En México la promoción de los programas de sostenibilidad han tenido gran auge; no obstante, también es cierto que éstos, como otros tantos programas federales, no tienen integridad ni objetivos específicos, lo que implica que no haya una estrategia funcional en su desarrollo y, por ende, tampoco hay resultados.
La sostenibilidad es una palabra que está de moda, y se corre el riesgo de que se monten en ella proyectos ávidos de vender una imagen.
Karely Haros / Fotografías, cortesía de la Universidad del Medio Ambiente.
México se ha distinguido por el desarrollo de programas de construcción sostenible de vivienda de interés social; es decir, aquellos enfocados en la población de menores ingresos, con una visión de cuidado del medioambiente y, sobre todo, de implementación de tecnologías que optimicen el consumo de recursos, como el agua, la energía eléctrica, el gas, por mencionar algunos, con el consecuente ahorro para las familias beneficiadas.
Entre los programas oficiales que, cuando menos en los últimos siete años, se han emprendido bajo este tenor, se encuentran “Esta es tu casa”, “Hipoteca Verde” y “Ecocasa”, con la participación del Infonavit.
Precisamente este último programa, apoyado por la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el banco alemán KFW, recibió en noviembre pasado el premio Lighthouse Activities, por parte de la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (UNFCC).
Entre otras tecnologías utilizadas en los desarrollos habitacionales de este proyecto, que en conjunto se calcula han reducido al menos en 20 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con las casas convencionales, están el uso de la pintura reflectante, calentadores de gas eficientes o calentadores solares.
Al respecto, el arquitecto Raúl de Villafranca, colaborador de la Universidad del Medio Ambiente (UMA), menciona que una vivienda sustentable es aquella generada en torno a una cuestión comunitaria y amigable con el ambiente y con la sociedad. Asimismo, Villafranca cree que en las construcciones actuales hace falta analizar el lugar donde vaya a construirse una obra y entender su complejidad social para que pueda llegar a alcanzar un nivel de sostenibilidad.
“También es cierto que, bajo la etiqueta de viviendas sustentables, se disfrazan proyectos que se limitan únicamente a promover el cambio de focos incandescentes por los llamados focos ahorradores, o la sustitución de calentadores tradicionales por los solares, con lo cual, sin duda, se generan ciertos ahorros y beneficios ambientales, pero sin ninguna noción de integralidad”, menciona Villafranca.
Según el arquitecto, “Es una propuesta muy básica; necesaria, pero muy limitada. Igual podría tener mejores resultados si las viviendas se diseñaran de manera inteligente desde que se piensan; de lo contrario, difícilmente podría concedérseles el nombre de casas sustentables por cambiar las cuatro bombillas que, como máximo, regalaban. Además, no son ésos los únicos puntos por considerar. Esto debe hacerse de forma integral; procurar ahorro energético, sí, pero también de agua y una reducción de CO2.”
Y profundiza: “No es suficiente distribuir más focos ahorradores y calentadores solares, sino, como se tiene claro en la Maestría en Arquitectura, Diseño y Construcción Sustentable de la Universidad del Medio Ambiente, alentar procesos de regeneración ambiental y, sobre todo, social. Sólo así podríamos tener resultados tangibles”.
La sostenibilidad es una palabra que está de moda, y se corre el riesgo de que se monten en ella proyectos ávidos de vender una imagen, más con fines promocionales y comerciales que en sintonía con una sincera preocupación por mejorar la calidad de vida de las familias y del medioambiente en general.
“Si los proyectos cumplen con los aspectos de orientación, condiciones climáticas, captación de agua, aprovechamiento de la energía solar, energía eólica y todos estos factores, lograrán un espacio que responda óptimamente a la sostenibilidad; de lo contrario, será imposible que se logre un primer nivel de desarrollo o de desempeño ecológico”, especifica.
En un reciente taller de expertos en vivienda sustentable, convocado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, se construyó la siguiente definición sobre vivienda sustentable:
El mejor esquema es aplicar un modelo sistémico mutifactorial al diseño, con el fin de lograr el grado máximo de sostenibilidad posible |
“Es el espacio a través del cual los mexicanos podemos mejorar nuestra calidad de vida, generar ahorros económicos y elevar la plusvalía de nuestro territorio, al tiempo que optimizamos el consumo de recursos como el agua, energía y suelo. Esta visión también incluye la creación de comunidades mejor estructuradas y organizadas, de manera que sean competitivas y responsivas a las condiciones climáticas de cada región del país”.
Por otro lado, en 2013, con la participación de diversas organizaciones nacionales e incluso internacionales, se publicó un documento titulado Estrategia nacional para la vivienda sustentable, por parte de la Fundación para la Implementación, Diseño, Evaluación y Análisis de Políticas Públicas, Fundación IDEA, el cual se puede consultar en internet.
En las conclusiones de dicho documento compartido por la UMA, se puede leer: “Las acciones en pro de la sustentabilidad de la vivienda han ampliado su visión para considerar no sólo a la edificación y su interior, sino al entorno urbano y social que la rodea, tanto a nivel conjunto habitacional como a nivel ciudad”.
Con respecto del documento anterior, el arquitecto Raúl de Villafranca considera necesaria la participación de más instituciones, tanto públicas como privadas, así como de la misma sociedad, pues es momento de tomar partida.
Desde el punto de vista de sostenibilidad, la arquitectura, según la Universidad del Medio Ambiente, va más allá de ladrillos e implementos, por más innovadores que estos sean, sobre todo, si implica la necesidad de mejorar la calidad de vida de las personas. Es entonces necesario desarrollar las estrategias para lograrlo.
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Con información de la Universidad del Medio Ambiente