Los efectos de la pandemia de covid-19 en los últimos dos años demostraron que procurar la buena ventilación y la calidad del aire interior es una cuestión de salud pública que debe basarse en normatividades y regulaciones de vanguardia
En la práctica de la ingeniería es común pasar inadvertido aquellos eventos que no son visibles o que no pueden manipularse de manera directa. Siendo nuestra experiencia en campo y la preparación en aula, la mejor compañía para dar solución creativa a los distintos desafíos.
Recordemos cuando el pasado 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó el brote de virus SARS-CoV-2 como pandemia.
Se trató de un escenario sin precedentes para aquellos profesionales que trabajamos y diseñamos, en ocasiones de manera artesanal, proyectos para el manejo y suministro de aire en espacios interiores. Como se sabe pasamos cerca del 90 por ciento de nuestro tiempo en edificios y lugares cerrados.
Muchos comenzamos a trabajar con nuestra capacidad de abstracción para dar solución al reto. Cuando el tiempo apremia es necesario conocer las reglas del juego para que la respuesta sea más práctica, eficiente y nos permita dar el siguiente paso pensando en cómo podemos perfeccionarla.
Referentes para impulsar la normatividad
El conocimiento de la normatividad y regulaciones, al menos de carácter local, será de suma importancia y marcará el inicio de nuestras actividades. Ya desde el 20 de mayo del 2020, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheimbaum, implementó un programa gradual hacia la llamada nueva normalidad donde se presentaron lineamientos y medidas de protección que deberán cumplir el sector de oficinas corporativas. El documento incluye en su Artículo IX, una cuartilla en total, puntos relacionados con la ventilación de las áreas de trabajo.
El ejemplo anterior nos muestra como un gobierno local se vio en la necesidad de dictar nuevas regulaciones, recomendadas al inicio por un grupo cercano a quien ejecuta la orden, y cuyas directrices seguramente se verán reformadas a través de la comprensión, implementación y la praxis de quienes conocemos de estos menesteres en el manejo del aire.
Es necesario citar el uso del marco regulador ANSI/ASHRAE 62.1-2016 para definir los estándares de calidad de aire interior (CAI). Esto es así quizás debido a la cercanía con Estados Unidos y la frecuencia con la que detectamos la norma en marcas de origen americano. Cabe recordar que hemos firmado acuerdos bilaterales con otras naciones al otro lado del Pacífico, como el Acuerdo de Comercio en el año 1975. Recientemente, se firmó el Acuerdo Comercial de Transición en materia de Cuotas Compensatorias entre los gobiernos de México y China en miras de un nuevo tratado comercial que nos expone ahora bajo la regulación de EUROVENT EN-779. Lo anterior al momento de platicar de alternativas de equipos y las regulaciones regionales que le competen en materia calidad de aire interior.
Avanzando un poco más, hablar de calidad ambiental interior (CAI) no se limita únicamente a la filtración del aire; parámetros como temperatura, humedad relativa, ruido, nivel de ventilación e iluminación son parte importante de las habitaciones en las que convivimos cada día.
Probablemente habrá que remitirse nuevamente a ANSI/ASHRAE para revisar su capítulo 55 y estudiar las condiciones térmicas ambientales durante la ocupación de espacios. Asimismo, analizar el capítulo ANSI/ASHRAE 185 para entender los métodos de prueba en emisores de luz UV tipo C para la desactivación de microorganismos en la nueva normalidad, o el apartado ANSI/ASHRAE 189 que aborda el diseño de edificios de alto desempeño para el desarrollo vertical de las ciudades modernas.
La CAI como servicio
No cabe duda que existe la necesidad de desarrollar un campo de acción en donde conjuntemos las nuevas tecnologías, las capacidades que nos brinda los servicios de software, plataforma e infraestructura como servicio en la nube (SaaS, PaaS, Iaas) y nuestro conocimiento en la mejora de espacios. Una nueva forma de trabajo es comprender la calidad del aire interior como un servicio (indoor air quality as a service o IAQaaS).
Con la ayuda de la IAQaaS es posible:
• Asesorar a través de las regulaciones correspondientes el diseño de un espacio. Como con UL/ Safe Traces.
• Diseñar los espacios a ocuparse a través de las regulaciones correspondientes, locales, regionales o internacionales.
• Implementar las soluciones elegidas en la etapa de diseño y vincular su uso a través de servicios de inteligencia artificial (IA). Esto con el fin de verificar a través de los instrumentos necesarios que los parámetros referentes a la CAI se cumplan.
• Inspeccionar las tendencias mediante algoritmos heurísticos que reporten bajo una filosofía de mantenimiento predictivo. El objetivo: conservar los sistemas para una operación a largo plazo.
• Recomendar con base en el análisis de información en el tiempo y su comparación con modelos previos. Incluso integrar algoritmos propios del machine learning, para mejorar la expansión del edificio en cuestión. Esto con el fin de llegar al punto clave de cualquier sistema de ingeniería.
• Optimizar espacios en donde un espacio integrado con IA permita el balance entre la calidad del aire interior y el cumplimiento con factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG).
De este modo, cada ingeniero o proyectista se convierte en una parte fundamental de su sociedad. Hoy en día, somos los responsables cuando acuden a nosotros y nos consultan en búsqueda de una opinión facultada en miras del desarrollo de nuestra ciudad. Mantengámonos creativos y curiosos, siempre flexibles a las necesidades de nuestra sociedad.