El mercado de bonos de carbono es una normativa vinculante entre el desarrollo económico y el medioambiente que no ha trascendido en su totalidad; su futuro está en la incertidumbre.
Melissa Rodríguez
En las últimas décadas el cambio climático ha sido uno de los principales tópicos a discutir en el ámbito político, económico y social. La quema de combustibles fósiles, la emisión de dióxido de carbono (CO2), entre otras actividades industriales han favorecido al calentamiento global.
De acuerdo con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), el calentamiento global es atribuible directa o indirectamente a la actividad humana.
Este fenómeno altera la composición de la atmósfera y se suma a la variabilidad climática natural observada durante periodos comparables.
Estudios climatológicos pronostican que la temperatura global aumentará entre 1.4 y 5.8º C para 2100. Esta proyección se basa en una amplia gama de hipótesis sobre las principales fuerzas que inciden en las futuras emisiones, tales como el aumento de la población y el cambio tecnológico, entre otras.
Gestado desde la preocupación por mitigar el daño al medioambiente ocasionado por las actividades industriales, en 1997, la CMNUCC presentó el Protocolo de Kioto, un acuerdo internacional entre 180 naciones que propone diversos mecanismos para reducir las emisiones de seis Gases de Efecto Invernadero (GEI) en un 5.25 por ciento a nivel mundial, en un plazo de siete años.
Según Jesús González Arellano, socio a cargo de Gobierno Corporativo, Gestión de Riesgo y Sustentabilidad, de KPMG, desde que el Protocolo de Kioto entró en vigor (2005) adquirió un papel trascendental en el contexto mundial, que estableció tres mecanismos en el que empresas y gobiernos de países desarrollados debían poner en marcha algún proyecto para disminuir sus emisiones.
1) Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL):
- Evitar emisiones de GEI
- Captura de carbono
- Contribución al desarrollo sustentable de los países en desarrollo
2) Implementación conjunta
3) Mercado de bonos de carbono
Por su parte y de acuerdo con la tesis El mercado de bonos de carbono en México; generalidades y perspectivas de desarrollo, de Diego Bustamante Pérez y Emmanuel Gallegos Santillán, de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, visto como un modelo de intercambio, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) respaldó con gran énfasis la creación de un mercado mundial de bonos de carbono.
De tal forma que el Protocolo estableció mecanismos de comercialización en el que los países en desarrollo debían reducir sus emisiones de manera sustentable y medible para que pudiesen comprobar a través de los Certificados de Reducción de Emisiones (Cers) su disminución, y vender los excedentes a los países industrializados que no pudieran minimizar las toneladas estipuladas por la ONU.
“Los países y las empresas que redujeran sus emisiones tenían la posibilidad de vender sus bonos, ayudando a otros a cumplir sus metas. Esto representaba una oportunidad para ganar dinero y al mismo tiempo mitigar el cambio climático y reducir el impacto negativo al medioambiente”, explica González.
Mercado de bonos de carbono
El nombre de bonos de carbono, comenta Jesús González, “se ha dado como un apelativo genérico a un conjunto de instrumentos y actividades que se ejecutan para la reducción de emisiones de CO2 y GEI”.
Este mercado mundial fue planteado con el fin de que los grandes corporativos mundiales contribuyeran a mejorar la calidad ambiental y la regulación de las emisiones de CO2, y con ello incentivarlos económicamente, considerando el derecho de emitir estos gases como un bien canjeable y con un precio establecido en el mercado.
La reducción de GEI es muy sencilla de explicar, “si una empresa emite una tonelada de CO2 durante el proceso productivo para fabricar 10 piezas, tendrá que reducir sus emisiones a media tonelada para fabricar la misma cantidad”, dice Jesús.
“Entonces, para corroborar que realmente una empresa está reduciendo sus emisiones es necesario medir cuánto está contaminando, y después comprobar que en el mismo nivel del proceso productivo se haya dado una reducción de la emisión. Para ello, las empresas necesitaban cambiar sus procesos e invertir en tecnología y maquinaria”, comenta.
También agrega que “para reducir se requiere implementar acciones concisas, y eso significa invertir en cambios dependiendo de la industria. Por ejemplo, en México, las granjas porcícolas y de ganado obtuvieron muy buenos resultados, pues su estrategia fue vincularse como industria y ejecutar sus procesos a un costo razonable”.
A través de los Cers, las empresas tenían la oportunidad de invertir en mejores procesos productivos, proyectos para la generación de energías limpias, energías renovables, proyectos de eficiencia energética, forestales y de transporte, y así seguir cumpliendo con dicho objetivo.
González dice que, en el periodo comprendido de 2005 a 2012, una tonelada de CO2 se cotizaba en 10 euros; y que el mercado voluntario alcanzó a vender cerca de 4 mil millones de dólares anuales en bonos de carbono: China vendió el 52 por ciento; seguido de la India, con 31; Brasil, con 8, y México, en cuarto lugar, con el 3 por ciento (además de obtener 74 millones de dólares por la venta de Cers).
“Sin embargo, la finalidad del mercado de carbono no fue entendida como una acción filantrópica, sino que fue desvirtuada a una iniciativa de negocio para generar ingresos económicos. Los beneficios reales de esta práctica radicaban en que las empresas se atrevieran a invertir en tecnología de última generación, evitar los procesos de producción obsoletos o ineficientes, fomentar la sustentabilidad, el ahorro de energía y la eficiencia en la cadena de suministros”, explica el especialista.
Principales países vendedores | % |
India | 12 % |
Resto de Asia | 7 % |
Otros | 7 % |
Brasil | 4 % |
África | 3 % |
México | 3 % |
Resto de Latinoamérica | 3 % |
Fuente: WRL Carbon Finance |
Panorama actual
Desde su perspectiva como gestor de riesgos, González revela que “para las empresas el mercado de bonos de carbono ha sido una fuente de financiamiento o entrada de dinero, sin embargo lo que ha hecho falta es el entendimiento y análisis de los diversos tópicos que engloban este tema, incluida la conciencia social con respecto del cambio climático, premisa con la que se constituyó”.
Actualmente, este mercado, cuyo valor total mundial supera los 143 mil 735 millones de dólares, según el Banco Mundial, se está extinguiendo. Hasta mediados de 2007, estos proyectos lograban una reducción de 2 millones 507 mil toneladas de CO2 en el mundo, de acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología.
“Hoy en día, los bonos de carbono son casi obsoletos. La intención era que el Protocolo se actualizara o se le diera nueva vida a un periodo adicional con temas específicos antes de 2012 (año de culminación). Finalmente, lo extendieron a 2015, sin embargo, el Protocolo es un concepto del que mucha gente opina que no va subsistir”, comenta González.
“La intención de la ONU al fomentar este mercado fue muy positiva; la razón de ser del esquema era evitar el incremento de la temperatura del planeta. No obstante, desde esta perspectiva nadie sabe qué va a suceder en los próximos años, y la realidad es que no es efectivo, porque hay incertidumbre”, dice Jesús González.
A pesar de que muchos concluyen que la actividad no es viable, hay otros mercados que comienzan a manifestar interés en el tema.
En México existe una ley General de Cambio Climático; sus reglas no están totalmente claras, sin embargo va encaminada a la creación de un mercado de bonos de carbono local bajo el mismo concepto.
Actuando o no bajo el Protocolo de Kioto, la ley exige que para 2020 las compañías reduzcan sus emisiones de CO2 en un 30 por ciento. “Y para que este mercado avance, las empresas tienen que adoptar otra mentalidad, deben pensar estratégicamente y no sólo en el aspectomonetario”, dice Jesús, pues hay efectos ambientales y sociales que no se consideran hasta que llegan los impactos.
“Afortunadamente las grandes corporaciones están tomando esto seriamente, porque saben que eso va ser el diferenciador en el futuro, de forma que inicialmente están invirtiendo en sus procesos y en su tecnología, para después adoptar estas tendencias”, finaliza Jesús González.
Principales GEI considerados por el Protocolo de Kioto | ||||
Gei | Composición Molecular | Potencial de Calentamiento Global (CO2e) | Vida Media (años) | Origen |
Bióxido de carbono | CO2 | 2 | 50 a 200 | Quema de combustibles fósiles y de biomasa e incendios forestales |
Metano | CH4 | 21 | 12 +/- 3 | Cultivo de arroz, producción pecuaria, residuos sólidos urbanos, emisiones fugitivas |
Óxido nitroso | N20 | 310 | 120 | Uso de fertilizantes, degradación de suelos, algunos usos médicos |
Perfluoro-carbonos (1) | PFC | 6 500 a 9 200 | 2 600 a50 000 | Refrigerantes industriales, aire acondicionado, producción de aluminio, solventes, aerosoles, producción y uso de halocarbonos |
Hidrofluoro-carbonos (2) | HFC | 140 a 11 700 | 1.5 a 264 | Refrigeración, aire acondicionado, extinguidores, petroquímica, solventes en producción de espumas, refrigerantes, aerosoles, producción y uso de halocarbonos |
Hexafluoruro de azufre | SF6 | 23 900 | 3 200 | Refrigerantes industriales y de tranformadores en redes de distribución eléctrica, producción de aluminio, magnesio y otros metales, producción y uso de halocarbonos |
Fuente: KPMG |
3 comentarios
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Agradecemos su atencion
Me interesa abundar más en el tema de los bonos de carbono, para la promoción de vastas zonas por reforestar.
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este mi correo; urgiles09@hotmail.es