M. en C. Higinio Acoltzi
Investigador y Jefe de Proyectos del Laboratorio de Pruebas a Refrigeradores, Instituto de Investigaciones Eléctricas
acoltzi@iie.org.mx
¡No!, no es el Apocalipsis, pero sí no tomamos las acciones hoy, mañana podría ser muy tarde. El Senador de Estado Unidos, Al Gore, advierte en “La Verdad incomoda” lo que puede pasar por no preocuparnos y tomar acciones efectivas para frenar y revertir el calentamiento global; donde la generación, transmisión, distribución y uso de la energía eléctrica aportan contaminación de efecto invernadero.
La generación de energía eléctrica, en México, proviene principalmente de energía primaria a base de petrolíferos no renovables (aproximadamente el 64%), los cuales durante el proceso de conversión producen contaminación. Las fuentes de energía no convencionales y/o renovables (eólica, solar, nuclear, mareomotriz, hidrógeno, mini-hidráulica, etc.) aún no son aprovechadas completamente debido a la madurez de las tecnologías, los altos costos de inversión y falta de políticas energéticas al respecto.
El pronóstico para tener energía eléctrica en los siguientes años se ve comprometido por grandes retos tecnológicos y grandes inversiones a cargo del erario público. Tanto el crecimiento de la población como la economía requerida para proporcionar el bienestar para esa población, hacen prever problemas técnicos, económicos y ambientales difíciles de salvar.
En el Plan Nacional de Desarrollo 2006 – 2012, se define tanto en el sector Energía y Eléctrico como en el tema de desarrollo sustentable que se debe “promover el uso eficiente de la energía para que el país se desarrolle de manera sustentable, a través de la adopción de tecnologías que ofrezcan mayor eficiencia energética y ahorros a los consumidores”.
En materia de ahorro de energía, hasta 2006, la Comisión Nacional para el Ahorro de Energía, CONAE, estima ahorros de energía eléctrica por la aplicación de Normas de Eficiencia Energética por 16,065 GWh y una demanda evitada de 2,926 MW. Por su lado el FIDE reporta ahorros en forma acumulada a junio de 2007 de 12,989 GWh en consumo y 1,628 MW en demanda; asimismo, reporta que para el Horario de Verano, con el que se obtuvieron ahorros de energía de 12,264 GWh acumulados durante los diez años del programa y 931 MW de demanda evitada promedio por año.
Los resultados son positivos pero se deben incrementar los esfuerzos de promoción para el uso de equipos y sistemas de producción y aparatos de consumo más eficientes. Se debe intensificar los programas de normalización y ahorro de energía. También se deben aprovechar los esfuerzos de investigación para el sector energético de los institutos de investigación del sector.
En el ámbito de la refrigeración, se debe impulsar el uso de refrigerantes ecológicos, equipos y sistemas de alta eficiencia, equipos solares por absorción, adsorción, eyecto compresión, refrigeración geotérmica, refrigeradores de efecto Peltier de alta eficiencia. En cuanto a las aplicaciones se deben dimensionar adecuadamente los niveles a aislamientos de los procesos, equipos y sistemas de producción, realizar diseños óptimos para envolventes térmicas de edificios, naves industriales y viviendas residenciales, aprovechando las estrategias de control solar pasivo y activo.
Una propuesta es pasar de la eficiencia y ahorro de energía eléctrica de equipos y sistemas a la Eficiencia de Energía en el Ciclo de Vida Total de los Productos, es decir, evaluar objetivamente las cargas energéticas y ambientales correspondientes a un proceso o a una actividad, que se efectúa identificando los materiales y la energía utilizada y los desechos liberados al ambiente natural. La evaluación se realiza en el ciclo de vida completo del proceso o actividad, incluyendo la extracción y tratamiento de la materia prima, la fabricación, el transporte, la distribución, el uso, el reciclado, la reutilización y el despacho final. Con esto se pueden identificar los puntos en el ciclo de vida donde se puede inferir para mejorar la eficiencia energética, también sería posible identificar a los productos que tengan menor carga energética y ambiental que los haga más atractivos ante un consumidor más consciente de los problemas energéticos y ambientales.
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