La hipótesis de la criogenización surgió en la década de los 60’s, y fue la Doctora Constance M. Ettinger, quien planteó esta posibilidad.
Por Casandra Malpica
En EUA existen al menos tres sociedades criogénicas. La más importante actualmente cuenta con al menos 100 cuerpos congelados.
El viejo sueño de la inmortalidad que ha acompañado desde el inicio de los tiempos al hombre tiene ya un nombre: Criogenización. La criogenización, crionización o criogenia no es más que el congelamiento de un cuerpo en espera de ser reanimado dentro de muchos años, cuando la ciencia haya descubierto la solución para regresar a la vida. Se trata de un sistema de conservación de las estructuras biológicas mediante el frío.
La Doctora Marcela Regina Beltrán Sánchez, investigadora del Instituto de Investigaciones de Materiales y titular del Departamento de Materia Condensada y Criogenia, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), asevera que no fue tan difícil concluir que la criogenia puede conservar en perfectas condiciones a un cuerpo sin vida, mediante la aplicación de bajas temperaturas.
“Desde tiempo muy remotos el ser humano conoce bien las propiedades del frío como medio de conservar los alimentos. Más tarde comprobó que el semen se podría conservar mediante el frío, manteniendo todas sus características organolépticas y sus cualidades.
Últimamente ya se sabe que embriones humanos enteros son capaces de crecer y desarrollarse normalmente tras haber estado conservados en nitrógeno líquido, es decir, con procedimientos de criogenización”.
La muerte, una enfermedad incurable
La hipótesis de la criogenización surgió en la década de los 60 del siglo pasado. Fue la doctora Constance M. Ettinger, profesora de Física en el Highland Park College de Detroit (E.U.A.), quien la promulgó y la desarrolló en su libro Perspectiva de la inmortalidad. “La muerte, de momento, debe considerarse una enfermedad incurable”, explicó. Y acto seguido, anunció que un cuerpo podría permanecer sumergido a la temperatura de ebullición del nitrógeno líquido a la espera de que “la ciencia tenga armas para curar esa enfermedad sin tratamiento”.
“Si a la temperatura de nuestro cuerpo una reacción biológica se produce en dos diezmilésimas de segundo, a la temperatura de ebullición del nitrógeno líquido esa misma reacción tarda más de dos millones de años”. La idea despertó las ilusiones de miles de personas, hasta el punto de que algunas de ellas crearon sociedades criogénicas para conseguir que sus gobiernos autorizaran la posibilidad de congelar los cuerpos.
Uno de estos grupos se encuentra en España. Es la Sociedad Española de Criogenización (SEC), constituida en 1998. Su presidente y fundador, el ingeniero Andrés Albarrán, dice que “ver lo que pasará después de muchos años me haría una gran ilusión”. Tanto él como un centenar de miembros de esa sociedad confían en la criogenización como la mejor alternativa para burlar a la muerte. “Imagínate que te entierran o te incineran. En esos casos, las posibilidades de regresar a la vida son cero. Si te criogenizan al final de todos los ceros que pongas siempre habrá uno”, comenta el ingeniero de 74 años. Y añade: “Soy católico, pero hay algo que me hace desconfiar de la religión cuando nos dice que vamos a resucitar. Han pasado miles y miles de años y nadie ha vuelto para contarlo”.
Realizar este sueño requiere de una gran perseverancia, sobre todo en México, puesto que las leyes del país no admiten la congelación de cuerpos vivos o inertes y tampoco que se exhume un cadáver del país a no ser que se encuentre embalsamado, “lo cual resulta incompatible con la criogenización”, explica Albarrán.
¿Qué alternativa queda entonces? Sólo Estados Unidos de América. En este país existen tres sociedades criogénicas en las que sí se puede congelar y custodiar un cuerpo hasta el momento en el que se decida devolverlo a la vida. La más importante es la Fundación Alcor para la Extensión de la Vida, creada en 1972 y cuya sede se encuentra en Arizona. Actualmente, se calcula que mantiene en sus instalaciones unos cien cuerpos congelados y hasta el mes de febrero de 2009, Alcor había firmado, para su futura criogenización, un contrato con 883 personas más.
La criogenia es un conjunto de técnicas usadas para enfriar una materia a la temperatura de ebullición del nitrógeno o a temperaturas aún más bajas, y se considera como la alternativa al ser humano de regresar a la vida con ayuda de la ciencia.
Cementerios helados
La criogenización se inicia cuando se produce la muerte clínica del paciente. Es fundamental que pase muy poco tiempo desde ésta, para que aumenten las posibilidades de reanimación en el futuro; así como se deberán aplicar procedimientos específicos para la conservación del cuerpo.
Una vez en fase definitiva, “el paciente” es trasladado a una cápsula de nitrógeno líquido, donde permanecerá helado hasta su posterior descongelación. Estas cápsulas, con apariencia de misiles, tienen una altura poco mayor a la humana y un diámetro de unos dos metros, y están cubiertas con una doble capa de acero para proteger a los pacientes de los terremotos, además, no se pueden ver.
El nitrógeno se mantiene en ebullición, a 196°C bajo cero, en un compartimento separado del cuerpo, y al evaporarse, produce un enfriamiento constante de la cápsula a esa temperatura. Hay que suministrar más líquido continuamente. Cada cápsula, en la que hay uno o dos pacientes, necesita alrededor de 20 litros de nitrógeno diariamente.
Estos habitáculos son vigilados por especialistas durante las 24 horas del día, y cuentan con un sofisticado sistema de alarma que permite controlar en todo momento la temperatura interior. Además, cada uno de ellos guarda el historial clínico completo del paciente, para que en el momento de ser descongelado, los médicos del futuro sepan todo lo relativo a esa persona.
“Por el momento, nadie se atreve a asegurar el éxito completo del procedimiento criogénico. Todo se basa en esperanzas, sueños e ilusiones”.
¿Es posible?
La investigadora Beltrán comenta “por el momento, nadie se atreve a asegurar el éxito completo del procedimiento criogénico. Todo se basa en esperanzas, sueños e ilusiones.
Además, las voces críticas no provienen únicamente de la sociedad, sino también de los sectores científicos.
Una de estas personas es Manuel Tello, profesor e investigador universitario y especialista en criogenia. Su posición es tajante: ‘La criogenización es la utopía de gente con cierto nivel económico a la que le cuesta creer que pueda morir’. El mayor problema reside en que la criogenización carece de una base científica, lo que impide afirmar o pensar de forma coherente que las personas que creen en ella, pueden resucitar.
Lo cierto es que los defensores de la congelación tampoco se han mostrado nunca rotundos en cuanto a los exitosos resultados de la misma. El propio Carlos Mondragón lo reconoce. Sabe que “no hay garantías y que todo es mera especulación, pero no estamos locos: es una especulación razonable”, añade.
Otros, sin embargo, no piensan del mismo modo. Es el caso del criobiólogo Gregory Fahy, quien afirma que hay una posibilidad de que “la estructura cerebral e incluso las funciones del cerebro se mantengan intactas al congelar este órgano y protegerlo con sustancias químicas como el glicerol”.
Los avances más recientes han llevado a la ciencia a revivir en el 2005, a varios perros después de que llevaran varias horas muertos. Así como experimentos realizados en los Estados Unidos, que llevaron a “resucitar” a varios cerdos después de cumplir con el proceso de criogenización. Pensar en esta situación lleva a dos caminos, el primero dice que sólo podría ser otra vana esperanza por aferrarse a la vida; y el segundo vislumbra el oscuro futuro del resucitado ¿Qué sería de él sin su familia, amigos? ¿Su vida seguiría siendo la misma?
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2 comentarios
bravazooo 1000 garacias kisss
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