de covid-19 está ocasionado severas afectaciones a la economía de los países. En México, aún no se tiene claridad del impacto, pero del manejo de la crisis dependerá el daño a las finanzas públicas. A pesar de esto, compromisos como la Enmienda de Kigali no se detienen. A finales de 2018, cuando se ratificó, los sistemas de refrigeración y aire acondicionado (RAC) instalados en territorio nacional consumían 30 mil toneladas de HFC, es decir, aproximadamente 49.6 megatoneladas de CO2 equivalente, según datos del Gobierno Federal. La Hoja de ruta para implementar la Enmienda de Kigali en México, publicada en mayo del 2019 por la Semarnat, detalla que para 2024 el consumo se debe congelar “tomando como línea base el promedio de consumo de HFC en el periodo de 2020 a 2022”. El “Diagnóstico Nacional para la Mitigación de Emisiones de HFC”, presentado en marzo de este año, propone medidas de sustitución, recuperación, reciclaje, captura y destrucción, capacitación, profesionalización, normativa, etcétera. Pero ¿qué se ha logrado desde la ratificación y qué debería hacer la industria para cumplir estos objetivos?
Mundo HVAC&R conversó con Agustín Sánchez, especialista internacional en el Protocolo de Montreal y cambio climático, para responder estas incógnitas.
“La Enmienda de KIGALI deberá ser un motor que impulse inversiones hacia tecnologías más limpias y eficientes, que permitan ahorrar recursos en la generación de energía, impulsar el empleo en la manufactura y crear nichos de mercado para ampliar las opciones de trabajo”
Mundo HVAC&R (MH): ¿Cuál es su evaluación del camino que la industria sigue para alcanzar los acuerdos de la Enmienda de Kigali?
(AS): El camino todavía no está muy definido. Se necesitan acuerdos con la industria entre los proveedores de servicios y distribuidores, para que se diseñe un plan conveniente a todos los niveles y en todos los sectores, así como con los instaladores y técnicos. Esto serviría para tomar acciones referentes a la reducción y consumo responsable del uso de energía; un aspecto que impacta en la economía de los negocios, de las personas y del país. Además, se podrían instalar nuevas tecnologías libres de gases fluorados o con menor impacto en el clima global. Así, podríamos decir que estamos en la dirección correcta de la implementación de la Enmienda de Kigali, que es parte fundamental para lograr las metas del Acuerdo de París.
MH: ¿Cuáles son las acciones a corto, mediano y largo plazo que la industria debe acatar para la protección del medioambiente?
AS: Para la industria RAC en el corto plazo es importante hacer la planeación para la adopción de nuevas tecnologías, pensando en las alternativas existentes y en las que están en proceso de investigación. Hay que planear costos de instalación, mantenimiento, energía, y la posible dependencia de tecnologías no estandarizadas; de lo contrario, un caso de éxito podría convertirse en un fracaso en un futuro no lejano.
En el mediano y largo plazo se deben considerar las experiencias del corto plazo e invertir en tecnologías que cumplan con los lineamientos establecidos en la Enmienda de Kigali, con la normatividad de eficiencia energética de México y de los países desarrollados hacia donde se destinan las exportaciones de nuestro país. Es decir, reducir de manera planeada y sostenida las emisiones directas e indirectas.
MH: ¿Cómo puede la capacitación contribuir a la reducción de las emisiones contaminantes del sector?
AS: Con la certificación de la industria y de los técnicos, los sistemas podrán ser utilizados en su máxima capacidad para reducir significativamente el consumo de energía y asegurar el correcto mantenimiento. Ahora, los equipos son mucho más sofisticados, tienen controles electrónicos conectados a redes y hasta pueden ser operados con inteligencia artificial. El que los mantenga e instale debe ser un profesional calificado y necesariamente certificado. Los técnicos ya no deben trabajar igual que hace años.
MH: ¿Qué le hace falta a la industria RAC nacional para cumplir con estos objetivos?
AS: Tener lineamientos claros en programas de conversión tecnológica, así como conocimiento de las alternativas disponibles y en proceso que permitan ir hacia el objetivo de reducción de los HFC.
MH: ¿Qué opinión tiene de la gestión de residuos de refrigerantes?
AS: Desafortunadamente es una deficiencia que tiene el sistema en general. Aunque aparentemente existe la normatividad y la capacidad instalada para la recuperación, reciclaje, regeneración y hasta la destrucción de refrigerantes, no hay lineamientos ni incentivos para generar un proceso de valorización de refrigerantes recuperados que permita afianzar un nicho de negocios para los técnicos, recicladores y hasta para las tecnologías de destrucción.
Se trata de un proceso largo y complicado, el cual requiere de la suma de voluntades y de la creatividad en el diseño de políticas públicas que impulsen estas medidas.
MH: ¿Por qué sería bueno realizar reuniones de trabajo que involucren a representantes de toda la cadena productiva del sector RAC?
AS: Para realizar un diagnóstico base, se debe conocer el estado actual del mundo de la industria. Deberían de participar todos, el fabricante, el distribuidor, el usuario que los utiliza en los comercios y otras industrias, los distribuidores de refrigerantes y la autoridad, sobre todo la que tiene que ver con la capacitación y normalización del uso eficiente de la energía. Poder desarrollar un diagnóstico entre todos estos sectores es esencial para poder diseñar una estrategia que lleve al cumplimiento de la Enmienda.
MH: ¿El marco jurídico nacional para el control del consumo de sustancias reguladas por el Protocolo de Montreal y sus enmiendas es comprendido a cabalidad por la industria?
AS: No, tengo duda acerca de si se ha logrado permear el alcance de la Enmienda de Kigali, en particular la esencia del phase-down, ya que no se puede entender como una eliminación total ni como una reducción de cualquier magnitud. Es decir, ni se puede imponer exclusivamente tecnologías de cero potencial de calentamiento global, pero tampoco se puede impulsar tecnologías que sólo reduzcan relativamente el PCG de sus refrigerantes, aun cuando su eficiencia sea aparentemente muy alta. No hay claridad en la normatividad ni en la política pública, por lo que la industria puede entender lo que considere conveniente. Parafraseando a Lewis Carrol, si no se sabe a dónde vamos, cualquier camino es bueno.
MH: La Enmienda de Kigali entró en vigor en enero del 2019, ¿qué avances se han realizado a la fecha?
AS: La industria ha registrado mucha actividad, especialmente por un efecto colateral que es el cumplimiento de la normatividad en materia de eficiencia energética y emisiones en los mercados internacionales.
En ese sentido son de aplaudirse los esfuerzos que realizan, con recursos propios, la industria automotriz, que esperemos se reactive pronto, así como la industria de la refrigeración comercial y doméstica. Fuera de estos mercados no existe una única alternativa en el resto de los sectores, y no se tendrá acceso a nuevas tecnologías, si no se cuenta con apoyos suficientes para el impulso de la inversión, lo cual ante la crisis mundial de este 2020 no se espera que sea muy pronto.
MH: ¿Cómo impactará la pandemia de coronavirus al cumplimiento de los compromisos ambientales de México?
AS: Uno de los efectos que traerá la pandemia es una recesión económica generalizada y muy profunda. La Enmienda de Kigali deberá ser un motor que guíe e impulse inversiones hacia tecnologías más limpias y eficientes, que permitan ahorrar recursos en la generación de energía, impulsar el empleo en la manufactura y crear nichos de mercado que permitan ampliar las opciones de trabajo. Ello traerá varias ventajas: la industria podría entrar en un proceso acelerado de reactivación, mayor eficiencia energética que permitiría reducir costos y, en consecuencia, una menor necesidad de generación de electricidad, lo que implicaría menor subsidio en la producción de ésta y el impulso de energías limpias. Esto significaría cumplimiento permanente y sustentable de la Enmienda de Kigali.
Todo este círculo virtuoso sólo es posible si se detona un proceso ordenado y controlado de cambio acelerado de los sistemas de refrigeración y aire acondicionado, con lineamientos claros, objetivos definidos y supervisión puntual, aprovechando los posibles apoyos internacionales, los cuales deben ser dedicados única y exclusivamente a este proceso, sin el más mínimo desvío.
Estas son condiciones que deben cumplirse de manera cabal para tener este proceso anticíclico, de lo contrario el efecto de la covid-19 será un cambio desordenado y sin rumbo, cumpliendo las necesidades de la industria de manera emergente, con consecuencias en el cierre de empresas y concentración de mercados, haciendo más caros los productos y afectando el nivel de actividad económica del sector RAC y subsectores. Esto llevaría a un cumplimiento fortuito de la Enmienda y con el riesgo en el futuro de caer en un incumplimiento aún más costoso.
MH: ¿Cuáles son sus recomendaciones para la industria RAC?
AS: Ante dos variables macro muy importantes, el cumplimiento de la Enmienda de Kigali y la recesión mundial, es necesario impulsar medidas contracíclicas que permitan la adopción de alternativas tecnológicas de alta eficiencia energética para reducir el consumo de HFC, así se generarían inversiones para incrementar el empleo de capital humano especializado. Esto beneficiará a los usuarios finales, reducirá costos de generación de energía y posicionará a la industria.