Caída y presión, combinación para una excelente distribución del aire

Ing. José Luis Trillo

Experto en sistemas de aire acondicionado, Director de la empresa IACSA Ingeniería-Aire-Control.

La función básica del aire acondicionado es extraer de una habitación el exceso de calor. La eficiencia de su distribución se logra mediante cálculos exactos en los diseños de ingeniería.

Si se construye un edificio tan eficiente que no produce calor interior, se gastará menos dinero en enfriarlo

Lograr una excelente distribución del aire acondicionado depende del sistema que hayamos escogido: desde uno muy sencillo, sin instalación de ductos, hasta los más complejos, como los de volumen variable. Las partes más importantes de un sistema de distribución de aire son el ventilador, o manejadora de aire, el cual debemos elegir correctamente, y el propio manejo del aire. No es posible proceder con uno sin el otro.

Para tener una buena distribución de aire debemos saber en primera instancia qué queremos; segundo, que el equipo y materiales seleccionados son los adecuados. El siguiente punto es saber qué tanta presión necesitamos y cómo lograr que el aire llegue en la cantidad exacta requerida.

Un error típico es no calcular adecuadamente la caída de presión del ventilador. Cuando eso sucede, el aire no llega; se vuelve insuficiente porque la caída está alta. Esto no es conveniente, como tampoco lo es dejarlo sobrado, con volumen de aire mayor del necesario. Aquí llegamos a la práctica del balanceo. Para esto, se debe combinar principalmente la caída de presión y la potencia del ventilador.

Si la caída de presión va a ser constante en un ducto, con eso se obtiene el dato de la caída de presión. A partir de ésta se elige el tipo de ventilador. Una cuestión que no debe quedar fuera es la acústica; es decir, que debemos estar conscientes de que no es lo mismo diseñar ductos para una fábrica, en donde el ruido no importa, que para una oficina, donde sí importa, pero no mucho, o para un estudio de grabación, donde la condición de silencio absoluto es esencial.

Los diseñadores debemos enfocarnos en un factor muy importante: cuánto va a costar mover el aire. Lo que implica decidir el sistema de distribución: con volumen variable o en volumen constante a baja temperatura. Si lo instalo a volumen constante, que es la manera antigua, no será un buen método, sobre todo para aplicaciones de grandes dimensiones. Con baja temperatura, el volumen de aire va a ser menor; eso ofrece una posibilidad de ahorro. Sabemos que los ventiladores consumen aproximadamente 30 por ciento del total de energía.

Sacar determinada cantidad de calor no depende en específico del sistema de aire acondicionado, sino del edificio. Para optimizar el ahorro de energía eléctrica, éstos deben ser más eficientes; por ejemplo, colocar buenos vidrios en lugar de vidrios claros, aunque es mejor utilizar menos ventanas de cristal, así como aislar cubiertas y paredes.

Otro aspecto que no hay que olvidar es llevar el equipo y la fuente de ruido tan lejos como sea posible; de lo contrario, será necesario colocar algún material aislante, algo que atenúe la frecuencia sonora. Si construyo mi edificio tan eficiente que no produce calor interior, gastaré menos dinero en enfriarlo. Si tomamos eso en cuenta, evitaremos muchas molestias.

No hay que olvidar que eventualmente tendremos que balancear; así que el diseñador tiene la obligación de establecer todos los elementos necesarios (localización de compuertas, variadores de frecuencia y total de accesorios) para que cuando llegue la persona encargada de balancear lo haga correctamente.

Una última consideración es analizar las características de los difusores; sobre todo, que el tiro sea el correcto. Me ha tocado ver muchas veces un difusor de cuatro vías con una de ellas apuntando hacia la pared. Obviamente, ahí no se va a instalar uno de cuatro vías, sino uno de tres. Estas cosas, que parecen tan sencillas, son las que siempre fallan.

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