Uno de los aspectos más importantes para ofrecer una buena calidad ambiental interior a un recinto es vigilar que el aire interior se encuentre libre de agentes contaminantes, perjudiciales para los ocupantes del lugar, así como planear la mejor manera de renovarlo mediante el aprovechamiento del aire exterior.
Christopher García Vega.
La contaminación en ambientes interiores presenta formas y características muy diversas. A pesar de que la contaminación química es la más común y conocida, diversos agentes biológicos, como algunos tipos de bacterias, hongos, virus, ácaros o polen, pueden afectar la salud de las personas en los edificios. La proliferación de los organismos a niveles perjudiciales para la salud humana puede contribuir a la aparición del Síndrome del Edificio Enfermo. Los brotes de contaminación pueden darse en numerosos lugares de las viviendas, como en baños, cocinas, sótanos, almacenes, entre otros, donde en general existen condiciones óptimas de humedad y disponibilidad de nutrientes que propician la propagación.
Todos estamos expuestos a los contaminantes biológicos; sin embargo, los efectos sobre la salud dependen, tanto del tipo y de la cantidad de contaminantes biológicos, como de la sensibilidad de las personas. Las reacciones más comunes son las alérgicas, las infecciosas y las tóxicas, siendo las primeras las más frecuentes. El grado de afección varía en función de la sensibilidad de las personas, desde reacciones ligeras, hasta ataques asmáticos graves.
Mediante un control eficaz de las condiciones bajo las que proliferan los contaminantes biológicos en las viviendas, se fomenta un ambiente saludable y se mejora la calidad de vida de sus ocupantes. En general, es difícil realizar un control de los contaminantes de origen biológico producidos en el ambiente exterior, pero sí es posible controlar su presencia y concentración en los edificios, ya sea impidiendo la entrada desde el exterior, o evitando la contaminación de los sustratos interiores. En caso de que se haya producido la contaminación, el único remedio posible es la eliminación de los materiales contaminados.
La medida más eficaz para controlar la contaminación biológica en el interior de los edificios consiste en evitar su proliferación y crecimiento a lo largo de su uso y mantenimiento. La colocación de humidificadores y deshumidificadores en el interior de las viviendas permitirá controlar la humedad del aire interior, manteniéndola a niveles de entre 30 y 50 por ciento.
Es importante controlar la aparición de humedades que pudieran originarse a partir de grietas en las paredes y techos, o en juntas defectuosas de la envolvente del edificio. Esto evitará posibles focos de crecimiento de hongos y moho, que podrían esparcir en el ambiente interior esporas perjudiciales para la salud de los usuarios de las viviendas.
Por otro lado, también es importante controlar las posibles fuentes de contaminación bacteriana, como la legionella, tanto en el diseño de las instalaciones de climatización y agua caliente sanitaria, como en su instalación y mantenimiento. Se recomienda evitar condensaciones en los conductos y, en caso de que se produzcan, proceder a su limpieza mediante un protocolo adecuado para el mantenimiento y la renovación de los conductos de aire y filtros.
Ventajas del control de contaminantes
Los procedimientos para controlar contaminantes, microorganismos y humedad, principal elemento para la proliferación de bacterias y virus, aporta diversos beneficios para la salud de los ocupantes de un edificio, sin mencionar la conservación de las características del lugar.
Una de las principales ventajas de controlar la contaminación biológica es el bienestar de los ocupantes respecto de su salud física, pues la aparición de enfermedades asociadas con dicho tipo de contaminación es prácticamente nula, cuando menos relacionadas con los microorganismos presentes en el interior del lugar.
Por otro lado, la aparición de focos de contaminación biológica, que pudieran dar lugar al Síndrome del Edificio Enfermo, también es un problema resuelto. En este caso, el beneficio es igualmente sensible para los ocupantes del lugar, ya que las enfermedades respiratorias, el estrés, el cansancio, la falta de productividad y demás afecciones relacionadas con el síndrome mencionado se eliminan de raíz, lo que incrementará su calidad de vida.
Diseño y control de los sistemas de ventilación
Durante la ocupación de los edificios se va acumulando un número elevado de contaminantes procedentes de distintas fuentes, que pueden llegar a presentar concentraciones perjudiciales para la salud de los ocupantes de los edificios.
La aplicación de medidas en la fase de proyecto que favorezcan la ventilación en el interior del edificio permitirá evitar las molestias ocasionadas por los contaminantes emitidos en el interior, como malos olores, aparición de humedades, etcétera. Al favorecerse el intercambio de aire con el exterior, se disminuirá su concentración en las viviendas a niveles inocuos para la salud.
En lo referente al bienestar y la higiene, es preferible optar por la ventilación natural, debido a las ventajas que ofrece respecto de la ventilación forzada, sobre todo en lo que toca al consumo energético, que disminuye considerablemente con esta medida. No obstante, se recomienda adoptar la mejor solución, de manera que se asegure una correcta renovación del aire interior del edificio, en función de los usos y actividades que se desarrollan en su interior.
La incorporación en el diseño del edificio de ventanas practicables hacia un espacio abierto exterior, patio o galería, con apertura en fachadas opuestas, facilitará la ventilación cruzada. Para una óptima ventilación, se aconseja analizar el tamaño de los patios interiores, de modo que se garantice un flujo adecuado a las necesidades de renovación del aire en el interior de las viviendas.
Para un aprovechamiento óptimo de la ventilación natural, es esencial que el proyectista tenga en cuenta la situación del edificio y que considere los vientos dominantes y los flujos de aire existentes en los distintos espacios del edificio. También deberá valorar la solución más adecuada en función del espacio por ventilar y de las renovaciones necesarias para garantizar la calidad de ambiente interior. Para ello, podrá utilizar sistemas mixtos de renovación de aire natural, conjugados con otros sistemas de ventilación mecánicos, como ventiladores o tecnología más compleja. Además, deberá prever los caudales mínimos de ventilación que permitan garantizar la renovación del aire de las distintas habitaciones de la vivienda para favorecer el bienestar de sus ocupantes.
Entre la serie de beneficios que ofrece el control de los sistemas de ventilación, se encuentra la disminución de la sensación de calor en los usuarios de las viviendas y la mejora de su bienestar durante las temporadas cálidas. Asimismo, el predominio de la ventilación natural, en comparación con la forzada, proporcionará una considerable cifra de ahorro en el consumo energético del edificio.
Por otra parte, la renovación correcta del aire interior de las viviendas brindará un aire de buena calidad, con lo que aportará una mejora al confort de los ocupantes. Además, al reducirse el consumo de combustible fósil para la obtención de la energía que requieren los sistemas de ventilación mecánica, se reducirá drásticamente el consumo de materias primas no renovables, se minimizarán indirectamente las emisiones de gases de efecto invernadero y de otros compuestos que pueden afectar la salud humana y la conservación de los ecosistemas.
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Con información del Instituto Valenciano de la Edificación
1 comentario
Hola quisiera saber si sus sistemas son los mismo que la ventilación mecánica por insuflación para evitar la condensación en invierno