El acervo que resguardan las bibliotecas o salas de archivo es parte de la identidad de la región donde se localizan los inmuebles y de los propios usuarios. Esto motiva a que se elijan los recursos de climatización que permitan su conservación. Para ello, es imprescindible recurrir a ciertas medidas que idealmente deberían contemplarse desde la concepción de un proyecto
Karemm Danel
Debido a la importancia de los materiales que albergan, la climatización en bibliotecas o salas de archivo es necesaria para mantener el acervo en óptimas condiciones. De los diversos sistemas de control climático que se emplean se espera que permitan la conservación del acervo en buenas condiciones por un largo periodo.
Entre los aparatos que suelen utilizarse, se encuentran humificadores, deshumificadores, equipos de ventilación forzada y calefacción, entre otros. Es necesario resaltar que la climatización debe considerar a los usuarios de estos inmuebles con el fin de ofrecerles comodidad para el desarrollo de sus actividades.
En opinión de Ricardo Paquini, responsable del Laboratorio de Restauración y Conservación de la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM, “es necesario procurar que la recirculación del aire y la ventilación de los espacios arquitectónicos que albergan los acervos permitan condiciones favorables de temperatura y humedad relativa para la conservación de las colecciones; esto, con el objetivo de mantener un control óptimo de dichas condiciones y tomando en cuenta las necesidades específicas de conservación de los materiales”. Dichas precauciones se deben tomar en cuenta, debido a que la temperatura, la humedad, la ausencia de ventilación adecuada, la iluminación y los agentes biológicos pueden causar daños sobre el acervo.
Agentes de degradación
De acuerdo con Ricardo Paquini, existe una serie de factores comunes que ponen en riesgo el acervo que resguardan estos inmuebles:
Temperatura. Los cambios repentinos de temperatura alteran las cualidades de los componentes del material
Humedad. Un ambiente húmedo o seco es bastante dañino, sobre todo los cambios bruscos
Ventilación. Contar con una ventilación inadecuada o no contar con ella incide en la proliferación de hongos y moho
Agentes biológicos. Insectos, roedores, hongos, moho, entre otros, pueden generar plagas y daños sobre el material
Medidas preventivas
Para lograr la conservación, en primera instancia hay que recurrir a la preservación, la cual está sujeta al control de los agentes biológicos y resulta sumamente necesaria para el cuidado del material que resguardan las bibliotecas y las salas de archivo. Sin embargo, pocas veces se contempla la adquisición del equipo necesario para lograr este objetivo, sobre todo porque en la ciudad muchos de los espacios que albergan las colecciones son bastante antiguos. Por este motivo, se requiere pensar en proyectos donde sea posible lograr la modificación del ambiente que, en el caso ideal, debería concebirse desde la fase de planificación.
En las salas donde se ubiquen las colecciones se deben evitar los cambios bruscos de temperatura. Para ello, será necesario que se acondicionen correctamente. Por ejemplo, en el caso de los libros, la temperatura ideal debe oscilar entre 15 y 21 grados centígrados, con una humedad relativa de entre 45 y 65 por ciento. En el caso de las fotografías en blanco y negro, la temperatura oscilará entre 15 y 20 grados, con una humedad relativa de entre 30 y 55 por ciento; en el de las fotografías a color, la temperatura rondará entre 10 y 18 grados, con una humedad relativa de entre 25 y 35 por ciento. A la par, será necesario instalar un sistema que permita la ventilación, junto con filtros dimensionados adecuadamente que impidan la entrada de polvo.
Respecto de los sistemas de climatización que pueden utilizarse, el especialista recomienda aquéllos que cuentan con filtros de carbón activado o filtros cerámicos, e incluso el aire lavado; sin embargo, ese tipo de especificaciones deben acordarse por un grupo colegiado, en el que intervengan las autoridades administrativas de la institución, los responsables de la colección, el conservador o conservadores, y especialistas en estos sistemas.
Por otro lado, asegura que “la mayoría de las bibliotecas y archivos carecen de recursos económicos suficientes para la instalación idónea de sistemas específicos, por no decir sofisticados; aunque una opción sería la colocación de humidificadores y deshumidificadores, además de un sistema de aire acondicionado que regule la temperatura del área. No obstante, debe considerarse que antes de tomar estas medidas es necesario monitorear las condiciones climáticas de dicha área, al menos durante un año, con la ayuda de aparatos de medición, como termohigrómetros con lectura automatizada a lo largo de este periodo, de manera que se conozcan las variaciones que pueden presentarse en el interior del edificio en las distintas épocas del año”.
También resalta algunas de las desventajas que conlleva no implementar un sistema de climatización, donde una ventilación nula o deficiente, aunada a la combinación adversa de niveles de temperatura y humedad relativa, ocasiona el deterioro y la desestabilización de los soportes documentales y la proliferación de colonias de microorganismos, o aceleración del envejecimiento natural de los materiales constitutivos de las colecciones.
Por este motivo, los aspectos indispensables para el diseño y funcionamiento correctos de un sistema de climatización en estos espacios “deben permitir la regulación independiente de las condiciones variables de temperatura y humedad relativa en el ambiente, además de una ventilación adecuada; es decir, que sea posible separar las colecciones de acuerdo con el tipo de materiales utilizados en su técnica de manufactura, ya que de esto dependerán los distintos niveles que se requieran en cada área del edificio. También es necesario que soporten un funcionamiento constante e ininterrumpido (24/7), con el propósito de asegurar que los niveles óptimos de climatización conseguidos permanezcan de ese modo para evitar cambios bruscos que afecten la estabilidad material de las colecciones”, indica Paquini.
Planeación
En necesario recordar que tanto la temperatura como el aire pueden modificarse mediante adecuaciones a los inmuebles; sin embargo, la humedad es posible erradicarla únicamente a través de un sistema de climatización o de la climatización natural.
Además, señala, es primordial conocer los materiales que integran las colecciones, porque de eso dependen los niveles específicos de temperatura y humedad relativa para su conservación. “Por este motivo, lo ideal es mantenerlo en áreas independientes climatizadas de acuerdo con el tipo de material que albergan”.
Respecto del aire acondicionado, debe ser posible seccionar su funcionamiento por áreas, a fin de garantizar que el equipo no se sobrecaliente o provoque condensaciones en las salas que precisan apoyo ininterrumpido. Para la instalación, siempre hay que tener presente que es esencial brindar mantenimiento a todos los equipos por instalar para que su funcionamiento sea constante y esté libre de condensaciones o filtraciones que deriven en escurrimientos. Estos problemas podrían deteriorar las colecciones, ya sea por contacto directo con fuentes de humedad o por alteraciones en los ciclos previstos para los niveles de temperatura y humedad relativa.
Paquini aconseja: “Si se trata de un inmueble cuya construcción está destinada a albergar una biblioteca o sala de archivo (ex profeso) no hay tantos problemas, siempre y cuando se cuente con la asesoría adecuada durante su planeación. En el caso de los inmuebles adaptados, la dificultad a la que puede enfrentarse una instalación de estos sistemas radica en que, en muchas ocasiones, el edificio no cuenta con la capacidad de carga para soportar el peso de los equipos, no posee las condiciones para adaptar las entradas y salidas de los ductos, o se trata de inmuebles que se consideran patrimonio de la humanidad y están protegidos por una normatividad que imposibilita las modificaciones arquitectónicas necesarias para instalar un sistema de climatización”.
Climatización natural
Debido a los inconvenientes de adaptación en muchos edificios antiguos o cuando no se cuenta con los recursos para instalar los sistemas necesarios, se suele recurrir a la climatización natural. Dicho esquema debe lograrse mediante ventilación adecuada por medio de ventanas, ventilas y puertas, las cuales permitirán el acceso de aire; no obstante, se debe considerar que con estos esquemas se suscitan intercambios de gases entre el interior y el exterior, lo que implica la entrada de contaminantes.
Por tal motivo, todos los accesos que permitan el paso de aire deberán contar con sistemas de filtración de partículas o, en su defecto, limitar la entrada de aire a cortos periodos y siempre tener en observación las condiciones ambientales del exterior. En relación con el clima que circunda el lugar, es posible aprovecharlo para implementar otras medidas, como la construcción con materiales higroscópicos o el uso de los espesores de los muros para regular las condiciones ambientales interiores.
La importancia de la climatización en estos inmuebles “estará ligada al grado de prevención que se desee durante la planeación de la conservación de las colecciones; aunque, dependerá de los recursos económicos de cada institución”, lamenta Paquini.
En el país existen diversas instituciones conscientes de la importancia de conservar el patrimonio que albergan bibliotecas y archivos, lo que las ha impulsado a acercarse a especialistas. “Cada vez más se avanza en la implementación de sistemas de conservación que involucren una climatización adecuada, incluyendo la capacitación del personal que queda a cargo del acervo, porque de nada sirve tener el mejor y posiblemente más caro sistema de climatización artificial si éste se manipulará a libre albedrío obedeciendo sólo al confort humano”, concluye el experto.
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Buenas tardes necesito que me ayude con una proforma de un climatizador para una bodega de Documentos, Gracias por su ayuda