Muchos mitos circundan el tema de los materiales sustentables. La idea de que su costo es excesivo y que se trata de una tendecia pasajera es un obstáculo que ha ralentizado su aceptación generalizada. Lo cierto es que, además de que su precio es realmente accesible, sus beneficios a nivel sociedad, ambiente y economía superan con creces las objeciones que se les pudieran imputar.
Es necesario diferenciar los materiales sustentables de aquellos que no lo son, por lo que conocer su ciclo de vida es fundamental.
Karemm Danel / Bruno Martínez, fotografía
Ante la situación medioambiental que aqueja al mundo, el hecho de que la industria experimente un cambio de fondo favorecerá tanto al entorno, como a la manera en que devenga la situación del sector. El tema de la sustentabilidad ya es permanente. Las empresas se ocupan casi inevitablemente de cuidar el consumo de sus equipos y de conseguir eficiencias mayores.
Lejos de tratarse sólo de una responsabilidad ambiental, motor seminal de la búsqueda sustentable, las empresas, gobiernos e individuos que se ciñen a esquemas sustentables han descubierto que los beneficios sobre su economía y bienestar son perceptibles de inmediato.
Un paso considerable ya está dado: que la generalidad reconozca la importancia de emplear los recursos de la mejor manera posible. Pero la liberación de gases contaminantes al ambiente se mantiene a niveles alarmantes. Este hecho, aunado a los beneficios económicos que se obtienen, se ha convertido en un motivador para que las empresas fabricante de materiales constructivos mejoren sus procesos de manufactura, a fin de causar el menor impacto posible.
A los materiales que logran reducir o suprimir su huella ambiental se les ha denominado materiales sustentables y comienzan a cobrar gran relevancia en todos los sectores relacionados con la construcción.
Llegar a este paso requiere de la convergencia de distintas disciplinas y de un trabajo concienzudo en el que la sociedad atraviese las fronteras de la forma tradicional de construir para dar el salto a una simbiosis en la que el usuario y su bienestar físico son los parámetros que definen el propósito de un inmueble.
En entrevista, la maestra en Arquitectura Alicia Silva, directora y fundadora de Revitaliza Consultores, habla acerca de los beneficios de dichos materiales.
La arquitecta Alicia Silva cree en el fomento de una cultura en la que los procesos de construcción tradicionales queden atrás para dar paso a la sustentabilidad
Mundo HVACR (MH): ¿Qué tan económicamente viables son los materiales sustentables?
Alicia Silva (AS): Depende de qué material estás hablando. Hay materiales que podrían ser más caros, hay otros que podrían ser más baratos. Al tratarse de materiales sustentables, la gente opone resistencia al pensar que serán muchísimo más caros; sin embargo, las técnicas de construcción que usamos en México normalmente ya tienen muchísimos materiales que poseen características de sustentabilidad.
Actualmente, estándares, como la certificación LEED, lo único que hacen es que nos empiezan a cuestionar qué otras cosas se tienen que hacer para que no sólo sea un poco sustentable, sino que sea más sustentable, más regenerativo y que realmente mejore y contribuya a una mejor calidad de vida y a un espacio mucho más saludable. No basta con que tenga contenido reciclado; ahora hay que considerar qué tipo de salud está generando en los espacios donde se instalan. Tampoco es suficiente que sea de producción local o mexicana, sino que se tome en cuenta cómo está afectando a los trabajadores; igualmente, cuánta energía que se utiliza y cuál es la huella hídrica del material. Entonces, ahora hacemos una pregunta mucho más profunda: ¿qué se necesita para ser sustentable? Estamos haciendo esto un poco más difícil, pero un poco más completo.
MH: ¿Qué materiales son realmente sustentables?
AS: Hay muchísimas características que se deben considerar. La versión anterior de LEED, la versión 3, consideraba un solo atributo y te daba un punto por eso; ahora, vemos que los materiales son mucho más complejos. Que simplemente sean locales no los hace sustentables, porque hay cosas locales muy contaminantes. Por ello, estamos tratando de revisar el ciclo de vida del material para demostrar qué es sustentable. Contemplamos, por ejemplo, cómo es su extracción, el transporte, desde dónde viene; después, cuáles son las evaporaciones que tiene, las implicaciones al momento de su instalación y qué tanta calidad tiene, para saber el tiempo de vida que estará en mi edificio; posteriormente, qué pasará cuando se quite el material.
Debemos pensar en toda la cadena que hace a un material, porque antes con saber una característica era suficiente para considerarlo sustentable. Así que se vuelve muy importante toda su vida y el impacto que tiene en cada etapa de ella. Por ejemplo, materiales que son muy contaminantes para la gente que los produce ya no se consideran sustentables, como sucedía antes, aunque en el edificio per se no sean tan contaminantes. Es decir, tenemos una consideración mucho más completa de un mismo material, así que es más complicado; sin embargo, hay preguntas de cajón que puedes hacerte.
Ahora, con la industria minera y todos los problemas que recientemente hemos visto en las noticias, ¿o queremos metales o queremos materiales que no estén ocasionando tantos daños ambientales? Eso es lo que nos preguntamos. Si el costo de un material implica todos estos daños a nuestros ríos, no es sustentable, aunque sea sólo un pedazo de metal. Ese tipo de cosas se están considerando, al igual que la manera como una empresa trata a sus empleados: ¿los está explotando?, ¿tiene niños trabajando?, ¿cómo está haciendo la responsabilidad social? Eso también tiene que ver con un material sustentable, porque sustentabilidad implica responsabilidad social. Hay muchas más cosas que nos tenemos que cuestionar de cada uno de los materiales
MH: ¿A qué retos se ha enfrentado la implementación de materiales sustentables?
AS: Lo primero, que la gente se espanta. Cree que es muy difícil y que es muy caro. Son los dos retos principales. Cuando tú empiezas a desmenuzar las cosas y les explicas que básicamente es subir sus estándares, entonces la gente comienza a decir que eso sí lo puede hacer. A nadie le hace daño ser más eficiente en su cadena de distribución, en su proceso de empaquetado o en implementar procesos para que la instalación resulte menos dañina para los instaladores.
A la gente le da miedo, cree que es costoso y que irá en detrimento y no a ayudará. Lo que se está buscando es hacer los materiales sustentables para que tengan sentido y agreguen valor a toda la cadena, desde el diseño, hasta la producción y la fabricación.
Por ejemplo, si a un fabricante le ayudas a reducir su huella hídrica, le ayudas a ahorrar dinero, no le estás haciendo gastar más. Si a un fabricante le ayudas a reducir el consumo de energía de su fábrica, le estás ayudando a ahorrar dinero. Lo que hacemos con tales lineamientos, a través de la certificación LEED, prácticamente es una ruta hacia dónde llegar, por lo que los fabricantes de productos deben entender que es para mejorar a todos: su cadena de producción y distribución y la salud de quienes fabrican y ocupan sus productos.
Si tú puedes cambiar tu mentalidad y decir que no es más caro ni más difícil, puedes ver que te ayudarán con mejores prácticas, a mejora la calidad de tu material, a hacer un mejor país, a tener una familia más saludable y trabajadores más saludables. La sustentabilidad no sólo no es más cara, sino que tiene sentido y agrega valor a lo que haces.
México cuenta con una gran diversidad de materiales sustentables, la tarea que queda por hacer es difundir su existencia entre fabricantes y consumidores
MH: ¿Qué tipo de materiales sustentables encontramos actualmente en el mercado?
AS: Hay muchos materiales en México, de verdad te sorprenderías. La mayoría, por supuesto, la estamos importando de EUA y Europa, que ya tienen todos los estándares. Lo que queremos ahora es entrenar a la gente y a los fabricantes mexicanos para que suban sus estándares, sólo los tienen que conocer; pero están la roca, todo el acero, incluso el mismo concreto.
Por ejemplo, trabajamos en una obra en Perú y estaban llevando concreto mexicano, cuando en Perú también hay concreto. Claro, había aditivos que únicamente se encontraban en México y les dijimos: no importes todo el concreto, sino los aditivos. Muchas veces, en cuestión de materiales, compramos sin cuestionar, y una de las cosas que hace la certificación LEED o la edificación sustentable es cuestionar cuáles son los impactos, de dónde vienen los materiales.
Cuando le preguntas al operador de un hotel de dónde vienen los productos que compra, la mayoría de la gente piensa que del supermercado o de la Central de Abastos, y eso mismo pasa con los materiales de construcción. Muchas veces sólo vemos el precio y no tomamos en cuenta otros aspectos. Eso es lo que debemos hacer para pensar de manera sustentable: comenzar a hacernos preguntas y en tomar en cuenta otras consideraciones.
MH: ¿En qué proyectos están trabajando?
AS: Son muchísimos. Desde hospitales del IMSS, hasta proyectos de Gobierno, centros de datos y, por primera vez, estamos haciendo edificios residenciales. Para ejemplificar, hay una persona con un proyecto en Playa del Carmen que desea venderles a los extranjeros, pero ellos no compran, por lo que está buscando obtener la certificación LEED; a lo que le respondí que si está dispuesto a subir el estándar, seguro le van a comprar, porque así demuestra que está cumpliendo con ese tipo de retos.
El portafolio de proyectos ha crecido muchísimo. Antes no teníamos proyectos de fábricas, ahora cada vez hay más; tenemos proyectos de hospitales y los residenciales; se está abriendo el abanico. Incluso con la versión 4 hay más tipos de proyectos que tienen la especialidad y ya están diseñados para que aplique todo. En el pasado, la certificación era un tipo de proyecto y te acomodabas como podías; ahora ya hay para tiendas, bodegas, centros de datos, salud. Lo que nosotros no hemos hecho es escuelas, pero nos gustaría bastante, porque una de las cosas más bonitas es cuando haces un proceso de certificación e impactas a toda la comunidad. Cuando hicimos el proceso de Torre Mayor, no sólo era el complejo, sino toda la gente que estaba alrededor. Si afectamos a 10 mil personas y esas personas afectan a sus familias, es un efecto multiplicador, por lo que es muy transformador estar en contacto con estas cosas.
MH: ¿Quiénes han apoyado con más ahínco este tipo de proyectos?
AS: Siempre hay una sección vanguardista y son las compañías transnacionales, que tienen que hacerlo porque son políticas de sus headquarters; sin embargo, creo que una gran cantidad de desarrolladores mexicanos le están apostando a LEED, porque se dieron cuenta de que hay un beneficio económico y que les ayuda a hacer estrategias todo el tiempo; también se percataron de que les está funcionando. Así que tenemos clientes que están regresando por su segundo o tercer proyecto.
Por otro lado, gente que era muy reticente, porque pensaba que se trataba de una moda, ahora vuelve y dice que no es una moda y que más vale que se suba al barco, de lo contrario, es muy probable que se quede atrás.
Definitivamente, el sector de oficinas es el que va más adelante, porque ya no puedes hacer una oficina AAA o de lujo que no tenga certificación.
Es una cuestión de educación, porque una vez que te concientizas, se transforma la manera en que vives; sobre todo, te das cuenta de que puedes contribuir a hacer un mejor país.
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