El desarrollo de certificaciones ha tenido gran auge en los últimos años, debido a la necesidad de controlar el uso de energéticos y de verificar que se respeten las normativas mundiales vigentes. Los protagonistas de estas iniciativas han desarrollado alternativas que pueden aplicarse en diversos espacios.
Redacción.
Geográficamente, México goza de un clima templado que no requiere grandes cantidades de calor, por lo que la popularidad de la calefacción por biomasa aún es baja, aunque sí se comercializa.
Uno de sus incovenientes radica en que no es del todo barata, ya que precisa infraestructura especial para su construcción, factor que a largo plazo puede no ser significativo gracias a que la materia prima con la que se alimentan este tipo de calderas y estufas se compone de huesos de frutos, cáscaras, podas, talas y, si así se desea, también es posible conseguir pellets, que son pequeños residuos de aserrines y astillas de fácil adquisición.
Existen diversos tipos de calefacción por biomasa, pero principalmente se dividen en dos: el primero es a través de estufas y el segundo de calderas. En el primer caso será necesaria, según las dimensiones del inmueble, la instalación de otro sistema de calefacción. Los tipos que existen son estufas de aire y de agua de pellets.
En el caso de las calderas, el suministro resulta mayor y tienen la capacidad de calentar, además, el agua necesaria para los usuarios. En el mercado se pueden encontrar de dos tipos: aquellas que se calientan mediante pellets y las que utilizan leña. Por este motivo, resulta adecuado precisar algunos consejos para que la inversión que se realice no se pierda y se aproveche al máximo este sistema.
Definir qué calentar
Lo primero que se tiene que hacer es decidir qué espacios se calentarán, pues esto determinará la instalación. Si se requiere calentar un edificio, lo ideal es colocar una caldera comunitaria; pero si el espacio sólo será una vivienda, el tipo de caldera tendrá que ser individual. Si lo que se necesita es proporcionar calor a un lugar específico, se recomienda instalar solamente una estufa.
Ubicar la utilidad de sistemas de calefacción previos
En ocasiones, los equipos que estuvieron instalados cuentan con infraestructura útil para la instalación de este tipo de calderas; por ejemplo, si existe un acumulador de agua caliente, se puede integrar con un sistema de calefacción con pellets, lo que ahorrará dinero y tiempo de construcción.
Establecer el espacio de instalación
Las calderas de biomasa suelen ser un poco más amplias que los sistemas de calefacción convencionales, por lo que se tendrá que delimitar la dimensión disponible en edificios u hogares para que no se tengan que realizar gastos extra de construcción. Además, es importante destinar un lugar para el almacenaje de la materia prima necesaria, ya que según lo que estipula el Reglamento de Instalaciones Térmicas de los Edificios (RITE) se debe contar, mínimo, con la cantidad necesaria para proporcionar calor al inmueble por dos semanas, en el caso de edificaciones altas; aunque en el caso de viviendas, será suficiente con proveerse de los materiales necesarios para proporcionar una temperatura agradable durante el invierno.
Definir presupuestos
Al ser sistemas más caros, lo ideal es saber qué tipo de caldera comprar. En caso de no contar con el presupuesto y espacio suficientes, lo más recomendable es instalar una caldera de pellet que lleve una tolva incorporada. Ahora bien, si dicho factor está subordinado a una comunidad, lo que se aconseja es llegar a un acuerdo con los involucrados para que las cargas de pellet estén disponibles en tiempo y forma, y no se tenga que recurrir a compras innecesarias o al menudeo, aspecto que podría incrementar el costo en la factura final.
Probar primero con estufas de aire
La inversión al instalar este tipo de equipos es menor en comparación con la que se puede generar al instalar una caldera o estufa de agua. La reducción en el consumo puede alcanzar hasta 30 por ciento, y sirve también como una aproximación al uso de pellets.
Establecer horarios
Si es posible se pueden establecer horarios de servicio, aunque en el caso de las calderas comunitarias será complicado, por lo que se debe contar con una caldera caliente permanentemente. Ahora bien, si es una caldera de tipo individual, se pueden establecer horarios para su uso, porque, como se sabe, este tipo de sistemas no proporciona calor de forma instantánea.
Adquirir pellets de calidad
Es preferible elegir los que tienen el nombre del productor y aquellos que desglosan de qué están hechos, debido a que usualmente son los que respetan las certificaciones internacionales de calidad. Si su contenido tiene mucho aserrín o ceniza, el mantenimiento de la caldera será más difícil y repercutirá en su rendimiento y en los costos.
En comparación con otros combustibles, pueden costar hasta 60 por ciento menos; en el caso de hoteles o edificios de uso público, resulta una de las mejores opciones para ahorrar.
Es importante resaltar que la mayor parte de la instalación necesaria es común y que no depende del precio de la caldera, pero sí es importante la calidad del combustible (pellets, residuos biológicos) que use, de lo contrario, la inversión inicial se puede convertir en una pérdida.
Limpieza de cenizas
La cantidad de cenizas generada depende de la potencia del equipo, de su rendimiento, del tiempo de uso y de la calidad del pellet. Es importante saber que existe una norma de referencia para los pellets de uso doméstico en Europa y en Canadá, la cual garantiza un buen poder calorífico, sin producir demasiadas cenizas.
Un buen equipo requiere escaso mantenimiento y reparaciones. Además, en el mercado existen calderas de pellets automáticas, en las que sólo es necesario darles mantenimiento y limpieza cada año. Si no se cuenta con un equipo de esta clase, el vaciado del cajón de cenizas varía de dos a tres veces por temporada; es decir, resulta conveniente limpiar y verificar su funcionamiento aproximadamente cada mes y medio.
Diseño de distribución
En todos los equipos de climatización el diseño en la distribución de aire caliente o frío es de suma importancia para aumentar su eficacia. Este punto se debe considerar desde un inicio y será necesario hacer una evaluación previa en la que se definan puntos críticos y dónde puede existir fuga de aire, con el fin de evitar el uso innecesario y lograr abastecer las necesidades de los usuarios.
Contratar profesionales
Contar con profesionales evitará gastos innecesarios y mejorará la eficiencia del equipo. En México ya hay especialistas que orientan respecto de la instalación, refacciones y mantenimiento. Si ya se cuenta con este sistema, lo ideal es llevar una bitácora de rendimiento que se compare con lo que establece el fabricante. Para una nueva adquisición de estos equipos, es útil analizar las necesidades y el presupuesto, ya que a pesar de ser una buena alternativa ambiental, su precio en el país aún no es accesible.
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Con información de la Organización de Consumidores y Usuarios de España